Francisco “Paco” Oliveira, integrante del grupo de Curas en Opción por los Pobres, quien figura en el listado de víctimas del espionaje ilegal realizado por la Agencia Federal de Inteligencia durante el gobierno de Mauricio Macri, sostuvo que sería “un orgullo” estar entre los perseguidos “si no fuera porque es de una gravedad institucional inmensa y porque a causa de esos espionajes hubo gente presa, presos políticos y se armaron causas”.

“Está claro que fue orden” de Mauricio Macri y “todo el mundo sabe que Arribas era su mano derecha” afirmó Oliveira en este diálogo con y remarcó que el ex presidente “debería estar preso por todas las barbaridades que ha hecho en estos últimos cuatro años”.

Sobre la situación social, luego de 3 meses de aislamiento por el coronavirus, el cura destacó que “los últimos cuatro años dejaron a nuestros barrios en el infierno, no hubo tiempo de salir y llegó la pandemia”, por lo que viven en una “economía de subsistencia”.

“Prácticamente se está pudiendo comer”, definió y aclaró que eso es posible porque “hay una presencia del Estado muy importante”, donde “si bien nada alcanza, sin esa presencia todo esto hubiera estallado por los aires”.

-¿Cómo tomo el hecho de estar entre los espiados ilegalmente durante el gobierno de Mauricio Macri?

-Si no fuera porque es de una gravedad institucional inmensa y porque a causa de esos espionajes hubo gente presa, presos políticos, se armaron causas; en mi caso personal sería un orgullo. Como una cucarda que le ponen a las vacas cuando le dan el premio porque en el fondo es casi un orgullo que el macrismo se haya tomado el trabajo de perseguirme.

-¿Había tenido algún antecedente en su parroquia?

-Yo formo parte del grupo de curas en opción por los pobres y nosotros en mayo de 2016 nos reunimos en la parroquia donde yo estaba en la Isla Maciel con la ex presidenta, y un mes después sufrimos un robo muy extraño que claramente era un llamado de atención y no era un robo común. Y un tiempo después me avisan de que había una persona que se había acercado a la parroquia ofreciendo su ayuda, a veces traía medicamentos, me pidió ir a dar unas charlas por el gran Buenos Aires y en el fondo era un servicio, personal civil del tiempo de la dictadura. Así que cuando salió lo de la lista; dije quizás esté entre esas personas y efectivamente estaba.

-¿Va a ser querellante en la causa?

-Si voy a ser querellante con otros espiados a los cuales nos va a representar la APDH y la Liga Argentina por los derechos humanos.

-¿Cree que el ex presidente Macri es responsable del espionaje y hasta dónde se debería llegar con este tema?

-Sin duda lo sabía, es su modus operandi desde siempre, espiar a propios y a extraños. Es lo típico de la mafia, la mafia no se fía de nadie y el mismo que te tiene hoy de amigo te tiene mañana de enemigo. Está claro que fue orden de él y todo el mundo sabe que Arribas era su mano derecha y espero que se pueda llegar hasta las últimas consecuencias. No me cabe duda de que Macri debería estar preso por todas las barbaridades que ha hecho en estos últimos cuatro años.

-¿Cómo está la situación en los barrios por la pandemia?

-Sobre llovido mojado, los últimos cuatro años dejaron a nuestros barrios en el infierno. Esto fue un descenso a los infiernos, no hubo tiempo de salir y llegó la pandemia. Así que lo que tenemos es una economía de subsistencia, prácticamente se está pudiendo comer y poco más pero se está pudiendo hacer porque hay una presencia del Estado muy importante. Si bien nada alcanza, sin esa presencia del Estado todo esto hubiera estallado por los aires. Incluso hay algunas personas que están mejor económicamente que antes de la pandemia. Podemos pensar en una mama sola con hijos que no puede ir a trabajar, que vive de la asignación y de la ayuda de un comedor; hoy se encuentra mejor por la doble asignación, por la tarjeta Alimentar, por el ingreso familiar de emergencia, porque los comedores están mejor equipados, porque hoy hay una olla popular asistida por el municipio, por provincia, por Nación en casi cada esquina de nuestros barrios. Estamos mal pero estamos cuidados y contenidos.

-¿Le parece que el virus está contenido en los barrios?

-Depende mucho si se toman medidas a tiempo o no. Partimos de bajo cero, una villa de emergencia no tiene condiciones para enfrentar este virus. El virus conoce claramente de clases sociales y de barrios y sabe perfectamente que uno es más vulnerable si vive en una villa de emergencia que en un barrio de clase media o alta. Entonces de movida, los barrios donde la gente vive hacinada lleva las de perder y si encima se llega tarde, como se llegó en las villas de capital, es muchísimo peor. Sabemos que el virus tiene una capacidad de contagio muy grande y que termina matando a las personas que ya tienen enfermedades previas o personas mayores y de eso hay bastante en nuestros barrios; no le quiero decir populares ni vulnerables, en todo caso, son vulnerados. Y por último, distinto es el que vive en un asentamiento como donde vivo ahora, que si bien es muy pobre, tenemos un terrenito cada uno y podemos llevar la pandemia de una forma bastante mejor.

-¿Aumentó mucho la cantidad de gente que asiste a los comedores? ¿Llega el abastecimiento de alimentos por parte del Estado?

-Aumentó muchísimo y tenemos, en mi caso en concreto y otros casos, porque voy charlando con curas del grupo en opción por los pobres, estamos teniendo ayuda del Estado, en nuestro caso nacional y provincial y en Quilmes y Avellaneda, Merlo también, municipal. Depende mucho de cada zona. Y hace falta la ayuda solidaria del que puede, porque nada es suficiente.

-¿Cree que va a haber enseñanzas para sacar de la pandemia?

-Yo en eso soy un poco pesimista. Pienso que los derechos se consiguen con la lucha. Si pienso que el que miraba al otro esta pandemia lo ha hecho más solidario. Pero después tenemos el ejemplo de Vicentin o de los multimillonarios que no quieren soltar ni un poquito de su plata para sobrellevar mejor la pandemia. La verdad que no confío demasiado que el ambicioso vaya a cambiar por esta pandemia.