Argentina
10/12/2019

Empieza una nueva etapa para reconstruir la economía y el Estado

Empieza una nueva etapa para reconstruir la economía y el Estado | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La asunción de Alberto Fernández como presidente y de Cristina Kirchner como vice clausura uno de los peores gobiernos de nuestra democracia. El Estado no estuvo ausente sino que facilitó el endeudamiento, la fuga de capitales y las ganancias extraordinarias de las empresas energéticas con los tarifazos.

Diego Colao

[email protected]

Los símbolos no son números económicos ni se traducen necesariamente en mejoras para el bolsillo pero generan marcos, formas de ver, trazan puntos de fuga hacia dónde dirigir el rumbo. Por eso, el hecho de que la primera medida del presidente electo Alberto Fernández haya sido sacar las rejas de la Plaza de Mayo que impedían llegar caminando hasta la Casa Rosada, que establecían un límite entre los trabajadores y su gobierno, entre el Estado y los ciudadanos, es significativa.

No en vano, la anulación del control de cambios que dispuso Mauricio Macri ni bien asumió -el aclamado “fin del cepo”- implicó correr la mano protectora del Estado y generar la primera gran devaluación de la moneda, abriendo las puertas del mercado, de los capitales especulativos y de la fuga.

Fueron cuatro años duros. Donde se intentó y en muchos casos se logró echar por tierra con el trabajo realizado durante las tres presidencias de Néstor y Cristina Kirchner para construir un país con todos y todas adentro.

Las huestes de Macri, con el neoliberalismo debajo del brazo, con el poder de los medios concentrados de comunicación, los principales poderes económicos nacionales y transnacionales y la élite empresaria local, intentaron y en algunos casos lograron volar por los aires lo construido a través de políticas concretas durante 12 años.

Macri se va con una caída del PBI per cápita del 8,8%; una pobreza del 41%; la inflación promedio del 42%; un peso devaluado en un 426%; el riesgo país en 2.200 puntos; una tasa de interés del 75%; una deuda pública que supera los 300 mil millones de dólares colocada en gran medida en mercados internacionales, en moneda extranjera y con inversores extranjeros; una caída del consumo del 6,4% anual; la industria con una capacidad instalada del 63%; casi 11 puntos de desempleo; y una caída del salario real del 23% y del 20% de las jubilaciones mínimas.

Macri se va con una política de Seguridad que reivindicó la represión, los asesinatos por la espalda por parte de las fuerzas de seguridad, que legalizó prácticas de gatillo fácil y recibió con honores a un policía que mató a sangre fría; una política que hostigó y estigmatizó a los pibes en los barrios.

La economía explotó y a pesar de los intentos de clausurar la historia, de negar que en las elecciones de 2015 un 48,6% de los argentinos había votado continuar con el proyecto peronista; a pesar de bombardear desde la mala justicia y los medios a los principales dirigentes de la oposición, a pesar del odio inyectado contra los “chorros” de la política, de la grieta construida con el claro fin de dividir y reinar; el pueblo resistió y eligió otro camino.

A partir de este mediodía, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner van a jurar en el recinto de la Cámara de Diputados, se va a realizar el traspaso de mando en el Congreso de la Nación, el presidente electo va a dar su primer discurso frente a los representantes del pueblo y los invitados internacionales, y empezará la fiesta popular y el camino de reconstrucción.

Porque uno de los desafíos de Alberto Fernández es el de la reconstrucción del Estado. De ese Estado que no estaba ausente, sino que facilitó el endeudamiento y la fuga de capitales, la ganancia extraordinaria de las empresas energéticas mientras autorizaba tarifazos para todos, que engrosó los balances de la industria farmacéutica monopolizada y de la patria sojista agroexportadora.

Por eso, Fernández asume con 21 ministerios, cuando Macri llevó a 10, eliminando áreas clave que perdieron su estatuto ministerial. Vuelven los ministerios de Trabajo, de Salud, de Transporte, de Medio Ambiente, de Ciencia y Tecnología, de Turismo y Deportes, de Cultura, de Agricultura, de Obras Públicas. Y nacen el de Mujeres, Género y Diversidad, y el de Desarrollo Territorial y Hábitat.

Martín Guzmán, al frente del ministerio de Economía, será el encargado de negociar con el FMI (Fondo Monetario Internacional), con la idea de Néstor Kirchner, que tantas veces citó Alberto Fernández, de que los “muertos no pagan”. Y continuará con las negociaciones que ya iniciaron “en un trabajo que debe hacerse en silencio”, según confirmó el futuro presidente en la conferencia de prensa durante la presentación del gabinete.  

Según los trascendidos, la propuesta Guzmán, quien es discípulo del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, implica posponer por dos años el pago de capital e intereses de la deuda para tener margen para reactivar la economía, y avanzar en “lo más importante que necesita la Argentina en los tiempos que se vienen” que es “traccionar dólares”, como definió Fernández.

La otra gran urgencia que planteó el presidente es el de la pobreza, por lo cual va a crear por ley tres estructuras para atacar ese problema, que serán el Consejo Económico y Social, el Consejo de Seguridad y el Consejo contra el Hambre, además de evaluar el pago de bonos de fin de año como adicionales a los ingresos de trabajadores estatales y jubilados, para impulsar la reactivación del mercado interno.

El desafío es enorme, los problemas incontables y las urgencias muchas. 

A partir de hoy comienza a escribirse una nueva historia.

29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]