Neuquén
11/12/2019

El MPN vuelve a reinventarse en las aguas del peronismo

El MPN vuelve a reinventarse en las aguas del peronismo | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Omar Gutiérrez consolidó ayer el viraje con un mensaje de aceptación del trazo grueso del gobierno de Alberto Fernández. Le gustó la idea de acabar con la grieta, pero marcó territorio con el congelamiento de tarifas para el sector energético. Comenzó a transitar el principio del fin de su tiempo institucional y se abre un ciclo de reemplazo.

Gerardo Bilardo

El gobierno del MPN, que repite en versión Omar Gutiérrez, vuelve a reinventarse, ahora en las aguas del peronismo. El partido de poder de la provincia está acostumbrado a manejar la metamorfósis, y el circuito de transformaciones estaba en marcha desde que la sociedad le corrió el arco cuando echó al macrismo de la Casa Rosada. 

En esa obligada reorientación, la figura máxima que hoy representa formalmente al MPN, consolidó ayer el viraje con un mensaje de aceptación de un gobierno nacional que llega con un perfil "desarrollista e inclusivo", según lo definió el gobernador.

A Gutiérrez le gustó la idea de acabar con la grieta en la Argentina, expresada por el presidente Alberto Fernández. En ese sentido ensayó algo parecido a nivel local cuando dijo "no tengo ningún rencor, ninguna bronca con nadie", en elíptica alusión a la herida que abrió la interna con el vicegobernador saliente, Rolando Figueroa. 

El gobernador habló 49 minutos, más de doble del tiempo que utilizó cuando asumió en el 2015. Lo hizo en simultáneo a los discursos con los que Alberto y Cristina Fernández de Kirchner. Si mirabas a Gutiérrez te perdías el multitudinario festejo que se llevó a cabo en Plaza de Mayo, un encuentro que clausuró una jornada que será validada por la historia (ver notas aparte).

Gutiérrez sumó nuevas millas a su vida y metió un discurso que encaja en el nuevo traje de país que proponen Alberto y Cristina. Primero aplaudió el discurso de Fernández en el Congreso de la Nación, le estrechó la mano al presidente en un brevísimo saludo y luego declaró, esta vez en un comunicado, su apoyo a las propuestas de reencuentro que formuló el presidente. Después voló a Neuquén para asistir a la asunción del intendente Mariano Gaido, para jurar como gobernador y finalmente para poner en funciones a los nuevos ministros. 

El gobernador dio señales de que lee las nuevas coordenadas de los tiempos que corren en la mayoría de los temas, excepto en uno que el MPN defenderá hasta el final: el congelamiento de precios de las tarifas para el sector petrolero. Sobre este tema, Gutiérrez dijo que insistirá, vía Congreso de la Nación, en la anulación del decreto 566 que inmovilizó los precios durante 90 días. 

Vaca Muerta estuvo ausente en el discurso del nuevo presidente y ese vacío seguramente provocó más inquietud en el gobierno local que la que ya arrastraba desde antes. Este tema en particular es el que les quita el sueño al gobernador y a su asesor principal, Jorge Sapag; y en el discurso de ayer, Gutiérrez metió datos y datos sobre despidos, amenazas de despidos, pozos hechos, pozos cerrados y potenciales de inversión. "Es importante que sostengamos reglas de juego claras", repitió. 

Fernández marcó las urgencias de la gestión y no figuró Vaca Muerta ni el barril de petróleo en la pantalla principal. Primero irán las redes para atender con urgencia y solidaridad a los pobres, a los indigentes y a los jubilados que no pararon de sufrir desde que asumió Mauricio Macri. 

La política energética tendrá su espacio, a su debido tiempo, y el MPN tendrá que armarse de paciencia para moverse en un escenario de políticas con acento en el bien común, antes que en el de las empresas, los lobistas y los gobernadores. 

El nuevo período de gobierno concluirá en el 2023 y Gutiérrez no tendrá chance de re-reelección, excepto que se modifique la Constitución, lo que no parece estar en los planes de nadie. Por las dudas, ayer expresó "no voy a reformar la Constitución", una mención que despierta suspicacia por el solo hecho de haberla pronunciado.

El discurso de Gutiérrez de ayer es el principio del fin de su tiempo. Pero sólo de su tiempo, no el de su familia que, como se sabe, en el MPN tiene mucho peso. 

El gobernador giró el reloj de arena y su cuota de poder puede transformarse más vulnerable y volátil, excepto que comience a jugar su propio partido y desafíe a su mentor, el actual consultor que ayer estuvo presente en la Legislatura al igual que el otro exgobernador, Jorge Sobisch.

Gutiérrez aseguró que en la provincia "no hay grieta", pero eso podrá sostenerse mientras nadie mueva las piezas tal como quedaron después de la última interna. 

Habrá que ver cuánto tiempo durará quieta el agua en el estanque, y si los cuatro años que transcurrieron fueron "difíciles", como reconoció ayer Gutiérrez, puede que los próximos cuatro también lo sean. 

29/07/2016

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