Para entrar hoy en la cueva de los lobos de Wall Street con una oferta de renegociación de la deuda por 41.500 millones de dólares, entre quita de capital e intereses, el presidente Alberto Fernández pidió ayer el respaldo político de todos los gobernadores. Lo hizo en una cumbre que se llevó a cabo en la residencia oficial de Olivos, rodeado de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, del ministro de Economía, Martín Guzmán, del jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.

"Estamos dando un paso muy importante para la Argentina; tal vez esta sea la oportunidad para construir un país más justo, más solidario, más igualitario y más federal", dijo Fernández en su intervención, después de la presentación de la propuesta que hizo Guzmán y que el país formalizará hoy en los mercados. "Tenemos la oportunidad de barajar y dar de vuelta", resumió el presidente. 

Después del encuentro, varios gobernadores, incluidos los de la oposición, utilizaron sus cuentas en Twitter para dar su respaldo a la reestructuración anunciada por el presidente. Antes de la medianoche apareció el aval del gobernador Omar Gutiérrez.

El gobierno ofrecerá a los tenedores de bonos argentinos emitidos bajo ley extranjera una reducción de intereses del 62%, que equivale a 37.900 millones de dólares, y una quita en el capital del 5,4%, que representa 3.600 millones de dólares. Habrá un período de gracia de tres años, por lo que los pagos comenzarán recién a partir del 2023.

"Tenemos una situación de deuda que no podemos enfrentar", enfatizó el ministro Guzmán, y explicó que la oferta estará disponible para los bonistas desde hoy y durante 20 días. Los cupones de pago inicial tendrán una tasa del 0,5% anual e irá creciendo "a niveles sostenibles", aclaró el ministro.

"Va a haber gente jugando muy fuerte" desde hoy, advirtió Guzmán y por ese motivo "va a ser muy importante que como sociedad tomemos el compromiso de estar unidos", pidió y dijo que se trata de una propuesta "fundacional para la recuperación y un desarrollo sano" del país.

El presiente Fernández sostuvo que al elaborar esta reestructuración de la deuda externa "nos propusimos ser serios", porque "ni siquiera aprovechamos la coyuntura del coronavirus para dilatar la solución".

"Sabemos que la economía del mundo se ha dado vuelta; con la misma buena fe encaramos este debate, y en estas circunstancias tan adversas seguimos proponiendo una solución", agregó.

Fernández agradeció puntualmente la presencia de los gobernadores de la oposición "y a los nuestros que siempre están", acotó.

En sintonía con la advertencia que hizo Guzmán sobre la reacción esperable de los bonistas, el presidente dijo que hoy "va a ser un día definitorio para la Argentina" porque "los mercados van a saber lo que el país está en condiciones de pagar y cumplir".

Por último, reflexionó sobre su discurso del 1 de marzo, en ocasión de abrir el período de sesiones ordinarias en el Congreso. "Quedó viejísimo, no quedó nada de ese discurso", pero aclaró que el país "no está firmando cheques en blanco ni nada que no podamos cumplir".