Columnistas
19/09/2020

Covid-19

Altas y bajas en los equipos de salud

Altas y bajas en los equipos de salud | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Los trabajadores de servicios sanitarios, que no pretenden erigirse en héroes ni mucho menos en mártires, están expuestos a un nivel de riesgo alto. Esa fragilidad es resultante de la pandemia, que se suma a factores pre-existentes.

Daniel Esteban Manoukian *

Enfermos y muertos entre los que cuidan nuestra salud

El viernes 17 de abril la viceministra de salud, Carla Vizzotti, afirmó que del total de 2.669 casos confirmados, el 14% (379 personas) correspondía a integrantes de equipos de salud y que de ese grupo, el 33% tenía un antecedente de viaje. 

Seis meses después la situación ha cambiado, y hacia finales del mes de agosto se habían notificado 23.248 casos confirmados por laboratorio de trabajadores de salud con Covid-19 (solo 361 con antecedente de viaje), representando el 6,3% del total de casos registrados a esa fecha (ref:1). La Federación Sindical de Profesionales de la salud (FeSProSa) contabiliza al 14 de septiembre más de 31.000 infectados.

De la información difundida por el Ministerio de Salud de la Nación al respecto, resaltan varias aristas:

Los trabajadores de salud también enferman de Covid-19. Esto que resultaría una obviedad, porque se trata de seres humanos sin defensas para una infección nueva, sin embargo merece ser destacado. Más allá de la provisión de equipos de protección personal requeridos, tanto en cantidad como en calidad, y el entrenamiento sostenido para el correcto uso de los mismos, debe seguir siendo un tema de reflexión el desarrollo de una correcta percepción del riesgo por parte de los integrantes de los equipos de salud. Ese riesgo está presente durante la jornada laboral, especialmente en el contacto con pacientes y familiares, pero sigue en la relación con los compañeros de trabajo en los descansos, en el transporte, en la casa o en los comercios a los que asisten. Y debe connotarse enfáticamente que el riesgo aumenta con el cansancio, la sobrecarga laboral y las urgencias. Esto último tiene más de una lectura, pero destacamos la importancia de evitar la espiral descendente que atrapa a los equipos en situaciones límites, producto de la sucesión de contagios, bajas, sobrecarga de los que quedan, incremento del riesgo y nuevas bajas.

Los trabajadores de salud también mueren por Covid-19. Según lo relevado FeSProSa, Argentina acumula al 14 de septiembre la triste cifra de 140 trabajadores de salud fallecidos por Covid-19. El Ministerio de Salud de la Nación informó que al 26 de agosto eran 80 los fallecidos, 52 de los cuales eran menores de 60 años. Es decir que entre los trabajadores de salud fallecidos el 65% eran menores de 60 años, mientras que en la población general solo 18% de los que perdieron la vida tenían menos que esa edad (ref:2)

 

El 63,5% de los trabajadores fallecidos tenían una o más co-morbilidades. Como en otros órdenes, la pandemia desnuda situaciones poco percibidas o a las que no se les prestaba suficiente atención. En este caso la salud de los trabajadores de salud, y los dispositivos implementados para su monitoreo y protección. Resulta paradójico que sean quienes cuidan de nuestra salud los menos cuidados, pero además que no cuidemos como sociedad a quienes sin duda representan el pilar esencial de los sistemas de salud. 

Ningún brote estacional de gripe u otras epidemias mata a tantos trabajadores de salud. Este hecho, es uno más de los que hablan de la severidad del problema que la humanidad enfrenta.

Todo lo anterior evidencia que los equipos de salud, que no pretenden erigirse en héroes, ni mucho menos en mártires, están expuestos en este contexto a un nivel de riesgo alto. Esa fragilidad es resultante de la pandemia que se suma a factores pre-existentes, constituidos entre otros aspectos por el déficit crónico de los planteles, los deficientes dispositivos de cuidados de la salud y los bajos salarios, que en muchos casos obligan al pluriempleo, profundizando el problema. 

Más allá de sumar otra lección que deberá ser tomada en cuenta a la hora de intentar vertebrar un sistema de salud más sólido en la post-pandemia, lo cierto es que las bajas que se van produciendo debilitan equipos ya estresados y hay que improvisar soluciones. 

Los reemplazos y las formas alternativas de atención

Entre las líneas de acción para adecuar el sistema ante la excepción mencionaremos las siguientes:

Uso de la telemedicina y convocatoria a jubilados. Una de las modalidades de atención que creció durante la pandemia es la telemedicina, como un conjunto de acciones destinadas a facilitar el acceso universal al derecho a la salud, empleando para ello las tecnologías de la información y las comunicaciones disponibles. Entre ellas, la teleconsulta hace referencia a la comunicación a distancia entre un trabajador de salud (psicólogo, trabajador social, médico, enfermera) y un paciente, utilizando las tecnologías de la información y comunicación. Incluye a todo tipo de prácticas, con excepción de todas aquellas que requieran explícitamente de exámenes físicos que no puedan ser reemplazados por herramientas tecnológicas. Puede ser muy útil para seguimiento de pacientes crónicos o con dificultades para trasladarse a los centros de atención.

Para esta actividad se están convocando a trabajadores de salud jubilados, a los que no sería recomendable colocar en otros puestos de trabajo, pero que pueden hacer un aporte calificado para contribuir al seguimiento cercano de personas afectadas por la Covid-19, responder dudas, detectar situaciones que merecen ser resueltas en el hospital, y en fin, escuchar, sostener y acompañar para atenuar la soledad, quizás el costado más triste de esta enfermedad. Es esperable que la telemedicina, en la post-pandemia con otros actores, sea una experiencia que perdure para complementar las formas tradicionales de atención, mejorando la calidad del proceso. 

Re-asignación de funciones a personal propio. Resulta evidente que hay sectores hospitalarios sobrecargados, agobiados y presionados por una carga laboral inusual, y cabe preguntarse: ¿la distribución de esa carga es equitativa dentro de los equipos de salud?, ¿están todos los componentes dedicando el esfuerzo en forma pareja?, ¿han podido las conducciones institucionales gestionar con creatividad los recursos disponibles?, ¿se han realizado todas las adecuaciones posibles con los recursos disponibles para contribuir a sostener el acceso al sistema de salud, no descuidar prestaciones esenciales y garantizar el derecho a la salud? En suma, ¿estamos haciendo todo lo que se puede hacer?

Convocatoria a voluntarios. En muchos lugares se ha apelado a convocar a personas sin capacitación previa, para trabajo en terreno, entrenándolas en forma apresurada. Se les encargó tareas de encuestas, de detección, seguimiento de pacientes y familias. Esas coberturas improvisadas demuestran que si se hubiese trabajado con anterioridad en fortalecer el primer nivel de atención, especialmente en los conglomerados poblacionales más importantes, contando con agentes sanitarios urbanos trabajando como primer contacto en la interfase comunidad-sistema de salud, hubiésemos enfrentado esta contingencia mejor preparados.

Re-asignación de funciones y entrenamiento de personal. Es un aspecto complementario con el ya mencionado pero relacionado específicamente con las unidades de terapia intensiva y otras áreas de diagnóstico e internación. Las camas y el equipamiento de las terapias intensivas se han incrementado, pero tal como fue advertido desde el comienzo de la pandemia, el cuello de botella son los equipos de salud que no eran numerosos antes y ahora sufren bajas que son difíciles de reemplazar porque requieren una formación que no se adquiere en poco tiempo. Empero, ante la falta de personal entrenado no es desdeñable apelar a profesionales que por su entrenamiento pueden reforzar los equipos, colaborando en algunas tareas para las que están capacitados y son de mucha ayuda en este escenario. Son ejemplo de ello la re-asignación de funciones de anestesiólogos, médicos clínicos, otorrinolaringólogos u odontólogos y otras especialidades, entrenadas para participar formando parte de equipos de triage en la guardia y tomas de hisopados, hasta cubriendo guardias generales o inclusive, sumando recursos a las unidades de cuidados críticos. 

Convocatoria y ayuda interjuridiccional. El pedido de ayuda al gobierno nacional a través del Ministerio de Salud de la Nación es una de las líneas a las que se puede recurrir, como puede serlo también la colaboración bilateral entre provincias que se encuentran en distintos momentos de evolución de la pandemia. El martes 8 de septiembre, por disposición del Ministerio de Salud de la Nación, el subsecretario de Gestión de Servicios Alejandro Collia, encabezó una misión dirigida a Neuquén y Río Negro para reforzar el sistema sanitario de ambas provincias. El equipo enviado para Neuquén por el Gobierno Nacional está integrado por 12 profesionales de enfermería y 2 kinesiólogos que se integrarán al Hospital Provincial Castro Rendón, y para Río Negro 7 médicos y médicas, 3 kinesiólogos, 7 enfermeras y 3 epidemiólogos. Además se enviaron a cada provincia 1.500 kits de equipos de protección personal. Sin embargo la manta corta, que puede ser útil cuando las necesidades son dispares, deja de ser suficiente cuando la necesidad de recursos es generalizada por el avance de la pandemia.

Médicos extranjeros. Podría ser el momento también para requerir y aceptar el auxilio de países que solidariamente lo han ofrecido. Hace cuatro meses, al analizar la posible convocatoria a médicos cubanos, mencionábamos que debían tenerse en cuenta estrategias ante eventuales situaciones de desborde. Apelar a reforzar los equipos propios con profesionales de la salud capacitados en situaciones de emergencias debe ser una alternativa a ser considerada con premura. Las garantías deben ser resguardadas en función de los acuerdos que se realicen con los Estados soberanos dispuestos a brindar la ayuda, sin desmedro de lo cual es importante sostener las instancias de validaciones de las titulaciones de quienes ejerzan en nuestro país. 

Convocatoria a profesionales sin distinción del ámbito de actuación. La ley provincial 578 que regula el ejercicio de la medicina, odontología y actividades de colaboración, dispone en su artículo 19° que los profesionales que ejerzan la medicina están, sin perjuicio de lo que establezcan las demás disposiciones legales vigentes, obligados a prestar la colaboración que les sea requerida por las autoridades sanitarias, en caso de epidemias (ref:3), desastres u otras emergencias. Esto quiere decir que la autoridad sanitaria provincial puede establecer acuerdos de colaboración con entidades que agrupan a los profesionales que ejercen la profesión fuera del ámbito público, aunque también puede convocarlos en forma perentoria en uso de las facultades que esta norma le confiere.

 Otras recomendaciones y advertencias

Argentina registró en los últimos 10 días un promedio de 11.700 casos diarios, con una tasa de letalidad de 2,1%. Esto quiere decir que muere por Covid-19 uno de cada 50 personas infectadas. Si el ritmo de crecimiento se mantiene en un mes más estaremos cerca de los 20.000 fallecidos, pero podrían ser muchos más si no se logra sostener equipos de salud en buenas condiciones para desarrollar sus funciones. 

El día 18 de agosto el Comité Nacional de Gestion de Crisis (COE) emitió once recomendaciones, varias de las cuales no han sido ejecutadas, al menos en algunas provincias. Entre ellas destacamos:

Mantener de manera estricta la separación de los ámbitos Covid y no Covid en todos los establecimientos de salud.

Eximir de tareas a las y los trabajadores con co-morbilidad en función del alto riesgo que les produce para su salud en el marco actual de la pandemia.

Promover el testeo regular de todo el personal con los diversos métodos disponibles, tanto para evaluar seroprevalencia como para detectar y aislar a los positivos asintomáticos y cortar el circuito de contagios.

Promover acciones de cuidado de la salud mental, sobre los grupos con compañeros y compañeras con casos positivos. 

Refuncionalizar los comités de crisis con la incorporación de las delegaciones gremiales en todos los niveles. 

No hay registros de episodios que tensionen tanto a los equipos de salud como el presente, en función de la magnitud y duración del impacto. Empezando por nuestra conducta ciudadana y continuando por las decisiones y actuación de los distintos niveles de responsabilidad, resulta imprescindible que como conjunto social asumamos la urgencia de la hora, y que todos y todas seamos solidarios y empáticos con los trabajadores de salud! 

 


 

1-  Ministerio de Salud de la Nación (2020). Informe de la Dirección Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación. Con datos obtenidos del SNVS 2.0. Publicado el 26 de agosto de 2020. 

2-  Ministerio de Salud de la Nación (2020). Sala de situación 10/089/2020

3-  Legislatura de Neuquén (1969). Ley Provincial 578, Ejercicio de la medicina, odontología y actividades de colaboración. Sancionada  30 de enero de 1969.



(*) CUESEB (Centro Universitario de Estudios Sobre Salud Economía y Bienestar - Universidad Nacional del Comahue) y Centro de Estudios de la Sociedad de Medicina Rural de Neuquén.
29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]