Columnistas
27/09/2020

Covid-19

“Cuando lo que está en juego es nuestra propia salud”

“Cuando lo que está en juego es nuestra propia salud” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La Sociedad de Medicina Rural de Neuquén pide “un gesto social, un guiño de apoyo político hacia los equipos de salud. Un respiro. Esto solo se logra disminuyendo contagios, lo cual exige disminuir la circulación de personas, (…) respetar y hacer respetar las medidas de protección personal y la distancia”.

Daniel Esteban Manoukian *

 

Cuidar a los que nos cuidan

El 23 de septiembre la comisión directiva de la Sociedad de Medicina Rural (SMR) de Neuquén le envió una carta a la Sra. Ministra de Salud, Dra. Andrea Peve, titulada “Cuando lo que está en juego es nuestra propia salud al momento de trabajar”. Se trata de una misiva que trasunta compromiso con la salud colectiva y pasión por el oficio de ser trabajador de salud, pero que al mismo tiempo suplica por un gesto social y exige un guiño de apoyo político hacia los equipos de salud. 

La SMR, con 41 años de existencia, ha acompañado la evolución del plan de salud neuquino casi desde sus inicios, alimentada desde las bases mismas de un sistema creado al calor del concepto de salud en clave de derecho. Además de agrupar a trabajadores de salud persiguiendo fines vinculados con la capacitación y velando por junto a los gremios por las condiciones de trabajo, la SMR ha sido útil en muchos momentos de la historia del “plan de salud” sosteniendo una mirada crítica, advirtiendo, puntualizando debilidades y aportando alternativas, desde las entrañas mismas del sistema público neuquino, siendo protagonista de su devenir.

La carta de la SMR a la autoridad sanitaria caracteriza el perfil del trabajador de salud develando aspectos a veces desconocidos por el conjunto de la comunidad. En el marco de la pandemia la SMR recuerda que “el trabajo en salud tiene una clara naturaleza social, como tal, involucra a sus actores como seres sociales y siempre trascurre bajo tensión. Dicha tensión habitualmente es contrarrestada con el trabajo en equipo, los descansos programados, los encuentros sociales, culturales o recreativos, entre otras acciones dentro y fuera del espacio laboral. Cuando la tensión se eleva por encima de las circunstancias habituales se transforma en stress, el cual genera reacciones neuroendócrinas de respuesta fisiológica que aumentan el alerta involuntario, en detrimento del alerta voluntario, con la consecuente disminución de la capacidad de concentración. Si esta situación de stress perdura en el tiempo sin dar tregua, se transforma en crónica generando indudable repercusión osteomuscular y neuroendócrina que expone a mayor riesgo al trabajador”. (ref:1)

Algo del “ser” o del “aprender a ser trabajador en un Equipo de Salud”, refiere la SMR, nos hace colocarnos en espacios de mayor riesgo, destacando que uno de los principales objetivos laborales compartidos por los agentes de salud es la “necesidad de sentirnos eficientes”, siendo quizás el factor más importante que incide en el desgaste de los equipos de salud, la aparición del sentimiento de “impotencia de no poder hacer más”. 

“Durante nuestra formación aprendemos a ‘disociarnos operativamente’ para cumplir nuestro trabajo cotidiano. En estas circunstancias esto se transforma en un arma de doble filo”. Recuerdan que “en ninguna asignatura nos enseñaron cómo recomponernos de dicha disociación, cuando nos desbordamos y no tenemos estrategias institucionales o grupales organizadas para revertirlo”.

La comisión directiva de la SMR menciona que encuestas multifocales en contexto pandémico encontraron que el 98% del personal de salud ya manifiesta algún grado de cansancio, agotamiento físico y emocional, y alrededor del 80% ya ha presentado reacciones de enojo o ira en algún momento durante sus horas de trabajo. 

Sin salud mental, no hay salud”. Ante esto el cuidar la salud mental de nuestros equipos de salud, es casi un imperativo. El trabajador de salud frente al Covid se ha visto obligado a una “nueva anormalidad” en equipo, utilizando equipos especiales de protección personal, para los cuales necesitó aprender su forma correcta de colocación, lo que ha exigido y sigue exigiendo adaptarse a nuevos protocolos, muchas veces cambiantes, en un marco signado por la incertidumbre. 

En la medida que avanzó la pandemia, puntualiza la SMR, “se debieron reestructurar los equipos, quedando conformados con compañerxs que muchas veces no se conocían entre sí. Su capacitación incluso cada vez fue obligadamente más breve, pues se acortaron los tiempos para el aprendizaje”. Los equipos debieron reaprender a dialogar con sus compañeros de trabajo a través de los ojos y generar nuevos códigos de comunicación y lectura a través de los EPP. Actualmente se ha llegado a la necesidad extrema de trabajar en áreas críticas, codo a codo, con compañeros a los cuales solo conoce sus ojos. 

A la disociación puertas adentro del hospital, se suman las señales puertas afuera. “La negación comunitaria al cuidado, las medidas de apertura, van horadando en la construcción de sentido que las y los trabajadores renuevan cada día al retomar el compromiso vital con su tarea y hoy más que nunca los va dejando solos con la enfermedad, se les deposita simbólicamente, la enfermedad y la muerte” cuando éste es un problema comunitario. 

El silencio no siempre es oro. Para los trabajadores de salud, salir a comunicar a la comunidad su agotamiento no es tarea sencilla y requiere de una especial fortaleza. “Los equipos de salud no pretenden ser considerados héroes, los compañerxs tampoco deseamos que se transformen tarde o temprano en mártires. Todo trabajador requiere, necesita, demanda reconocimiento. Ante situaciones extraordinarias se esperan respuestas extraordinarias”. 

La SMR resalta la importancia del apoyo social para sostener el trabajo entendiendo que tendría un efecto amortiguador para la tensión laboral que se está sufriendo. “No queremos hablar de fases, no deseamos pedir ‘volver para atrás’, requerimos que con claridad se comunique lo que se espera da cada uno de los habitantes de la comunidad y que se muestre voluntad política por exigir el cumplimiento de lo esperado”. 

Más allá de otros trabajadores esenciales que deben seguir cumpliendo sus labores, queda claro que la inmensa mayoría de la población puede disminuir la exposición social que han vuelto a tener. Algo de lo mucho aprendido es que este virus es muy contagioso, que el contagio es entre personas y que cuanto más circulación de personas hay, más contagios se producen y en consecuencia más ciudadanos requieren atención. 

Por esa razón, la SMR cierra su epístola pidiendo un gesto social, un guiño de apoyo político hacia los equipos de salud. Un respiro. Esto solo se logra disminuyendo casos, lo cual exige disminuir la circulación el máximo posible y acordado, respetando y haciendo respetar la movilidad de trabajadores sumado a salidas pactadas recreativas comunitarias en días y horarios permitidos. El respetar y hacer respetar las medidas de protección personal y la distancia entre las personas, resultaría en una disminución de los casos, por ende la demanda, logrando el imperioso descenso del nivel de tensión en los equipos que están poniendo mente y cuerpo en la asistencia en esta pandemia. Sabemos mejor que nadie que nuestros equipos de salud están dando respuesta, queremos, deseamos, necesitamos protegerlos”. 

“El colapso del sistema de salud, que se avizora cercano en el tiempo, generaría no solo mayor daño a los desgastados equipos, sino también, abonaría en una mayor letalidad por este virus y por las demás enfermedades que van siendo postergadas por la sobrecarga de los servicios en el actual escenario”.

Desde distintos sectores políticos y sociales se han escuchado voces reclamando la participación activa de comités de emergencia con diáfana participación de los principales actores comunitarios (ref:2y3). Las expresiones reafirman la importancia de estos colectivos para el mejor manejo de las decisiones vinculadas con la pandemia, reclamando que no se limiten a aprobar protocolos sino también a fijar pautas para control y supervisión de su cumplimiento, propiciando un “ordenamiento claro y estricto de las libertades individuales y colectivas, inyectando los recursos necesarios” (ref:4)

Tres planos de actuación simultáneos y complementarios

Frente a la realidad sanitaria actual de Neuquén, recogiendo distintas opiniones, todas las cuales apuntan a fortalecer las políticas de actuación en favor del manejo de la pandemia, se sintetizan en intervenciones que operan en tres planos en forma simultánea.

1.   Comunitario. En este plano la primera responsabilidad radica en nosotros mismos, en tanto seres gregarios con responsabilidades, no solamente referidas al autocuidado de nuestra propia salud, sino sobre todo en función de que esos cuidados hacen directamente a la construcción de salud colectiva. Por lo tanto, aunque parezca redundante, el uso correcto de tapabocas, el lavado frecuente de manos, la ventilación de los ambientes, la desinfección de superficies y sobre todo el respeto a la distancia entre personas, sigue siendo no solamente una manera efectiva de protegernos, sino un imperativo social para todos y todas.

En ese plano también se inscribe la demanda de apoyo de todos los medios públicos y privados de comunicación para aunarnos en una comunicación abierta, directa, sincera, constante y clara, que indique que se espera de cada uno de los habitantes del suelo neuquino. 

2.   Sistema de salud. Es el plano de actuación de las autoridades sanitarias centrales y de cada hospital y centros de salud, que se concreta en la adecuación dinámica de los recursos disponibles, la adaptación flexible de normas y protocolos y en fin, todo lo que hace a que las instituciones de salud puedan dar la mejor respuesta posible ante escenarios nunca antes previstos. Incluye también los dispositivos de cuidado de la salud integral de los trabajadores de salud, previniendo el desgaste, monitorizando, interviniendo y acompañando. 

3.   Conducción política apoyada en los comités operativos de emergencia de cada localidad conducidos por sus intendentes, que deben funcionar en forma efectiva, con la participación social más amplia posible. Con autonomía para tomar decisiones que atiendan la realidad local, y al mismo tiempo articular y coordinar las acciones con otras localidades de la misma comarca para evitar mensajes contradictorios. Es en ese ámbito donde puede analizarse y accionar buscando reducir el riesgo de diseminación del virus, atendiendo cuestiones tales como la circulación de personas, los circuitos de provisión de mercaderías, las actividades productivas y recreativas o el transporte entre otras.

Los tres planos debieran resultar coherentes si se pretende que tanto las señales, como las acciones concretas, apunten al mismo objetivo. Así será más fácil sostener decisiones, que en muchos casos aparecen como antipáticas después de tantos meses de limitaciones, pero que asoman por ahora como los únicos antídotos eficaces para reducir la circulación viral.

 


 


 

1.  Sociedad de Medicina Rural. Carta a la Sra. Ministra de Salud, Dra. Andrea Peve, fechada el 23 de septiembre de 2020.

2.  Consejo Deliberante de San Martín de los Andes. Comunicación N° 19/20 solicitando al intendente convocar al Comité de Emergencia Municipal (COEM), fechada el 28/8/20 aprobada por unanimidad.

3.  VILLEGAS, Sebastián y ALARCON, Aída. Bloque Unidad Ciudadana-Frente Neuquino. Proyecto de Ordenanza sobre creación de Comité de Crisis Económico y Social en Chos Malal, presentada en el Honorable Consejo Deliberante de Chos Malal el 12 de mayo de 2020.

4.   Asamblea local Nuevo Encuentro Zapala. Comunicado de prensa fechado el 24 de septiembre de 2020.



(*) CUESEB (Centro Universitario de Estudios Sobre Salud Economía y Bienestar - Universidad Nacional del Comahue) y Centro de Estudios de la Sociedad de Medicina Rural de Neuquén.
29/07/2016

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