Columnistas
06/09/2020

Padre, deje usted de llorar…

Padre, deje usted de llorar… | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

A pesar de los casi 114.000 desaparecidos, posiblemente enterrados en cunetas y fosas comunes, la sociedad española no ha podido vencer el modelo de impunidad establecido por la Ley de Amnistía de 1977 que consagró el pacto de silencio.

María Beatriz Gentile *

[email protected]

“Aun hoy, mi madre y mi tía cuando hablan de la época de Franco bajan la voz”, contaba un amigo español que hace tiempo reside en nuestro país.

Posiblemente sea así, porque su madre y su tía saben que a pesar de casi medio siglo transcurrido, cada 20 de noviembre los seguidores del dictador visitan el Valle de los Caídos para conmemorar el aniversario de su muerte.

El golpe de Estado del 18 de julio de 1936 que devino en una guerra civil, desapareció a España. 

Niños olvidados en huidas, bombardeos y evacuaciones, miles de torturados y acribillados por ser ‘rojos’, víctimas irreconocibles en hospitales, templos quemados y enterramientos de campaña, cuerpos flotando en los ríos, fosas sin nombre. España, fue y lo sigue siendo, un campo sembrado de sepulturas secretas, escribió el periodista Rafael Torres.

A pesar de los casi 114.000 desaparecidos, posiblemente enterrados en cunetas y fosas comunes, la sociedad española no ha podido vencer el modelo de impunidad establecido por la Ley de Amnistía de 1977 que consagró el pacto de silencio.

“Durante 40 años, los españoles fueron obligados a tragarse una falsa historia de su país y los efectos secundarios de una dieta tan asquerosa difícilmente puedan desaparecer en unos meses”, concluye Hubert Southworth en El mito de la cruzada de Franco.

Fue recién el año 2007 que víctimas del franquismo presentaron la demanda para que se investigaran estos crímenes. La Audiencia Nacional rechazó la denuncia, pero un año después el juez Baltasar Garzón calificó como genocidio dichos crímenes y declaró su imprescriptibilidad. A pesar de ello, la justicia española vetó la investigación, acusó de prevaricato al juez y terminó por condenarlo a once años de inhabilitación.

Frente este muro infranqueable se buscó otro camino. En el año 2010 se presentó en la Argentina -en el juzgado federal de María Romilda Servini- lo que se conoce como ‘querella argentina por crímenes de lesa humanidad y/o genocidio cometidos por el régimen franquista’. 

Desde entonces las acciones de la jueza han ido avanzando lentamente por los obstáculos interpuestos por la administración española. A ello se sumó el intento fallido de abrir la investigación en la misma España, cuando en el 2018 el parlamento -con los votos del PP y del PSOE- rechazó la propuesta de modificar la ley de amnistía

Después de varias medidas fracasadas, la jueza logró que uno de los acusados, el ex ministro y legislador Rodolfo Martín Villa, pueda ser indagado por su responsabilidad en 12 asesinatos entre 1976 y 1978. 

En el 2014 se había pedido su captura internacional y extradición junto a otros represores, pero la misma había sido negada por el gobierno español. 

Fue el pasado 4 de septiembre que se concretó la declaración de Villa desde el consulado argentino en Madrid. En esta oportunidad, el represor justificó su accionar en términos de los acuerdos políticos gestados durante la llamada Transición. 

“Ninguna víctima del franquismo ha recibido aún el amparo de la justicia. El tiempo pasa inexorablemente y no sólo van muriendo sin una reparación, sino también mueren sus verdugos sin el castigo que merecen por los crímenes imprescriptibles que cometieron”, señalaron Inés García Holgado y Adriana Fernández, denunciantes originales de la querella argentina

La magnitud del drama de la España franquista, ha quedado plasmada en el documental El silencio de otros (2018); un relato que en la voz de sus protagonistas intenta abrir el debate por ese pasado ya no tan reciente. 

Esa ancianita que susurra y lleva flores al lugar donde ha visto fusilar a su madre o la espera cruel de quien presencia la exhumación de esos restos tirados en una fosa común que podrían ser los de su padre, son secuencias que interpelan hasta al más negacionista.

El documental tal vez aporte para continuar lo iniciado en el ámbito de la justicia. Tal vez se logre romper el pacto de impunidad, ese que se forjó en el fracaso de una auténtica ruptura democrática con la dictadura de Francisco Franco. 

“Padre, ya están aquí

monstruos de carne con gusanos de hierro…

Padre, deje usted de llorar que nos han declarado la guerra” (J. M. Serrat)



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]