Neuquén
16/04/2019

Dos nuevas baldosas para recordar a ex estudiantes desaparecidos

Dos nuevas baldosas para recordar a ex estudiantes desaparecidos | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Foto: David Pablo Sànchez

Las placas blancas, cinco en total, rememoran la vida y la militancia de alumnos que fueron víctimas de la dictadura. Tres se colocaron el año pasado y ayer las de Susana Edith Mujica y Ricardo “Panchito” Raby, quienes están desaparecidos. Participaron del acto sus familiares, y amigos, así como estudiantes actuales.

Laura D' Amico

La vereda de la Escuela Normal Nacional Superior San Martín de Neuquén capital tiene desde ayer dos nuevas “Baldosas para la Memoria”, que junto a otras colocadas anteriormente, son cinco placas blancas para recordar la vida y militancia de estudiantes de ese colegio secuestrados durante el terrorismo de Estado sufrido por Argentina entre 1976 y 1983, quienes fueron asesinados o continúan desaparecidos.

Ayer por la mañana fueron descubiertas dos baldosas en la memoria de Susana Edith Mujica y Ricardo “Panchito” Raby. Las placas quedaron fijadas en la vereda del colegio, sobre la avenida Argentina, junto a las de otras tres víctimas de la dictadura que habían sido colocadas el año pasado. El objetivo es que los alumnos que asisten al colegio y las personas que transiten por allí conozcan lo que sucedió para que la historia no se repita.

El ex delegado de la secretaría de Derechos Humanos de la Nación en Neuquén, David Lugones, condujo el acto desde la vereda del primer colegio secundario que tuvo la ciudad. Dijo que este “homenaje es parte de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia, llevada adelante por todo el pueblo argentino y en nuestra región por don Jaime De Nevares, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y las Madres de Plaza de Mayo que aquí nos están acompañando”.

Luego recordó quiénes eran las personas de carne y hueso cuyos nombres quedaron junto a los de los de Roberto “el Chapa” Rigoni, y de los hermanos Enrique y Ricardo Sapag, asesinados durante la dictadura cívico militar. Tal como informó Va Con Firma, sus baldosas fueron colocadas el año pasado.

Susana Mujica nació el 5 de diciembre de 1949, se crio en Cutral Co y luego su familia se trasladó a Neuquén capital, donde ella cursó el secundario. Luego, en Buenos Aires estudió Ciencias Políticas en la Universidad de El Salvador, y a su regreso ejerció como docente de la carrera de Trabajo Social, en la Universidad Nacional del Comahue (UNC). Tuvo dos hijos, Matilde y Martín, que estaban presentes en el acto, recién llegados de México, país donde residen.

Susana era además militante del PRT-ERP y fue secuestrada en Neuquén el 9 de junio de 1976 cuando regresaba del médico, tras un control ginecológico luego de que días antes hubiera dado a luz a su hijo varón. Fue trasladada al centro clandestino de detención conocido como La Escuelita de Bahía Blanca, y hasta el día de hoy permanece desaparecida.

Ricardo “Panchito” Raby, en tanto, nació en 6 de julio de 1956 en Buenos Aires. A los pocos años se trasladó junto a su padre a Neuquén y estudió en el colegio San Martín. Egresó en 1973 y comenzó a trabajar como no docente en la UNC y a militar en los barrios, en la Juventud Peronista y en la organización Montoneros. El 4 de febrero de 1977, a los 21 años, fue secuestrado junto a su esposa, María Teresa Domínguez, de 17 años, en Lanús, provincia de Buenos Aires. El 26 de junio de 1977 fue asesinado fraguando un entrenamiento armado en Castelar (al oeste de la Capital Federal), donde también murieron otras personas.

Pasado, memoria y presente

A medida que iba presentando a los homenajeados, Lugones leía fragmentos de la legendaria “Carta Abierta a la Junta Militar” de Rodolfo Walsh, publicada el 24 de marzo de 1977, un día antes de ser asesinado por la dictadura. Estos fragmentos “nos van a permitir enmarcar lo que sucedía aquí en Neuquén, en el Alto Valle y en todo el país, pero que también nos permite interpelar el presente. De eso se trata la memoria”, destacó Lugones.

Durante el acto tomaron el micrófono amigos y personas que conocieron a Susana y a "Panchito" para recordar anécdotas, y se leyeron cartas enviadas por amigos que no estaban en la ciudad.

Susana Vega, compañera de militancia de Raby, en uno de los discursos más políticos, destacó que “si no caminamos juntos enarbolando el nombre de nuestros compañeros y planteando la unidad, es como que no respetamos la desaparición y muerte de nuestros compañeros”.

Luego tomó la palabra Matilde Altomaro Mujica, hija de Susana, quien viajó especialmente para homenajear a su madre junto a su hermano Martín desde México, donde viven con sus familias. Con marcado acento del país donde reside, Matilde compartió una carta dedicada a su madre en la que leyó: "La revolución se ha congelado en el freezer neoliberal del libre mercado y la locura humana parece no tener fin. No sé si te hubiera gustado esta realidad. No sé si estarías orgullosa de mí o de la humanidad. Pero aquí estamos. Este día y este acto son la comprobación no científica de que los malos vencieron pero no ganaron. Este homenaje te hace respirar de nuevo y nos regala la oportunidad de agradecerte el coraje, de recordarte entera, de renombrarte con mayúsculas y de revivirte entre todos con la firme intención de nunca olvidar".

Su tía Irene, hermana de Susana, la escuchaba a pocos metros con visible emoción. También participaron Lolín Rigoni, Inés Rigo de Ragni y Oscar Ragni; amigos y compañeros de militancia de Susana y de Panchito; el rector de la Universidad Nacional del Comahue, Gustavo Crisafulli; diputados de Unidad Ciudadana; entre un profuso grupo de alumnos del colegio y de vecinos que, para asistir al homenaje, desafiaron los seis grados que marcaba el termómetro a la mañana.

Una iniciativa que cumple 10 años

La colocación de las “Baldosas para la Memoria” fue un proyecto que el actual diputado nacional Darío Martínez impulsó en 2009, cuando era concejal de la ciudad de Neuquén. La propuesta busca señalizar lugares significativos en la vida de las personas de la provincia que fueron detenidas y desaparecidas por la dictadura cívico-militar.

En el acto realizado ayer, Martínez destacó que “sabemos que a veces traemos recuerdos muy duros y muy dolorosos pero, lamentablemente para las familias que tuvieron que padecerlo, es importante volver a contar esas historias. (...) Es importante que esto lo sepamos todos, que lo que sucedía en Argentina también sucedía en Neuquén, y le sucedía a chicos como los que están acá, que iban a este colegio".

Tras lamentar que la ordenanza no sea impulsada desde el Ejecutivo, dijo que "nosotros lo vamos a seguir haciendo hasta que el Estado haga lo que tiene que hacer", porque "para nosotros es importante darle vida a esta ordenanza y seguir poniendo cada una de las baldosas de cada vecino y vecina que transitó por Neuquén".

Para finalizar, el diputado precisó que "esta historia, aunque sea dura, aunque sea negra, si no la conocemos, puede haber nuevamente una historia dura y negra para los argentinos. Esto es lo que nos moviliza", dijo Darío Martínez.

El año pasado, en un acto similar, se colocaron en el Colegio San Martín los recordatorios de Roberto “el Chapa” Rigoni, hijo de la Madre de Plaza de Mayo Lolín Rigoni, y de los hermanos Enrique y Ricardo Sapag, hijos del ex gobernador de Neuquén Felipe Sapag. Los tres eran militantes de la organización Montoneros y fueron asesinados durante la dictadura.

También hay otra baldosa en la calle Independencia, donde tuvo su último domicilio Oscar Humberto "Cabezón" Andrada, un militante de Montoneros asesinado el 11 de marzo de 1978; y una más en la calle Elordi, donde vivió el militante social Aníbal Martínez Durán, desaparecido en marzo de 1975.

29/07/2016

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