Al comenzar octubre se reportaron oficialmente focos de incendio en distintos puntos de 13 provincias del centro y del norte argentino, algunos ya “contenidos”, “controlados” o “extinguidos” pero muchos “activos”, particularmente en Córdoba. A la devastación que el fuego provoca en la naturaleza, y a la muerte de dos personas la semana anterior por combatir las llamas, se suma el misterio respecto de las causas.

Por un lado los motivos pueden encontrarse en razones climáticas, como lo sugiere la información difundida el gobierno de Córdoba -la provincia más afectada actualmente-, según la cual 2020 es el año con menos lluvias desde que se empezaron a realizar registros, en 1955. Sin embargo, razones muy distintas le atribuyó el ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié, quien en las últimas semanas dijo reiteradamente que “el 95% de los fuegos son intencionales y provocados”. Se refería en particular, pero no solo, a los siniestros en el Delta de Paraná.

Las comparaciones internacionales que se realizan son reveladoras por sí mismas de la magnitud de la catástrofe. El director de Defensa Civil de Córdoba, Diego Concha, dijo este miércoles que “la zona que se está quemando está entre los 10 lugares del mundo con mayor dificultad con el fuego, al nivel de California, España, Portugal o Australia, por citar algunos que tienen realmente incendios muy complicados”.

Hace tres semanas se había conocido información del Monitoreo Global de Bosques, una red internacional dedicada al tema. Según esa fuente, Argentina ocupa el segundo lugar en el podio de los países con mayor número de focos en incendios forestales, detrás de Israel y antes de Estados Unidos. El informe, del 9 de septiembre, indicó que se basaba en un sensor de la NASA (siglas en inglés de la Agencia Nacional de Actividades Espaciales de Estados Unidos), tomando en cuenta datos de las últimas cuatro semanas.

Los datos oficiales sobre la sequía récord en territorio cordobés fueron difundidos por la Administración Provincial de Recursos Hídricos. El organismo informó que este es el año más seco desde 1955, cuando comenzaron los conteos. En los primeros nueve meses 2020 precipitaron apenas 459 milímetros de agua, contra la medición más baja anterior de 489 milímetros en 1975. 

En medio de la gravedad de la situación, el gobernador Juan Schiaretti  dijo este jueves que “si es necesario se recurrirá” a la ayuda de otras provincias, pero aseguró que Córdoba cuenta con “todos los recursos disponibles” para combatir los incendios. Pidió a sus comprovincianos cuidar la vida: “No se arriesguen, respeten las indicaciones”, exhortó el mandatario.

Durante la semana, ciudadanos agrupados en las Asambleas del Valle de Punilla responsabilizaron al gobierno provincial por "la desidia tanto para la prevención como para la contención de los incendios, y el fallecimiento de dos cordobeses defendiendo el ambiente y la vida".

"Sostenemos que el gobierno de Córdoba y sus reparticiones encargadas de generar los mecanismos para la protección del ambiente y las personas que lo habitamos, están siendo totalmente incapaces de afrontar la magnitud del impacto socioambiental generado por los incendios forestales", expresaron las Asambleas en un comunicado.

Delta del Paraná

Las afirmaciones que hizo más de una vez Juan Cabandié, el ministro nacional a cargo de las políticas ambientales, potencian el misterio respecto de cómo se originan los incendios. Sus denuncias han sido impactantes tanto por la gravedad que conllevan como por la poca repercusión pública y su aparente efecto neutro en consecuencias políticas y judiciales.

"El 95 % de los fuegos son intencionales y provocados", declaró -por ejemplo el 22 de septiembre, y lo hizo también en otras ocasiones- el alto funcionario del gabinete nacional. Señaló que "hay provincias que tienen un buen sistema de manejo del fuego", pero “el caso del Delta del Paraná es distinto al del resto del país". 

Reclamó la actuación de los responsables judiciales "para que esto termine" porque "los ciudadanos de la costa en esa zona están respirando humo hace seis meses". El funcionario agregó que en esa zona “en forma permanente hay fuego. Apagamos el fuego y los mismos isleños, a instancias de los productores, vuelven a encenderlo al otro día". Sostuvo que esta actitud responde a "intereses obviamente productivos", para renovar las pasturas, pero con un método que va contra el ambiente, la flora, la fauna y los humanos. 

"No se trata de desmontar, porque no son bosques nativos, ni tampoco implantados, son pastizales que tienen una altura tal que le impide acceder al ganado vacuno", apuntó Cabandié. En una ocasión anterior, el 1 de septiembre, Cabandié había dicho que “lo que sucede en el Delta es indignante”, y sostuvo que “la justicia federal con asiento en Paraná no puede hacerse más la distraída”.

Combate al fuego en Córdoba

En cuanto a la grave situación en Córdoba, el desastre ambiental se agravó aún más cuando el 26 de septiembre dos personas murieron por quemaduras y asfixia al participar, de manera voluntaria, en el combate de los incendios forestales. Ambos eran vecinos del Valla de Punilla.

El ministerio nacional que conduce Cabandié informó que desde el comienzo de los incendios, el gobierno nacional envió a territorio cordobés “seis aviones hidrantes y un vigía para combatirlos”. Agregó que los funcionarios del área están “en permanente contacto con la provincia evaluando las zonas afectadas y articulando las operaciones”.

Además, “200 brigadistas, con experiencia en combate al fuego en incendios forestales, están listos para actuar cuando la provincia lo solicite. Estamos junto a Córdoba, con todos los recursos para atender esta emergencia”, aseguró el ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. 

Por otro lado, desde Río Negro y Neuquén partieron hacia Córdoba 17 brigadistas de Parques Nacionales especializados en el combate contra incendios forestales. Lo hicieron luego de una convocatoria realizada por el Plan Nacional de Manejo del Fuego.

El grupo lo integran el director y tres agentes de la Dirección de Lucha contra Incendios Forestales y Emergencias (Dlife), además siete integrantes del Departamento de Incendios, Comunicaciones y Emergencias del Parque Nacional Nahuel Huapi, y otros seis brigadistas del Departamento de Incendios Comunicaciones y Emergencias del Parque Nacional Lanín.