Gustavo González, licenciado en Psicología y director del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Universidad de Buenos Aires, planteó que la vacuna “es una excelentísima noticia” porque va a permitir bajar “mucho la incertidumbre” y poder “establecer proyectos con cierto grado de certeza”, aunque advirtió que el efecto positivo sobre la salud mental va a depender “de la recuperación económica” porque es una de las causas “de la depresión y la ansiedad” actual.

“Es una excelentísima noticia porque nos va a permitir en muchas dimensiones volver a nuestra vida anterior, como establecer proyectos con cierto grado de certeza”, indicó  González a y agregó que “la vacuna baja mucho la incertidumbre, que fue uno de los principales estresores que hemos soportado”.

El psicólogo sostuvo que “para aquel que no ha sufrido tanto a nivel económico, y esto está cruzado mucho por clases sociales, la vacuna hace que se reestablezca prácticamente el nivel de vida anterior; entonces puede pensar en viajar, en tener vacaciones, en que los chicos vuelvan al colegio, pero a las capas más humildes y más vulnerables, les va a costar mucho recuperarse”. Y remarcó que para estos sectores “el nivel de efecto que tenga el hecho de que aparezca la vacuna va a ser más lento, va a ser positivo desde ya, porque va a haber más horizontes, pero la recuperación va a venir de la mano de la recuperación económica”. 

De los doce estudios que realizó el observatorio de la Facultad de Psicología desde que comenzó el aislamiento se puede desprender que el impacto sobre la salud mental ha sido muy fuerte. Pudieron determinar indicadores de malestar psicológico, emociones negativas como ansiedad, angustia, miedo, incertidumbre, depresión, pérdida del sentido de la vida.

“Podemos hablar de un deterioro por agotamiento emocional, donde todos los indicadores han ido subiendo y han quedado altos, como para tener una hipótesis de que se están volviendo crónicos; especialmente en la franja de más jóvenes, donde hay pérdida de significación y de caída de proyectos”, explicó González.

Lo que planteó el especialista es que “lo que ha tenido un impacto fundamental sobre la salud mental no ha sido específicamente la pandemia o el confinamiento” sino que “lo que ha generado todo el deterioro es el caos a nivel social, laboral y económico”.

Por lo tanto, un efecto positivo de la vacuna sobre el “deterioro creciente de la salud mental” va a depender del efecto que tenga el “hecho de estar inmunizados” en la reactivación económica; que “se recuperen los trabajos perdidos y se vuelva a niveles anteriores a la pandemia en cuanto a capacidad de poder adquisitivo”.

“Sobre la tragedia sanitaria se montó una tragedia psico socioeconómica, por lo que si la vacuna nos va a permitir volver rápidamente a los niveles de actividad, a la recuperación de empleo y a restituir los niveles de vida de cada persona y cada familia, el impacto va a ser muy positivo”, agregó González.

Por el contrario, argumentó que si “el gran tejido socioeconómico no se repone rápidamente, el impacto de la vacuna va a ser más en lo social, porque vamos a poder retornar a cosas fundamentales como es el abrazo, no tener más restricciones para juntarnos; eso va tener un impacto inmediato y claramente positivo porque es restablecer toda la dimensión afectiva del ser humano”.

Pero si no se repone el factor económico “factores como la ansiedad y depresión van a seguir, porque la gente se ha deprimido no por estar encerrada”.

En definitiva, para el especialista “las causas” del impacto en la salud mental, “son lo que llamamos los estresores, y uno de los grandes es el económico”, por lo que “si los estresores no cambian, por más que haya vacuna, gran parte de lo que estamos viendo hoy como deterioro en malestar psicológico, no va a reponerse”.

Un plan integral de salud mental

González sostuvo que hay que mirar este “panorama en cuanto a la salud mental de los argentinos con mucha atención” y por esto consideró que “requiere de un plan integral de apoyatura, de contención, para mitigar y para atenuar estos indicadores negativos”.

“Todo este tiempo ha estado faltando un plan integral de salud mental, porque los gobiernos, tanto el nacional como los provinciales y el de la ciudad de Buenos Aires, han subestimado este impacto en lo psicológico”, señaló.

Por último aclaró que “hay que implementar lo antes posible un programa de salud mental para ayudar a la gente, como lo venimos haciendo desde el segundo mes de la cuarentena en la Facultad de Psicología de la UBA, donde hemos abierto un servicio de atención psicológica gratuita online para atender todas las consultas de la gente; y eso tendría que multiplicarse para poder ayudar a lo que le ocurre a la gente”.