El dirigente peronista neuquino Jorge Rachid inició ayer una huelga de hambre en las puertas de los Tribunales de la ciudad de Buenos Aires, para exigir a la Justicia Federal la liberación de todos los presos políticos.

Rachid, quien actualmente es médico de la dirigente jujeña encarcelada Milagro Sala, inició la medida de protesta acompañado por integrantes de varias agrupaciones políticas, gremiales y sociales, entre ellas Primero la Patria, La Oesterheld y la CTA.

Bajo la consigna "No hay democracia ni República si no hay justicia", los convocantes reclaman que la Corte Suprema de Justicia que se expida en las causas que involucran a detenidos como el ex vicepresidente Amado Boudou y la líder social Milagro Sala, entre otros.

Médico de profesión, Rachid tuvo su paso por la política neuquina y ejerció el cargo de secretario de Medios durante el gobierno de Carlos Menem. Pero su trayectoria estuvo siempre ligada a la causa nacional y popular.

"No estamos reclamando nada al gobierno sino a la justicia y a los legisladores de todos los colores políticos", advirtió Rachid. 

Agregó que “este gobierno está pagando un alto costo por tener presos políticos heredados por un régimen que el pueblo argentino logró vencer” y acusó a la Corte se ser “indiferente” frente a esta situación. 

También, se despachó contra las “operaciones políticas cómplices, de jueces venales como (Claudio) Bonadío”.

“El caso de Milagro Sala, que es el que más conozco, y  de las compañeras y compañeros de Alto Comedero, más los de los compañeros que están en Ezeiza y Marcos Paz, les puedo asegurar que si hay algo que es lesivo para la salud, es la pérdida de la libertad y mucho más si esa libertad es injusta”, acotó Rachid.

“Yo no voy a hablar más de esto, le voy a pedir a los medios de comunicación que hablen con aquellos que hace cuatro años están privados de su libertad”, aseveró.

Sobre el lawfare (o guerra judicial) señaló que “en Argentina tuvo una virulencia superior a cualquier otra expresión en el resto de la región.  Así como en el bombardeo del 1955, acá no tuvieron duda en dañar, matar y encarcelar”.

“Como médico, como militante y como hombre no puedo perder un minuto más sin poner el pecho por quienes pusieron la vida por nosotros durante estos 4 años y solo recibieron la indiferencia del poder“, apuntó.