Argentina
05/12/2019

Ginés González García se hará cargo de un área que el macrismo degradó

Ginés González García se hará cargo de un área que el macrismo degradó | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Al elegir como nuevo ministro de Salud al reputado sanitarista, el presidente electo Alberto Fernández fue a lo seguro. Seleccionó un experimentado piloto de tormentas. Una semblanza del único miembro del gabinete del próximo gobierno que ya está confirmado.

Javier Biasotti

“Lo llamé a mi oficina y le dije: 'hice lo imposible para no tener que convocarte, pero te necesita la Argentina, no yo'. Te necesita la Argentina que se ha vuelto a enfermar de sarampión, de varicela, de tuberculosis y los pobres no tienen tiempo, no hay tiempo para perder y vos todo lo sabés”. Con esas palabras, el presidente electo Alberto Fernández confirmó que Ginés González García, a sus 74 vitales años, volverá a hacerse cargo -por tercera vez, y con tres presidentes distintos- de la cartera de Salud de la Nación, que volverá a tener rango ministerial luego de ser degradada a secretaría por la gestión macrista que culmina dentro de 5 días.

El anuncio de su regreso no pudo tener mejor marco para Ginés: el escenario elegido fue el aula magna de la Facultad de Medicina de la UBA al recibir su tercer diploma de Doctor Honoris Causa -los anteriores se los otorgaron las universidades nacionales de Morón y de Córdoba-, y en coincidencia con la celebración del Día del Médico. 

Con la designación de González García, Fernández fue a lo seguro. Figura de enorme carisma y consenso en los ámbitos políticos, académicos y sociales, el sanitarista bonaerense garantiza mano firme en el timonel en medio de las aguas embravecidas que deja Cambiemos en el campo de la salud, en el que se verifica un feroz retroceso en el acceso de la población a medicamentos, vacunas y demás insumos sanitarios que el Estado debe garantizar por ley, y también una gigantesca crisis económica que azota a los efectores de salud públicos y privados, las obras sociales y las empresas de medicina prepaga, en las que la cadena de pagos está hecha trizas.

Componedor por naturaleza, sus dotes de articulador de sectores con a priori intereses contrapuestos ya fueron exteriorizados por Ginés siendo ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires entre 1988 y 1991, durante la gobernación de su admirado Antonio Cafiero. Entonces puso en acción una mesa de concertación sanitaria de las que surgieron normas que, años más tarde, serían el embrión de leyes fundamentales en el gobierno de Eduardo Duhalde en 2002.

Es el caso de la Ley Nacional de Prescripción de Medicamentos por su nombre genérico, que a poco de andar consiguió un abaratamiento en el costo de los medicamentos. Para aquellos que la burbuja de la convertibilidad de Cavallo había dejado afuera de cualquier consumo, puso en marcha el programa Remediar, mediante el cual alrededor de 15 millones de personas sin cobertura social accedieron a medicamentos esenciales en los Centros de Atención Primaria de la Salud de todo el país. 

La ley nacional de Salud Reproductiva y Procreación Responsable fue otro hito fundamental para el cuidado de la salud de las mujeres, al favorecer el acceso gratuito a métodos anticonceptivos. El desvelo de Ginés por evitar los embarazos adolescentes lo llevaron a militar abiertamente por la educación sexual, al tiempo que aseguró el acceso en el primer nivel de atención a una canasta de insumos para garantizar los derechos reproductivos. 

Ya como ministro de Salud de Néstor Kirchner -y consecuente con su máxima de que “un funcionario público debe ser decente, docente y dicente”-, González García desplegó campañas de comunicación masivas para difundir los beneficios para la salud de abandonar el hábito de fumar, realizar actividad física diaria y el empleo de preservativos en las relaciones sexuales. La mayoría de esas acciones de prevención y promoción de la salud fueron protagonizadas por él mismo, lo que le posibilitó consolidar su imagen positiva y un creciente conocimiento público. Su involucramiento directo en el debate social a favor de la despenalización del aborto, lo convirtió en un abanderado de lo que más de una década después se transformaría en el movimiento verde.

Pero ese compromiso activo y militante le valió ganarse enemistades de peso y hasta insólitas denuncias judiciales en tribunales del interior por distribuir profilácticos y batallar por el aborto legal. Pero ninguna tan sonora como la del obispo castrense Antonio Baseotto, quien para condenar la masiva distribución gratuita de preservativos declaró que "quienes escandalizan a los niños merecen "ser arrojados al mar con una piedra de molino atada a su cuello". 

Leída como una alegoría de los trágicos “vuelos de la muerte” durante la dictadura, Néstor Kirchner lo removió de su cargo en el vicariato castrense, agregando una polémica más a la de por sí controvertida relación del presidente con la jerarquía eclesiástica, encabezada por el entonces cardenal Jorge Bergoglio. Para defender su postura, Ginés repetía como una letanía; “soy el ministro de Salud de la Nación, no el ministro de religión”.

En 2004, y ya con el área de Ambiente adosada a la estructura de Salud, Ginés presidió la Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático (COP 10), recordada por el encendido reclamo de Néstor Kirchner a las potencias mundiales, en la que acuñó la idea de que nuestro país es “acreedor ambiental” de aquellas. “Advertimos que quienes cargamos con deudas de increíble peso en materia financiera, somos a la vez los mayores acreedores ambientales en el planeta, en cuanto constituimos una verdadera reserva ambiental, que no recibe ningún tipo de compensación por parte de sus deudores ambientales. Los acreedores financieros que resultan implacables ante el incumplimiento de sus deudores, no admiten hacerse cargo de la deuda ambiental que tienen contraída con los países menos desarrollados”, dijo Néstor Kirchner bastante tiempo antes de que cancelara la deuda argentina con el FMI.

En el plano internacional, Ginés bregó desde la estructura del Mercosur por la compra conjunta de medicamentos para abaratar sus costos, y en tal sentido construyó lazos formales con los entonces presidentes Luiz Inacio “Lula” da Silva (Brasil), Alejandro Toledo (Perú), Michelle Bachelet (Chile) y Evo Morales (Bolivia). En uno de los primeros gestos de apoyo del gobierno kirchnerista a la naciente gestión de Morales, Ginés encabezó una delegación en la que Argentina donó una gran cantidad de medicamentos del programa Remediar para cubrir las necesidades de la población boliviana. La misión solidaria culminó trágicamente con la muerte de seis pilotos y mecánicos de la Fuerza Aérea Argentina, al estrellarse el avión que en el vuelo de ida ya había sufrido desperfectos. Obsesionado por sus obligaciones, y sin esperar a que la máquina fuera reparada, Ginés salvó su vida al pedir que le enviaran otro avión de modo tal de no tener que esperar la reparación. 

Por la buena imagen construida en casi 5 años como ministro -y un poco a regañadientes, pese a la promesa de tratarse de una candidatura testimonial-, González García participó en la elección para legisladores porteños de 2007. Pero no llegó a asumir como tal ni a permanecer como titular de la cartera sanitaria porque al definirse el gabinete de la electa presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ésta eligió a Graciela Ocaña como ministra de Salud, quizás condicionada por el ruidoso conflicto que la jerarquía eclesiástica mantenía abierto con Ginés.

Ginés fue entonces designado embajador argentino en Chile, delegación en la que permaneció entre 2007 y 2015, función en la que favoreció las políticas de integración entre ambos países y los acuerdos comerciales entre las provincias argentinas limítrofes con el país trasandino. En ese lapso construyó una sólida relación de amistad con la ex presidenta Michelle Bachelet.  

Tras su regreso a la Argentina, González García retomó sus clases en la Universidad Isalud, institución académica que fundó muchos años atrás y que funciona como cantera de pensamiento sanitario que nutre de cuadros técnicos a las gestiones nacional, provinciales y municipales en el campo de la salud. 

El año pasado fue notorio su activismo para la aprobación legislativa de la despenalización del aborto, y muy celebrada por el movimiento feminista su ponencia en la ronda de consultas desarrollada en la Cámara de Diputados, previa al debate parlamentario de la iniciativa que finalmente no fue ley. 

De antigua relación con José Luis Gioja, el titular del PJ nacional, fue decisiva la participación de Ginés en el proceso de unidad del peronismo, primero como integrante de la mesa de conducción del partido y luego como coordinador de sus equipos técnicos. En el de Salud consiguió reunir a más de un centenar de cuadros profesionales y técnicos que elaboraron la propuesta de gestión para el gobierno de Alberto Fernández, la que contiene medidas de urgencia para los primeros 100 días de gestión y otras de más larga ejecución.

A esa masa crítica consolidada, a su capacidad de gestión y a la experiencia para salir de incendios sanitarios similares en el pasado, parece haberse aferrado Alberto Fernández al ponerlo al timón de la Salud, esa materia devaluada y arrojada al olvido por la desafortunada experiencia gubernamental del macrismo.

29/07/2016

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