Dos de las tres voces de Neuquén que se escucharon en el Senado en el debate de la ley de sostenibilidad de la deuda externa, la de la senadora Silvia Sapag y Oscar Parrilli, ambos del Frente de Todos, fueron al hueso del problema del endeudamiento e incluso en un caso con una vinculación directa a las secuelas que dejó en Neuquén. El tercer discurso, el de Lucila Crexell, senadora que llegó al cargo a través de una lista del macrismo, tiró la pelota a la tribuna y se ocupó más en proponer reformas estructurales para salir de los ciclos de "auge y crisis", que en reflexionar sobre las graves consecuencias de las medidas adoptadas por un gobierno al que apoyó desde su banca, en ese entonces desde el MPN.

La senadora Sapag no ahorró calificativos para describir lo que hizo el macrismo con la Argentina. "Causó grave daño a la sociedad" e impulsó un "endeudamiento irresponsable", dijo la legisladora en la introducción de una exposición que incorporó una analogía entre la sociedad previa a la Revolución Francesa y lo que ocurre en tiempos del neoliberalismo. "Cuando tenemos que entregar todo, la brecha se hace insoportable", sostuvo Sapag, y así fue en “el antiguo régimen" de Francia y hoy se da "con el neoliberalismo".

"Veo que hoy tenemos una empresa que obtiene un crédito por 18 mil millones de pesos de un banco que tiene que ser de fomento, y que ese mismo banco otorga créditos UVA y esquilma a los endeudados. Y mientras que a la empresa Vicentin no le reclama el pago de ese crédito, a la gente sí. ¿Díganme si no es la misma foto del antiguo régimen, el mismo castillo, la misma fosa, el mismo puente elevadizo", donde vivía la nobleza?”

"En Neuquén estamos fundidos", manifestó sin eufemismos la senadora Sapag y se metió con un problema serio que enfrenta Omar Gutiérrez que gobierna una provincia que acumula una deuda total de 70 mil millones de pesos, la cuarta del país con mayores compromisos de pago. Es la provincia "más rica, donde todo el mundo la mira porque tiene Vaca Muerta,  y tiene una de las deudas más grandes del país", agregó la senadora.

Crexell, también miembro de la familia Sapag pero parada en otra vereda ideológica, apoyó la ley, pero se preguntó si "estamos enfocando bien el tema de la deuda". Y entonces propuso iniciar un debate "de reformas estructurales" que le permitan al país salir del ciclo de "auge y crisis".

Reconoció que Argentina se encuentra "en una paralización total" y que el gobierno "necesita herramientas para destrabar" ese freno. “En este marco resulta imposible atender los vencimientos" de una deuda que fue contraída por el gobierno que ella apoyó.

Sostuvo que la ley "es necesaria para demostrar unidad política", pero opinó que se debe avanzar "hacia una reforma del Estado", y a continuación aclaró que no se refería a efectuar “un ajuste", sino a cambios a los que llamó de "segunda generación" que incluye, entre otros, a los "culturales".

En la misma línea, y sin avanzar sobre las políticas de Macri y sus consecuencias, Crexell, expresó  que "debemos repensar” los sistemas tributario y previsional, porque "no se puede pensar en un sistema sustentable con el 35% del mercado laboral en negro".

"Hay que dejar de pensar en medidas cortoplacistas" que "siguen profundizando las asimetrías en la Argentina", indicó en su intervención de contenido indulgente con el macrismo.

"Invito a que este gesto de unidad nacional, lamentablemente producto de una profunda crisis, a usarlo como puntapié inicial para comenzar a pensar en una nueva argentina, y para que esta crisis no sea un eslabón más en el ciclo de auges y caídas, sino para superar el cortoplacismo y la emergencia permanente", concluyó Crexell su participación en el debate.

El senador Parrilli, que fue el primero en hablar de los tres representantes por Neuquén, recorrió la historia de la deuda externa desde la Baring Brothers en el gobierno de Bernardino Rivadavia hasta el macrismo. "Se quiere hacer creer que la responsabilidad de la deuda es de todos los argentinos, y no es así", arrancó.

"Muchos defendieron la soberanía argentina y trabajaron para desendeudar al país", agregó, al tiempo que destacó que "todos los gobiernos que desendeudaron o estuvieron en contra de esta lógica perversa fueron derrocados por la fuerza o perseguidos".

Parrilli sostuvo que el gobierno de Macri, en materia de endeudamiento, "fue peor que la dictadura" porque "la dictadura nos endeudó 10 mil millones de dólares por año" y el gobierno anterior "en 30 mil por año y en dos, en el 2018, llegó al default".

Destacó que en 2015 la deuda total era equivalente al 52% del PBI y la correspondiente a dólares representaba el 12%, mientras que al tercer trimestre del 2019 la deuda llegó al 91,8% del PBI y la del dólar se elevó al 41,9%. Con los organismos multilaterales de crédito, acotó, el salto fue del 6,3% al 20,1%.

Parrilli expresó que hubo "muchos responsables" de la herencia de esta deuda, entre los que mencionó a "todos los que aplaudieron: publicistas, economistas, periodistas y muchos empresarios".