Transformada en una medida típica de la clase media porteña y utilizada hasta el hartazgo contra los gobiernos kirchneristas, los cacerolazos parecían propiedad exclusiva para expresar al macrismo. Sin embargo, anoche fueron la banda de sonido sobre la que se extendió el debate en el Congreso de la Nación.

El ajuste a los jubilados se debatió con el ruido de las cacerolas de fondo de una veintena de barrios de la capital federal, diversos puntos del gran Buenos Aires y hasta un puñado de neuquinos y neuquinas que hicieron lo propio en el céntrico monumento al General San Martín de la capital provincial.

En Plaza de Mayo, en la de los Dos Congresos pero también en los barrios porteños de Belgrano, Olivos, Vicente López, Almagro, Caballito, Boedo, Constitución, San Cristóbal, Colegiales, San Telmo y Villa Crespo, entre otros, se repitieron las manifestaciones que rechazaron el ajuste a los jubilados. La quinta de Olivos, donde reside Mauricio Macri, volvió a ver pasar las cacerolas luego de haber pedido por el mismo presidente al que hoy condenan.

La consigna que los unificó es sencilla: “Los viejos no se tocan”, en obvia referencia al sector más vulnerado por una reforma que ajusta los haberes que perciben también los ex combatientes de Malvinas o las beneficiarias de la Asignación Universal por Hijo (AUH).

Las protestas se extendían incluso pasada la medianoche, cuando aún quedaban horas de discusión dentro del recinto. Este fue un nuevo motivo para que la oposición parlamentaria reflejara la situación en las calles y solicitara la suspensión de la sesión.

Helena, del barrio de Colegiales, se manifestó en la esquina de Lacroze y Álvarez Thomas “en contra de una represión absurda y desmesurada. Es tremendo llegar a situaciones como la que hoy vivió el Congreso. Un sector de una violencia organizada que intentó sacarle el derecho a la marcha y que pretendió tapar una marcha de miles y miles de amigos y de jubilados”.

En el mismo barrio Ariel, consultado por un periodista que transmitió en vivo para el canal de noticias C5N, advirtió sentirse cansado “de que los diputados que supuestamente representan al pueblo nos traicionen. Acá no tenemos las caras tapadas ni somos violentos, que el gobierno se dé cuenta que está equivocado”, sentenció.

Los vecinos y vecinas consultadas reiteraron que los cacerolazos están “llenos de familias, de viejos y jóvenes que no queremos que se pierdan derechos”, en una de las más claras muestras de una ruptura del gobierno nacional con una de sus bases de sustentación, acaso el ADN fundacional de Cambiemos, votado mayoritariamente entre los adultos mayores de todo el país.