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11/10/2020

Panorama Político

Sobre la hora, hubo botón

Sobre la hora, hubo botón | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La decisión del presidente Alberto Fernández de restringir la circulación en varias jurisdicciones entre ellas Neuquén, vino a rescatar a la provincia del colapso sanitario y sus letales consecuencias.

Héctor Mauriño

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Como la campana que salva al boxeador en dificultades, la decisión del presidente Alberto Fernández de restringir la circulación en varias jurisdicciones entre ellas Neuquén, vino a rescatar a la provincia del colapso sanitario y la consecuente muerte de mucha gente producto de la saturación del sistema de salud ante la acumulación de contagiados de coronavirus.

En los últimos 15 días hubo numerosas advertencias respecto de la crítica situación que estaba provocando la pandemia. Entre otros hablaron los profesionales de distintas ramas de la salud, los especialistas y sanitaristas de la Universidad, el Colegio Médico y hasta un sector del Frente de Todos.

Se explicó que las terapias intensivas estaban al 99 por ciento de ocupación y que en esas condiciones los profesionales se estaban viendo confrontados a la terrible alternativa de tener que decidir quiénes eran los que se iban a salvar.

Unos y otros señalaron que los equipos de salud estaban al límite de su capacidad, con falta de personal capacitado, muchos de ellos contagiados y enormes niveles de estrés. 

Explicaron que una parte de la población parece no entender la gravedad de lo que sucede y multiplica las reuniones sociales potenciando los contagios, y reclamaron al gobierno que presione el “botón rojo” y restrinja la circulación por 15 días.

Es cierto que se enfrenta una enfermedad desconocida, muy contagiosa y letal, pero algo se evaluó mal desde el comienzo porque la cuarentena inicial fue, justamente para preparar un sistema que ahora se ve desbordado.

Neuquén tiene un plan de Salud que alcanzó renombre continental, pero que desde hace años, a pesar del esfuerzo de su gente, sufre el deterioro de una política de transferencia de recursos del Estado a los privados amparado en la idea de que la Salud, como todo lo demás, es un negocio.

Desde las autoridades también hubo severas advertencias ante la falta de comprensión de la población. Se alertó sobre la falta de camas, y hasta se instó a los intendentes, algunos de ellos remisos ante las medidas ‘antipáticas’, a preparar los cementerios.

Pero contrariamente a lo que reclamaban sanitaristas y epidemiólogos no se tomaron medidas drásticas en materia de circulación y aislamiento, salvo durante el feriado largo de este fin de semana, lo que al decir de los especialistas es casi como una curita para el cáncer.

Existieron presiones por parte de comerciantes y empresarios que, es cierto, están muy golpeados por la crisis que desató la pandemia. 

Y también hubo cierto nivel de ideologización por parte de los irresponsables que dejaron la economía en ruinas y ahora preconizan el dogma ‘libertario’ de la anticuarentena.

Es cierto que el gobierno neuquino también sufrió las consecuencias del parate económico que provocó la pandemia, con las dos principales actividades económicas -hidrocaburos y turismo- paralizadas, tuvo que hacer malabares para administrar lo poco que recaudaba.

Pero no se puede pedir a las partes que tomen las decisiones, es el gobierno el que debe salvaguardar la vida y la salud de todos fijando límites y aplicando normativas adecuadas para los momentos de excepción.

Desde el gobierno hubo advertencias y ante la sordera se agitó el miedo, pero no se tocó el dichoso botón. Tampoco se explicó por qué no se hacía.

Es verdad, aunque solo sea en los papeles la Argentina es un país federal y si la provincia no podía -o no puede- aportar una solución está bien que haya ido a reclamarla a la Nación. Pero debió explicarlo mejor. Lo contrario da pie para pensar que los bomberos actuaron por su cuenta.

Buenos Aires es un enclave del primer mundo en un país empobrecido. Allí los recursos sanitarios privados son enormes. No es el caso de las provincias, la mayoría de las cuales tiene una salud pública raquítica para los pobres y algunas clínicas para los pudientes. En el país la desigualdad es entre personas y también entre provincias y regiones.

29/07/2016

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