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23/07/2023

La Cumbre de la OTAN en Vilna: un sombrío ejercicio de sonambulismo

La Cumbre de la OTAN en Vilna: un sombrío ejercicio de sonambulismo | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Sin lograr una victoria de Kiev, ni poder aceptar una de Moscú, EE.UU. y sus aliados tienen un menú de opciones cada vez más acotado.

Gustavo Crisafulli *

Querida lectora o lector, si su dosis semanal de malas noticias está colmada, saltee esta nota. Si aún tiene estómago, adelante.

El 11 y 12 de julio pasados tuvo lugar la Cumbre anual de los 31 países miembros de la OTAN en Vilna, Lituania, a 700 km de San Petersburgo y 1300 del frente de combate en Ucrania.

Vilna fue conocida antaño como la “Jerusalén de Europa” pues tenía una de las comunidades judías más grandes y antiguas de la región.

Fue escenario de las más brutales matanzas del Holocausto. En 1941, a comienzos de la invasión alemana a Rusia,las milicias nacionalistas agrupadas en el Frente Activista Lituano, junto a las SS nazis, asesinaron en pocos meses a unos 195 mil habitantes judíos de la ciudad.

Los mandatarios presentes en la Cumbre han preferido ignorar que Gitanas Nauséda, el presidente anfitrión y su partido Unión Patria son los herederos políticos de los genocidas de 1941-45, ahora rehabilitados como héroes nacionales.

Es que los tiempos pintan sombríos. Hace un año, en la Cumbre de Madrid, la OTAN había decidido profundizar la guerra en Ucrania, para lograr lo que llamaron una “derrota estratégica” de Rusia, impidiendo el acuerdo de cese al fuego logrado por la mediación de Turquía.

Durante el año enviaron miles de millones de dólares en tanques, artillería, misiles y drones y entrenaron y equiparon a nueve brigadas ucranianas y unos diez mil mercenarios, esperando llegar a la Cumbre en Vilna con una Rusia acorralada por la ofensiva de Kiev y las sanciones financieras y comerciales.

La largamente anunciada contraofensiva comenzó a principios de junio pasado y cuatro semanas después había avanzado unos 20 km, con grandes pérdidas de hombres y equipos.

Las sanciones sólo han causado hasta ahora daños menores a la economía rusa y fortalecieron sus vínculos con China y el Sur Global.

Las reservas de municiones comenzaron a agotarse en Europa y EE.UU.

El 7 de julio el presidente Biden, violando una ley que prohíbe su exportación, anunció el envío de bombas de racimo a Ucrania, reconociendo implícitamente el agotamiento de proyectiles de 155 mm en el arsenal estadounidense.

Estas bombas, prohibidas por la ONU -Convención a la que no adhieren EE.UU. ni Rusia- aumentarán las muertes de civiles, contaminarán por años las tierras de cultivo y no harán diferencia en el curso de la guerra, puesto que sirven contra concentraciones de soldados o tanques en un radio reducido, que no es el modo en que está desplegado el ejército ruso. Pero, es lo que hay.

En los dos días de reunión, como se suponía, no se integró a Ucrania a la Alianza y se la invitará en un futuro impreciso cuando cumpla unas condiciones tampoco dichas.

Ello causó la ira del presidente ucraniano que calificó a la Cumbre de “absurda”.

Zelenski parece haber iniciado el calvario de dejar de ser “el Churchill de nuestro tiempo” para convertirse en un cliente incómodo y molesto y quizás el fantasma de Ngo Dhin Diem comience a visitarlo en sus noches insomnes. 1

El Comunicado Final simplemente repite la letanía contra la invasión rusa, afirma un inespecífico apoyo a la continuidad del esfuerzo de guerra ucraniano, y dedica un apartado a China, “cuyas ambiciones y políticas coercitivas desafían nuestros intereses, seguridad y valores”.

El único logro ha sido la incorporación de Finlandia, abandonando más de medio siglo de neutralidad, y el acuerdo de que la próxima sea la de Suecia: una derrota de Putin, efecto boomerang de su invasión a Ucrania en febrero de 2022, que ha extendido la OTAN hasta las fronteras mismas de Rusia.

Sin lograr una victoria de Kiev, ni poder aceptar una de Moscú, EE.UU. y sus aliados tienen un menú de opciones cada vez más acotado.

Han preferido seguir como sonámbulos el camino del conflicto prolongado, arriesgándose a que la fatiga de la guerra y las calamidades de la economía eclosionen en sus naciones antes que su deseada implosión de Rusia.

Señales preocupantes asoman con las rebeliones populares en Francia, la recesión económica y el triunfo de la extrema derecha en las elecciones municipales en Alemania y la debacle de los servicios públicos en Gran Bretaña.

En Vilna la OTAN ha decidido continuar la guerra hasta el último ucraniano. Pero aunque no pongan la sangre, deberán poner el tesoro. Cuánto más aceptarán sus pueblos reducir el estándar de vida para enviar armas y dinero al pozo sin fin de Ucrania está por verse.

Cuando uno mira la “foto de familia” de los asistentes a la Cumbre, debería razonablemente preguntarse de qué se ríen.

La respuesta, lamentablemente, es obvia.

 

1Diem fue presidente de Vietnam del Sur desde 1955, apoyado y financiado por EE.UU. A fines de 1962 se opuso a una mayor participación estadounidense en la guerra y buscó un acuerdo con el Norte. El 1 de noviembre de 1963 fue depuesto y asesinado por sus generales con el conocimiento y la inacción del gobierno de Kennedy



(*) Historiador, ex rector de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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