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01/07/2020

Italia y España, razones de una eclosión

Italia y España, razones de una eclosión | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

A finales de febrero y principios de marzo, el Covid-19 fue como una explosión entre las poblaciones italiana y española. Las razones de este foco en la zona más occidental del Mediterráneo sigue siendo un misterio que al día de hoy continúa sin ser explicado, pero que no deja de estar en estudio.

José María Castro

Cuando a finales del mes de marzo, en la región de Wuhan, China comenzaba a dominar la epidemia, Italia y España sumaban más del 40% de los muertos a causa del coronavirus en el planeta, siendo que solo representan el 1,4% de la población.

Las razones de este foco en la zona más occidental del Mediterráneo sigue siendo un misterio que a día de hoy continua sin ser explicado, pero que no deja de estar en estudio.

Lo cierto es que se pagó el desconocimiento de una situación nueva, y que se actuó tarde y sin criterios definidos, ¿pero fue de forma distinta al resto de los países? Creemos que no. La pandemia fue originada en China, cuyas cifras de muertes e infecciones creció en los primeros momentos de la pandemia, consiguiendo aislar su propagación no solo a los países asiáticos vecinos (recordemos que Mongolia no ha tenido al día de hoy víctimas mortales), sino también al resto de provincias chinas en gran medida. 

Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a la epidemia como pandemia, China ya estaba combatiendo las infecciones, y todos recordamos la construcción de un hospital de alta complejidad en tiempo récord. 

En principio, se establecieron dos posturas a nivel mundial. Una fue la que proponían los países más defensores del capitalismo, es decir USA y Reino Unido, que proponían defender la normalidad en los mercados, optando por la política de inmunidad de rebaño que en poco tiempo se comprobó ineficaz, así como el negacionismo de la catástrofe, a la que se sumó alegremente la oficialidad brasileña de Bolsonaro. Si hoy miramos los datos vemos que, desde entonces, las muertes y contagios se dispararon en estos países precisamente.

La otra postura fue la reclusión, la distancia social y el autocuidado. Los países que optaron por esta medida son a la larga los que consiguieron o bien achatar la curva de contagios y evitar una rápida propagación, y ahí se sitúan países como Argentina, que actuó como ya habían empezado a hacer Italia y España y otros muchos que se diferenciaron en el rigor con que se llevó a cabo el confinamiento. Pero volvamos a aquellos días de finales de febrero y principios de marzo, y a los dos países donde la epidemia fue como una explosión.

Se produjeron, efectivamente, negligencias de las autoridades italianas y españolas, que permitieron concentraciones de personas como si el peligro no existiese. A finales de febrero se llevó a cabo el primer partido de futbol de la Eliminatoria de la copa de la U.E.F.A. entre el Atalanta italiano y el Valencia C.F., con desplazamientos masivos de aficionados dada la cercanía de los rivales. El primer partido se jugó en Bérgamo (norte de Italia, región de Lombardía) y la vuelta, el 10 de marzo, en Valencia. 

A decir de los expertos, aquella eliminatoria que hoy parecería descabellada se llevó a cabo sin tomar ninguna medida de seguridad ni prevención, y fue el contacto más masivo entre poblaciones de ambos países, dando al virus más movilidad de la esperada. Pero dos días antes se había celebrado en Madrid la manifestación por el día de la mujer, que congregó a 600.000 personas, al tiempo que en el recinto cerrado de Vista Alegre el partido ultraderechista Vox celebraba su congreso nacional, al que acudió su número dos, Ortega Smith, quien según se supo más tarde, había acudido días antes a Milán y allí había contraído el virus, y en el congreso partidario departió con sus militantes entre abrazos y apretones de mano, amén de otros actos públicos que había llevado a cabo en los días previos transmitiendo el virus a lo largo del país.

En Italia, las cifras empezaban a subir de forma vertiginosa, como ocurriría en España días después.  La situación se fue de las manos, y las muertes masivas empezaron a llegar.

Una hipótesis que barajan los expertos es la importancia de la edad. Como ahora sabemos, la Covid-19 se ensaña especialmente con la gente mayor. En ese sentido, ambos países tienen una muy parecida pirámide demográfica, con una población envejecida. Pero no sabemos hasta qué punto eso puede explicar todo, ya que Inglaterra y Alemania tienen datos similares a los latinos. Lo que sí parece que les diferencia es la estructura social, y los países mediterráneos tienen un modelo de interrelación y unas costumbres más cálidas y cercanas que el resto de los europeos, y el contacto entre jóvenes y mayores es más habitual ya que, en la estructura familiar, el contacto cotidiano entre abuelos, padres y nietos es más frecuente.

Parece ser que la diferencia con otros países fue el uso de test, pues cuando España e Italia los necesitaron, los países nórdicos y centroeuropeos ya habían hecho acopio en un mercado que no daba abasto, y en el que los especuladores internacionales hicieron su agosto.

El gran hecho diferencial creo que estriba en la existencia de una Sanidad Pública eficaz y solvente. Tanto el gobierno italiano de Giuseppe Conte como el español de Pedro Sánchez eran muy recientes, y se enfrentaban a una Sanidad Pública deteriorada y caótica. En el caso de España, además, la gestión de la Sanidad Pública está transferida a las comunidades autónomas (las distintas regiones del país, con sus propias autoridades), y hasta que se estableció un mando único gubernamental, las autonomías gobernadas por la derecha neoliberal optó por ignorar a los enfermos de las residencias geriátricas, desatendiendo las necesidades de esos pacientes por razón de su edad. Esa medida tan inhumana fue la causa de los elevados números de muertos en Madrid, de forma más destacada.

El colapso de la Sanidad Pública echa por tierra el mito de la Seguridad Social de los países del sur europeo, con la notable excepción de Portugal, que llevó a cabo la reconstrucción de las políticas públicas varios años antes.

Un último apunte: en estos países, la proliferación de grandes superficies comerciales (súper o hipermercados) de origen chino es ampliamente superior a la de sus vecinos del norte. Estos comercios son notablemente más económicos que los occidentales, y llegaron a proliferar de tal modo que la relación comercial con China es contante y fluida. Es fácilmente deducible que en ese contacto comercial, y por tanto humano, con Oriente, se pueda explicar una rápida expansión del virus.

29/07/2016

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