El obispo de Viedma, monseñor Esteban Laxagüe, deslizó ayer cuestionamientos que incluyeron a la propia Iglesia, al gobierno y a la justicia. “No se puede improvisar. La historia nos demuestra que todos los que improvisaron hicieron mamarrachos. No se puede improvisar una familia, no se puede improvisar un emprendimiento, ni los destinos de un pueblo”, apuntó.

El prelado tuvo a cargo la misa central en el santuario de Ceferino Namuncurá que como todos los años, cada 26 de agosto, congrega a miles de fieles en Chimpay.

Este año, la 48ª Peregrinación Religiosa al Santuario de Ceferino, se realizó bajo el lema “Como Ceferino joven, renovamos la historia”.

En su homilía, Laxagüe pronunció frases tales como “cuánto sufrimiento por el egoísmo, por esa avaricia. Cuántas familias se destruyen, cuantos obreros quedan sin trabajo, cuantos pequeños emprendimientos tienen que cerrar porque no dan los números. Cuánto descreimiento porque en quien hemos puesto las fichas no se acuerda más de nosotros”.

Para luego manifestar con énfasis “cuántas ausencias de los que tenemos grandes responsabilidades dentro de la iglesia, dentro del Estado y dentro de la Justicia, y no estamos, o estamos donde no debemos estar”.

En otro pasaje de su sermón el obispo afirmó que “queremos ser un pueblo que se pone de pie, que decide su historia, un pueblo que no se resigna con lo que se le vende o lo que se le propone, sino un pueblo que piensa y que después de pensar vuelve a su historia y a partir de allí dice yo quiero”.

Mencionó también que “no se puede improvisar. La historia nos demuestra que todos los que improvisaron hicieron mamarrachos. No se puede improvisar una familia, no se puede improvisar un emprendimiento, ni los destinos de un pueblo. Nosotros queremos ser un pueblo que piensa cómo llevar adelante este proyecto de hacer una historia nueva. Y Ceferino nos dice que ‘si no nos unimos no va a pasar nada’”.

Laxagüe dedicó un párrafo a “los de raza mapuche, como Ceferino”. Afirmó que “En estos días, con fuerza, han resonado nuestros hermanos mapuches. Tenemos que unirnos, basta de separarlos. Unirnos si no, no lograremos nada. Ceferino descubre que tiene que estudiar para ser útil. Nosotros descubrimos que para construir la historia tenemos que unirnos.

Como es habitual una inmensa cantidad de feligreses acompañaron el desarrollo de la misa central. De acuerdo a los datos de la policía de Río Negro asignada al operativo de seguridad, cerca de 15 mil personas estuvieron en la homilía. “Estamos contentos por cómo se desarrolló todo, en cuanto a la gente ingresada estimamos unas 65.000 a lo largo de toda la semana”, dijo el intendente Hugo Funes, quien estuvo acompañado por el gobernador Alberto Weretilneck, ambos mezclados entre la gente y viviendo el oficio religioso como devotos de Ceferino.

Este acontecimiento se ha convertido en una de las manifestaciones públicas de fe más multitudinarias de la Patagonia. Cada 26 de agosto se festeja el cumpleaños de Ceferino, que nació en Chimpay en 1886 y murió en 1905.

Muchos le atribuyen diversos milagros como curaciones de enfermedades graves y otras sanaciones, a tal punto que El Vaticano el 7 de julio de 2007 dispuso se lo nombre Beato y el 11 de noviembre de ese año se lo proclamó como tal, en una ceremonia desarrollada en Chimpay a la que concurrieron más de 100.000 personas.