“En un contexto de inflación cercana al 70% para los útiles, de una actualización insuficiente de los ingresos nominales de los trabajadores, y con un escenario de merma generalizada en las ventas minoristas, el panorama para las librerías y comercios dedicados a la venta de artículos escolares resulta poco alentador”, afirma un estudio del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda.
De acuerdo al informe, el incremento de un 69% de los 18 productos medidos de la canasta básica escolar con respecto al 2016 implica una fuerte variación con respecto al 41% de inflación acumulada y “como viene sucediendo para la generalidad de los precios de la economía, los aumentos no poseen correlación con las mejoras salariales que se produjeron hasta el momento”.
“Dentro de los productos de la canasta básica escolar algunos elementos más que duplicaron sus precios, interanualmente; como los precios de crayones, marcadores, tijeras y cuadernos, que aumentaron más del 100%”, indican desde la Undav.
El observatorio de políticas públicas pone en duda el cumplimiento de las metas de inflación del gobierno de Mauricio Macri, ubicado en un 18%. “Bajo la hipótesis oficial de desaceleración en el avance de precios, estos incrementos significarían un fuerte desajuste de “precios relativos”, indicativo indirecto de la complejidad del cumplimiento de la meta inflacionaria por el fuerte arrastre inercial”.
En la ciudad de Buenos Aires, una familia necesitará más de 1.600 pesos para equipar a cada hijo que comience el ciclo lectivo, lo que contrasta con los 980 pesos que costaba la canasta escolar el año pasado. El 76% del dinero se deberá destinar a la indumentaria (guardapolvo) y a la mochila, los productos más caros.
El informe destaca que “después de un 2016 de caída generalizada en el poder adquisitivo de los trabajadores, es esperable que se vean reducidas las cantidades consumidas en los productos escolares”, y se “espera una mutación en los patrones de consumo, priorizando segundas marcas, descuentos y promociones”.
“Si no se implementan aumentos en los salarios que recuperen el poder de compra perdido en el año 2016 por el proceso inflacionario y cubran los incrementos futuros, no sólo la canasta escolar será más cara, sino todos los bienes y servicios de la economía, deteriorando el salario en términos reales”, concluye el documento.
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