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23/07/2023

Argentina es víctima de un capitalismo saqueador

Argentina es víctima de un capitalismo saqueador | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
(Ilustración: gentileza).

Cristina Kirchner puso el foco en la “fuga de capitales”: unos 428.000 millones de dólares fugados al exterior por argentinos. En nuestro país siempre se critica al Estado pero rara vez se denuncia el funcionamiento clandestino de poderosas empresas privadas y/o de particulares con fortunas gigantescas.

Miguel Croceri

Argentina tiene múltiples datos reveladores de sus dramas económicos y de sus injusticias sociales. Los primeros se difunden continuamente, mientras que los segundos son ocultados, también continuamente. Salvo excepciones.

Recientemente, y una vez más, fue Cristina Kirchner quien puso en la consideración pública algunas de las ideas, con las cifras que las respaldan, demostrativas de que nuestro país no solamente sufre problemas de fondo en su aparato productivo, el valor de su moneda, la falta de recursos del Estado, etcétera, sino que todo eso es al mismo tiempo consecuencia de ciertas y determinadas formas de repartir -de repartir mal, en realidad- la riqueza socialmente producida.

“Parece que nos desvivimos en los medios de comunicación por los índices de la pobreza, que son crueles, es cierto. O por los índices de inflación que son graves, es cierto. Pero nunca hablamos de la riqueza. Parece que todo esto se produjera por un fenómeno natural”, razonó la actual vicepresidenta, al hablar el pasado lunes 17 en el acto de celebración por los 15 años de recuperación de Aerolíneas Argentinas. (Acceso a la transcripción textual y al video del discurso completo en su página web oficial. Posteo del 17/07/23). 

En uno de los muchos conceptos didácticos de su discurso, Cristina remarcó una obviedad que casi nunca es mencionada en los discursos públicos, como si la sociedad estuviera obligada a tener conocimientos de economía. “Nosotros no producimos dólares, porque no tenemos la maquinita”.

Al respecto, citó un informe del Indec (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) “que trae un número muy interesante que nos habla de una cifra fenomenal: 428.635 millones de dólares (cuatrocientos veintiocho mil seiscientos treinta y cinco millones)”. Tras repetir el número se preguntó “¿qué es eso?”, y a continuación explicó: “Son los activos formados en el exterior por personas físicas y jurídicas argentinas”.

“¡Hola ¿qué tal?”, agregó de inmediato, al utilizar una de sus expresiones típicas para llamar a la reflexión sobre datos o asuntos que permanecen ocultos a la visibilidad social. “Bienvenidos a la Argentina donde faltan dólares. En la Argentina faltan, pero afuera del país hay un grupo selecto de argentinos, escasos (por la cantidad)”, que según estimó podrían ser entre 100.000 y 116.000 sobre unos 47 millones de habitantes, y que “tienen casi un PBI afuera”, completó la líder del kirchnerismo.

La cifra de más de 428.000 millones no es en absoluta novedosa para los conocedores de la temática. Sin ir más lejos, el prestigioso investigador en economía y doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) Humberto Zambon, habitual columnista de Va Con Firma, lo había señalado días antes en un artículo precisamente titulado “¡Faltan dólares!”.

“A la terminación de su mandato, Macri entregó el gobierno con una deuda total de 320.032 millones de dólares (externa por 249.499 e interna por 71.583), mientras que los activos en el exterior de residentes nacionales se calculaban en unos 400.000 millones de dólares”, detalló Zambon en este portal de noticias. (Nota del 09/07/23). 

Dólares en guaridas fiscales

La operatoria económico-financiera técnicamente llamada “formación de activos externos”, suele ser denominada también “fuga de capitales” o directamente “fuga de dólares”. Estos términos son más elocuentes respecto del trasfondo del procedimiento, que a su vez revela las características del capitalismo saqueador que sufre nuestro país.

Al respecto, en los primeros meses del gobierno del presidente Alberto Fernández -en momentos en que hacía pocas semanas la pandemia del Covid azotaba al mundo entero-, se publicó un informe del Banco Central donde se revelaba que durante el mandato de Mauricio Macri la fuga de capitales superó los 86.000 millones de dólares.

En los cuatro años transcurridos entre diciembre de 2015 e igual mes de 2019, el mecanismo de fuga “se triplicó”. Y “las políticas económicas que se aplicaron” en ese periodo “crearon las condiciones para la irrupción de un nuevo episodio de crisis por sobre-endeudamiento externo”, destacó la institución que fija la política monetaria argentina. (Información del diario Ámbito, nota del 14/05/2020). 

Las maniobras empresariales destructivas de las finanzas del país se agravaron al extremo en los últimos meses del macrismo, más concretamente cuando aquel gobierno restableció el cepo al dólar apenas perdió las elecciones primarias en agosto del ‘19. En esa ocasión “hubo una fuga de casi 20.000 millones de dólares del préstamo de 44.000 millones” que había otorgado el Fondo Monetario Internacional (FMI), según reveló recientemente el director general de Aduanas, Guillermo Michel. (Reporte de la agencia de noticias Télam, nota del 18/07/23). 

Simultáneamente, las minorías ultra-millonarias de Argentina tienen un lugar mundialmente destacado en cuanto a esconder sus dineros en guaridas fiscales (mal llamadas “paraísos”), ya fuere para no pagar impuestos o para encubrir actividades delictivas que en muchos casos son gravísimas.

Así quedó revelado hacia finales de 2021, cuando el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) publicó los documentos llamados “Panamá Papers” (“Papeles de Panamá”). El nombre surge de que en esa nación centroamericana están radicadas miles de empresas fantasma, denominadas “offshore” porque están afuera de las fronteras nacionales y de la jurisdicción del Estado (argentino, en este caso), y que no existen como empresas reales que elaboren algún tipo de bienes u ofrezcan determinados servicios.

La investigación comprobó que “Argentina es el tercer país del mundo con mayor cantidad de beneficiarios finales de firmas offshore. (…) Entre los archivos a los que tuvo acceso el ICIJ figuran más de 2.500 argentinos dueños de empresas creadas en paraísos fiscales, con nombres de fantasía y directores, en su gran mayoría panameños, que cumplen ese mismo rol para cientos de firmas”, según publicó en su momento el portal Infobae.

En esa plataforma informativa digital se desempeñan algunos/as profesionales de prensa que integran el consorcio internacional de periodistas. El medio es un habitual propagandista ideológico del capitalismo extremo y de los intereses de dominación mundial de Estados Unidos, pero además, como parte de su posicionamiento editorial y comercial, suele publicar noticias y análisis confiables.

Cuando dio a conocer la información citada en esta columna de opinión, el mencionado portal destacó que “si bien tener una firma offshore no es ilegal en sí mismo, suelen utilizarse para canalizar dinero proveniente muchas veces de distintos ilícitos. Desde la estructuración y el fondeo de negocios en el extranjero para eludir impuestos, hasta la evasión fiscal bajo el ocultamiento del verdadero titular de una sociedad, de un inmueble o de una cuenta bancaria en el extranjero. También puede ser usada (una compañía ‘offshore’) para el lavado del dinero proveniente de otros delitos más graves, como el cobro de sobornos o el narcotráfico”. (Conceptos tomados de Infobae, nota del 03/10/2021). 

Sacudir la modorra

Los datos, referencias, precisiones, cifras, conceptualizaciones, etcétera, que ponen de manifiesto el funcionamiento clandestino de poderosas empresas privadas y/o de particulares con fortunas gigantescas, resultan indispensables para comprender las causas de los dramas económicos de nuestro país.

Argentina es víctima de un capitalismo saqueador, de rapiña, insaciable en su voracidad y avaricia para aumentar las rentabilidades a costa de perjudicar al conjunto de la sociedad. Sin embargo, siempre se critica al Estado y raras veces se pone el foco en los dueños del capital, es decir en el poder económico que en gran medida determina las condiciones de vida de cada persona, familia, grupo o clase social.

El discurso dominante induce a que ello ocurra de esa manera, pero además esa forma de ver las cosas también es incorporada por sectores diversos -de la política, de los medios de comunicación o de organizaciones de la sociedad civil-, aun cuando sean críticos de los poderes de facto e incluso luchen en favor de los derechos e intereses de las mayorías sociales.

Cuando una líder como Cristina Kirchner denuncia la fuga de dólares y exhorta a “hablar de la riqueza” y no solo de la pobreza, su palabra constituye un aporte magnífico que, bien aprovechado, quizás podría sacudir la fragilidad ideológica, modorra política y/o pereza intelectual de las dirigencias democráticas y populares.

29/07/2016

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