Neuquén
09/12/2019

Luces y sombras de cuatro años de gestión del MPN

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Omar Gutiérrez cierra un ciclo con el macrismo y abre otro con el peronismo. El período que clausura muestra indicadores macro que le permiten seguir con el pulgar para arriba. Pero después de pasar el peine grueso, asoman las zonas grises del mundo real.

Gerardo Bilardo

La gestión de Omar Gutiérrez se autopercibe exitosa en indicadores sociales y económicos en comparación con los números que demuestran el desplome que deja el macrismo en el cierre de su ciclo neoliberal. La mirada del gobierno tiene sustento razonable en la macroeconomía, cuando se comparan índices actuales con los nacionales en, por ejemplo, desempleo, ventas en supermercados, mortalidad infantil, desocupación y hasta en pobreza e indigencia. Pero la lectura oficial tiene brillo de un lado y es opaca del otro, en especial cuando se pasa el peine fino y asoman las zonas grises del mundo real.

Gutiérrez cierra hoy cuatro años de una gestión alineada en los temas centrales con el gobierno de Mauricio Macri, e inaugura mañana un nuevo ciclo, en el que compartirá un tiempo político diferente con un gobierno peronista que nació con una base lo suficientemente robusta en contenido político como para iniciar el camino de reconstrucción de una Argentina devastada.

En el mensaje de elevación del presupuesto que corresponde al próximo año, el Poder Ejecutivo neuquino describe a la economía local con cierta mirada autocomplaciente. Dice que "continúa su fase de crecimiento" y que esa tendencia se puede apreciar en el aumento del 2,7% del Producto Bruto Geográfico en términos reales durante los últimos cinco años. También pone en negrita el índice de desocupación, que en el segundo trimestre de este año alcanzó 5,4%, la mitad del termómetro nacional; o el consumo en los supermercados que crece a un ritmo del 50%, mientras en el país lo hace al 12%. También destaca que la pobreza e indigencia están por debajo del promedio nacional, aunque a Neuquén, en este tema en particular, no le sobra demasiado y puede alardear poco, si es que se puede presumir en estadísticas que esconden tanto sufrimiento social.

Pasaron cosas, pasó Macri

Gutiérrez llegó al gobierno con una inflación interanual a octubre de 2016 del 34,7% y está terminando en el mismo período con una del 57,9%. La inflación en la provincia de los cuatro años fue del 134% (medida hasta octubre de 2019), mientras que los gastos del presupuesto crecieron por encima de la inflación, algo más de 181%. 

La planta de personal aumentó el 3% en el período de gestión que está a punto de finalizar; pero hubo un movimiento importante en la planta temporaria que se redujo casi un 86%, mientras que como contrapartida se registró un incremento de la planta permanente del orden del 38%. Es decir, Gutiérrez amplió la planta estable y redujo a su mínima expresión la otra.

El gobernador arrancó su primera gestión con un déficit de 1.600 millones y cierra el 2019 con un superávit de 2.100 millones. Pero hay que contemplar que la dolarización de buena parte de los ingresos provinciales vía regalías jugó a favor de la ecuación final. Traducido: lo ocurrido particularmente este año y el anterior con la destrucción del peso, le arruinó el bolsillo a la mayoría pero trajo alivio a unos pocos, entre ellos a la provincia.

En los cuatro años, el endeudamiento fue una política constante para equilibrar las cuentas en la provincia, una estrategia alimentada por el macrismo y de la que se prendieron los gobernadores. En ese sentido se observa que los vencimientos de deuda crecieron 144,7%, al pasar de 3.273 millones de pesos a 8.012 millones este año. Sin embargo, entre una punta y la otra, la proporción de la deuda en dólares cayó unos diez puntos: en el 2016 representaba el 74% del total y hoy casi el 64%.

La deuda nueva correspondiente al primer año de gobierno fue de 2.600 millones y la de este año está pautada en 1.135 millones, una disminución del 56%. Pero el próximo año, agarrate Catalina: el presupuesto 2020 prevé un endeudamiento duro (letras o bonos) por más de 11 mil millones de pesos, sumado a otros 5 mil millones de condiciones más flexibles, entre los que se encuentran los préstamos de los organismos multilaterales para realizar obras. 

Hasta aquí la macroeconomía le permite a Gutiérrez seguir saludando con el pulgar para arriba como lo hizo desde el 2015. Pero cierra cuatro años con 26% de pobreza (casi 80.000 pobres en el conglomerado Neuquén-Plottier), 3,6% de indigencia (unas 11.000 personas, que a su vez representan 3.600 más que el año anterior) y 5,4% de desocupación, un problema que padece en mayor proporción la población menor a 30 años.

La falta de trabajo es un problema más serio en el interior que en la capital. A poco más de 15 kilómetros de la ciudad de Neuquén, en Centenario, se encuentra el registro más alto de desempleo con 11,5% de desocupados; el norte no se queda atrás con el 10,3 % (Chos Malal) y en la ciudad donde se inició la industria petrolera, Cutral Co, el problema lo padece el 8,5%. Ah..., y en Vaca Muerta o Añelo, como se prefiera, también hay desocupados, que no son los petroleros, porque la mayoría no vive allí: el último índice de desempleo fue de 7,2%.

29/07/2016

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