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16/07/2023

Stanley o Massa

Stanley o Massa | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

O bien Massa-Rossi; o bien el negocio privado en el país pastoril, junto a la evasión y la entrega disfrazados de espacio político, que eso sigue siendo la franquicia Juntos por el Cambio.

Juan Chaneton *

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Si la legisladora de la Cámara de Representantes (demócrata por Nueva York) Alexandria Ocasio Cortez, hubiera hecho en Estados Unidos lo que Corina Machado hizo en Venezuela, a aquélla le hubieran aplicado la pena de muerte que establece el código penal estadounidense para los delitos de "traición a la patria". Porque esta buena señora venezolana le pidió personalmente al entonces presidente Bush, que enviara tropas a su país para derrocar al legal gobierno constituido; y tampoco se privó de trabajar activamente con su marido -Leopoldo López- con el fin de obtener financiación extranjera para el terrorismo callejero caraqueño que se cobró la vida de muchos ciudadanos venezolanos. Todo eso hizo esta mujerzuela que ahora intenta instalarse en el imaginario colectivo de Latinoamérica como mártir y víctima del "chavismo", en línea con unos periodistas argentinos que estornudan cuando Biden se resfría, y en línea también con otros que no se ruborizan por reclamarse parte del campo progresista y popular aunque, con la regularidad del cu-cú, hagan de la calumnia a los gobiernos venezolano, cubano y nicaragüense, su leit motiv profesional y su orden de mérito en pos de oscuros dineros anuales proporcionados por no menos oscuras "oenegés" y aplaudidos por Human Rights Watch y colusiones injerencistas similares. Todo esto es lo que surge de la imprescindible nota de Atilio Borón del domingo 9 de julio de 2023 y de lectura cuasiobligatoria en el día de la patria argentina y jornadas subsiguientes.

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Por lo demás, y entrando de lleno en la coyuntura local, comprobamos que hemos culminado nuestra heroica saga, como pueblo indómito y llamado a grandes realizaciones, en una opción dura: o bien Massa-Rossi; o bien el negocio privado en el país pastoril, junto a la evasión y la entrega disfrazados de espacio político, que eso sigue siendo la franquicia Juntos por el Cambio. Algunos desencantados creen que se trata de elegir entre el cianuro y la cicuta, pero se trata de un error.

Queda a salvo, no obstante, el derecho de cada quién a interrogar, con gesto azorado, al fiel espejito propio, inquiriéndole, por caso, qué fue de las nieves de antaño, qué culpa tiene Fatmagul o quién me escuchará entre los ángeles si grito, y qué fue de aquellos fervores vitales, de las mil flores, de los jardines floridos y de todas y cada una de las variantes que la botánica nos ofrece como infinito venero de metafóricas sanatas, y también qué se hizo de aquel espíritu Mar del Plata 2005, por qué no afloró ni un poquito de ese espíritu cuando, en vez de optar por encubrir los delitos de la banda Macri-Lagarde, hicimos un trío-swinger con ese concubinato de truhanes y saludamos al Fondo con una sonrisa de oreja a oreja como diciendo aquí no ha pasado nada, pagaremos lo que robó el sinvergüenza que nos precedió, y no vamos por todo, no nos malentiendan, vamos por la mitad solamente, vamos a menos, la patria es el otro pero el otro es también y en primer lugar la SRA, AEA y ADEBA y el Comando Sur, todos ellos son la patria y el buen Alberto, ya se sabe, es un hombre de diálogo y consensos, como Scioli y como Larreta, pese a todo lo cual, unos cuantos se preguntan qué fue de aquellas llamaradas que parecían fuego sagrado pero resultaron luz mala, qué fue también de aquella savia vivificante que a todos nos marcaba el camino a seguir y que seguimos con la mejor buena voluntad y hasta con regocijo y la esperanza insomne. Aún nos obsede el recuerdo pugnaz de la batalla trunca, de la batalla que nunca se libró, soldado que huye sirve para otra guerra, es la consigna que guía a algunos de nuestros más encumbrados esgrimistas, a estas horas, a estas extrañas y desangeladas horas, más bien deshoras.

Sin embargo, nada de esto, con ser verdad pura y dura, habilita a no votar Massa-Rossi el 22 de octubre. La razón es una sola, también pura y dura: la materialidad del proceso histórico en la Argentina, exige operar dentro y no fuera de su barro elemental para incidir, desde allí, en sus contradicciones más complicadas, las antagónicas y las que no lo son, las principales y las secundarias, las fundamentales y las de detalle, y todo ello nos dice que si lo urgente es la construcción de orgánicas superadoras de un pasado frustrante, el contexto es lo que favorece o dificulta toda construcción, y tal contexto será uno con el salvajismo legitimado gobernando este país, y será otro con un peronismo -aun desflecado- en el gobierno. Irse a rebuznar a otro fangal porque el candidato no enamora es como enojarse con la esposa porque ese día le duele la cabeza; en todo caso, hay que saber que el amor eterno dura seis meses.

El caso es, también y sin embargo, que hasta a Omar Plaini le parece mejor candidato Grabois que Massa. En realidad, aquí hay una confusión. Las ideologías de ambos candidatos son diferentes, y, en tren de optar, la gente honrada prefiere a Grabois. Pero Grabois la tiene difícil y Massa, en cambio, está por verse si pierde o gana. La derecha en la Rosada a partir del 22 de octubre, es una catástrofe que Massa-Rossi, en una de esas y si los planetas se alinean, tal vez eviten. A partir de allí, y como queda dicho, tendremos mejores condiciones para militar por una construcción nueva, que recupere lo mejor de las tradiciones inmediatas y mediatas de las luchas obreras y populares del pueblo argentino y cuidándonos muy bien de repetir los errores de siempre. Pues a este ágape están invitados todos, los buenos y los malos cristianos y los que no son cristianos también. Sin embargo ninguna invitación se les debería cursar a los trepadores de siempre, a los que hacen de la política "carrera" o salida laboral, que es lo mismo, a los que van por un puesto y a los que consideran que sus laderos de confianza tienen que ser amigos o parientes o amantes. Y tampoco estarán invitados los que no tengan bien metido en la cabeza que sólo la Argentina industrial nos hará libres, y que a esa Argentina industrial se han opuesto siempre, la sociedad rural, la corporación financiera que nuclea a los bancos (ADEBA), es decir, los dueños del dinero en efectivo y de plástico que circula en el país y los propietarios concentrados y usufructuarios de la Argentina dependiente como los que profitan escondidos en ese sello llamado AEA (Asociación Empresaria Argentina), y que han contado, todos ellos, con la inoperancia incondicional de radicales, peronistas y militares -que son los únicos que han gobernado este país desde hace un siglo-; y tampoco deberían sentarse a esa mesa de la verdadera democracia, los que no entiendan que las fuerzas armadas de la Nación, son, en un mundo que ahora es "global", fundamentales para defender la soberanía y los recursos naturales que Laura Richardson se quiere robar en yunta con Gerardo Morales, y que con esas fuerzas armadas hay que construir un proyecto de país bajo el signo "Producción para la Defensa", incorporados, como nación Argentina, a los espacios integrativos que bajo la impronta líder de Brasil, ya despuntan en América Latina. BRICS o hegemón, es una consigna de la hora.

Por lo demás, una candidatura única de Massa en la Paso implicaba el riesgo de que muchos, extraviando la brújula, se fueran al Frente de Izquierda o al blanquismo, pues el candidato no es, precisamente, santo de la devoción del nutrido y cantarino progresismo que da bullanguera base a lo mejor que tiene el ex Frente de Todos, hoy UxP.

Lo llamativo, no obstante, es que nadie salga a denunciar que tanto el "moderado" Larreta, como la "dura" Bullrich y el hombre de las sinapsis cortocircuitadas -el contador público José Luis Espert-, vomitaron su odio diciendo que a Grabois hay que matarlo, pues no otra cosa significa declarar -como lo hizo el alcalde de la CABA- que "hay que sacarlo del mundo", en el contexto de un país en el cual la tentativa de asesinato de la vicepresidenta ni siquiera es investigada por la Justicia. Larreta, en este punto, hace lo mismo que, en su momento, hicieron Isabel Martínez de Perón e Ítalo Luder -con la inapreciable colaboración de Ricardo Balbín- cuando discutían si a la izquierda de la época había que "aniquilarla" o, simplemente aplicarle la ley. El imperdonable delito de Grabois, para los granujas de ayer y de hoy, es intentar darle conducción política a las masas de explotados y desposeídos, que, en tanto sigan viviendo en esa condición, constituyen una función de la acumulación privada de riqueza malacumulada por las clases oligarcas que los aludidos granujas representan. La desocupación bien administrada siempre sirvió para presionar el salario hacia abajo. Ese es el sentido del "ejército de reserva" en el capitalismo. Y así, esas masas, con programa y conducción, interpelarían seriamente los privilegios que aquellos tres mamarrachos defienden bajo la excusa de que hacen política. Y con los pobres disponiendo de programa y conducción, se estaría más cerca del escenario de pesadilla que alucina la derecha por boca de algunos de sus más encumbrados difusores, que son los que "analizan" la situación política en la Argentina y concluyen, muy sueltos de cuerpo, que "el kirchnerismo" se propone cambiar el régimen político y el sistema de propiedad que le sirve de base, y hasta la religión y los usos y costumbres de la sociedad, pero que, hasta ahora, ha disimulado tan protervo designio: primero con Scioli, luego con Alberto y ahora con Massa. Lo curioso es que los aliados con que cuenta esa derecha periodística para impedir que la Argentina se dirija hacia el totalitarismo son prohombres de la democracia y la república como Luis Barrionuevo, Gerardo "601" Martínez, el Gitano Cavalieri o Héctor Daer, quienes, en lo que se refiere a preferencias por el régimen político que debería regir en la Argentina, comparten objetivos y deseos con, por caso, Carlos "kristallnacht" Pagni, que es quien mejor conoce los protocolos de los sabios del Instituto Patria que se pergeñan allí, bajo la supervisión de un senador nacido al pie del Domuyo, que vino, como el espía de Le Carré, del frío, y que se llama Oscar Parrilli.

En tanto, la "cuestión social" en la Argentina 2023, se despliega bajo el signo del piquete de los excluidos que pasan hambre y exigen, bajo la lluvia y el frío, que los funcionarios concernidos dejen de mentirles y cumplan, alguna vez, alguna promesa de las muchas que les hacen cada vez que les urge desactivar la protesta callejera. Vivimos en un país zaherido por una indiferencia de clase ante el sufrimiento de "los más vulnerables" y, asimismo, en un país en el que el pago mínimo de una tarjeta de crédito del Banco Nación (sic) puede pasar, si la víctima del banco se atrasa en el pago, de 4500 pesos a 89 mil pesos de un mes a otro (¡¡¡ ...!!!); y vivimos en una Argentina en la que una prepaga puede, impunemente, aumentar la cuota de 60 mil pesos un mes a 80 mil pesos el mes siguiente. Que los candidatos del pueblo tocaran el tema en campaña y esbozaran un principio de solución a este acuciante problema, mejoraría grandemente sus chances electorales en un escenario en que el voto clasemediero es determinante. Pero, sobre todo, mostrarían preocupación por un problema que angustia a muchos argentinos que, además, están empezando a pensar que, a ellos, la política no les sirve para nada.

¿Qué ley prohíbe, en la Argentina, cortar una calle? Ninguna. Las movilizaciones populares para reclamar derechos, en tiempos de Mauricio Macri, eran invariablemente infiltradas por los servicios de inteligencia del Estado para incentivar desmanes que posibilitaran, luego, la incriminación de los manifestantes por "estrago doloso": como no había delito había que fabricarlo, atribuyendo a manifestantes defraudados por Carolina Stanley aquella conducta típicamente antijurídica y culpable y, por ello, sancionada penalmente. El derecho constitucional de reclamar ante las autoridades está vigente. También lo está la disposición legal de la Ciudad de Buenos Aires (art. 97 de su Constitución) que le prohíbe al primo de Macri, postularse a jefe de Gobierno. De modo que, ¿de qué ley se habla cuando se habla de la ley que, presuntamente, les estaría prohibiendo a los piqueteros cortar la calle? La violación de la ley para que el primo pueda entrar por la ventana no les preocupa a los gallináceos que cacarean como acto reflejo cada vez que ven la 9 de Julio interrumpida por el reclamo de los que tienen todo el derecho de reclamar. Ese señor primo, cuya ontología somática sugiere una presunta falencia cognitiva, no vive en Buenos Aires, porque vive en Vicente López y así lo dicen constitucionalistas varios insospechados de kirchnerismo. No respetan la ley. Pero exigen "la ley" para los piqueteros.

Y resulta que, pese al sentido común, aparece, como en el medio del río y dispuesto a bautizar, Juan el Bautista -de apelativo Mahiques- un carrerista exitoso de la judicatura y fiscal en jefe de todos los fiscales de la CABA, aparece, digo, solicitando al Tribunal Superior de esa misma CABA, que le dé vía libre al débil para que pueda candidatearse en la Ciudad, pues (dice el fiscalazo que viajó en el avión de Clarín hacia el lago donde está escondido el inglés de la triste figura) el tal art. 97 exige cinco años pero.... (y aquí viene el punto que prueba que hay funcionarios son verdaderos truhanes al servicio de una facción política), no dice -dice Mahiques- que esos cinco años tienen que ser inmediatos, sino que alcanza y sobra con que el pretendiente haya vivido en la CABA cinco años en alguna etapa de su vida, por ejemplo, desde el primer añito hasta que entró a la primaria, allí se estarían cumpliendo, según el empleado del macrismo en la fiscalía, los cinco años que exige la Constitución.

Un sicario no pregunta ni duda: hace su trabajo y punto, para eso le pagan. Aprendamos.

Y como la Corte consideró que no era procedente su intervención en este asuntejo, deberá hacerlo el Superior Tribual de Justicia de la Ciudad presidido por una jurisconsulta del calibre de Ulpiano e íntima de Mauricio Macri y, de paso, asesora de Alberto Fernández, de quien cabe decir que, para sacar chapa de amplio y dialogador ha hecho cosas que ameritarían darle un sosegate de esos que por puro pudor, no se pueden decir. Wainberg de Rocca para asesorarlo en una sedicente reforma del poder judicial, o Martín Caparrós para luchar contra el hambre, han sido, junto al reclutamiento de otros "asesores" con cara de piedra, una de las pruebas más sólidas con que contamos para afirmar la endeblez ideológica del Presidente que nos tocó en suerte.

El programa que debería abrirse paso con la fórmula Massa-Rossi contempla un amplio frente democrático y social para trabajar por la Argentina industrial en pos del afianzamiento de la soberanía nacional y la integración latinoamericana, para lo que se requieren puntos programáticos vinculados a la absoluta independencia de la política exterior en todos los órdenes, en particular, en la lucha contra el narcotráfico. Defensa a cara de perro de los recursos naturales. Estrechamiento de relaciones con Brasil, Rusia, China, India, Irán y Sudáfrica en el marco del grupo Brics al cual debería renovar su reclamo de ingreso la Argentina. Exigencia a la CPI para que obligue a Estados Unidos a cumplir las sentencias dictadas contra Nicaragua por el apoyo de la Casa Blanca, en los años '80, a la injerencia financiada por el narcotráfico en la persona del delincuente internacional Oliver North, sentencia que ya fue pronunciada por el tribunal pero que el hegemón se niega a cumplir sin que la "Corte Penal Internacional" se dé por enterada. Asimismo, corresponde denunciar, ante esa instancia judicial internacional, la militarización del Atlántico Sur por parte de la OTAN y reclamar el cese inmediato de la usurpación del territorio nacional en el archipiélago Malvinas, cuya jurisdicción política corresponde a nuestro país, tal como lo viene planteando la Argentina, regularmente, en las Naciones Unidas.

Alianza con todos los sectores nacionales y populares de la Argentina, en particular en el marco de un programa económico de Producción para la Defensa incorporando a las Fuerzas Armadas, frente a las cuales deberá cesar (como exigió Hebe en la Marcha de la Resistencia de 2019) todo ataque a la institución in totum fundado en los crímenes pasados que perpetró la banda terrorista que asaltó el poder del Estado el 24 de marzo de 1976. Reforma del código penal para, entre otras decisiones, reprimir las tergiversaciones históricas en forma integral, esto es, tanto las que que niegan los crímenes nazis perpetrados antes y durante la segunda guerra mundial (1939/1945), como las que hacen lo propio con el terrorismo de Estado que asoló a la Argentina en el período 1976/1983, y para, asimismo, reprimir también cualquier otra forma de negacionismo referido a la Argentina como a cualquier otro país de América Latina.

Bien entendido que si se les garantiza impunidad a las empresas de medios para calumniar a personas y/o instituciones sin rendir cuentas penales por ello, ningún proyecto favorable a los intereses nacionales argentinos será posible. Antes que nada y primero que todo, habría que redactar y sancionar una nueva ley de medios y una reforma del Código Penal, para lo que resulta previo la reforma de la Constitución, cuyo contenido debería ser materia de otra reflexión.

Salliqueló, el 9 de julio, fue un punto de inflexión. Clamaba a gritos ese gasoducto para que no ingresara al anonimato de la comunicación defectuosa que ha sido también seña de identidad del gobierno de Alberto Fernández. Éste, ya que nadie lo hace por él, salió a defender las realizaciones de su propio gobierno, que también las hubo. Hasta coincidió con Cristina en temas estratégicos que hacen al proyecto de país: agregar valor en origen a las materias primas (como el litio) pues nadie se hace rico vendiendo commodities, premisa de la industialización; soberanía energética como base y fundamento de la Argentina industrial que está pendiente. Pero, francamente, si el Presidente piensa todo eso, lo hubiera dicho antes, evitando antagonizar frívolamente, como supo hacerlo, con la vicepresidenta nada más que por puros celos, pues conceptos distintos de país, al parecer, no hay. Si eso hubiera hecho oportunamente el Presidente, en vez de perderse en ensoñaciones imposibles como doblarle el brazo a Cristina, o terminar con "el kirchnerismo", hoy el peronismo estaría en mejores condiciones para competir. El caso es que en ese pueblo de la Provincia cercano a Bahía Blanca, Cristina hizo lo que no le perdona el "círculo rojo": avivar a la gilada. Les cuenta a todos que unos mienten y los otros compiten en un certamen que premia al que dice la "boludez" más grande. El mentiroso es Macri, en esa narrativa pedagógica de Cristina; y el boludo es Eurnekián. Éste porque les echa la culpa de ciertas decisiones de política económica, a "los políticos", cuando, en realidad, son empresarios los decisores que nos hundieron. Aquél, porque miente espontáneamente y sólo tras muy largo esfuerzo puede decir una verdad. Miente desde que era chiquito ese hijo de una buena madre, según él se definió. Una Blanco Villegas, esa madre, de la cual solía acordarse detalladamente Guillermo Moreno. Con razón su madre lo retaba desde chiquitito. Lo retaba por mentiroso, lo apostrofó Cristina. Y él se hizo el ofendido: no se meta con mi madre, que era una buena madre. ¡La puta madre!!

Y no es para menos. Hay caraduras y caraduras. Guillermo Snopek encuadra en una de esas "categorías". Y las interjecciones del asombro vienen al caso a varias puntas, en este caso, en la medida en que el sujeto quiere hacer rancho aparte en el Senado, violando, de ese modo, el elemental principio de que lo individual cede ante los intereses del colectivo y que, encima, lo premien permitiéndole acoplarse, escondido, en la boleta de Massa-Rossi para, de ese modo -de ese pequeño modo-, renovar su banca. Y está muy bien que lo hayan echado de ahí. Podrá ir a llorar al justicia electoral, ahora, que allí cuentan con libro de quejas, incluso para los oportunistas fallidos.

Luego del anuncio de que el gobierno inauguró lo que la incapacidad y la ideología del gobierno anterior les birló a los argentinos, cabe, de modo urgente, un anuncio de similar envergadura pero referido al tema salarial. Un gobierno popular (un gobierno peronista, dirían los peronistas) no puede mirar para otro lado cuando falta "la comida en la mesa". Y hoy la comida está faltando porque el salario lucha, contra la inflación, con una mano atada. Aumento general y sustantivo de salarios, ya...! Después de acordar con el FMI, es decir, en estos días, sería el momento oportuno.

El punto, con todo y en el marco de la globalización neoliberal, es la soberanía nacional. Y a la soberanía se opone, en primer lugar, Estados Unidos que, en la Argentina, se expresa a través de las injerencias de su embajador, Mark Stanley, un hombre que, en el congreso de su país, milita activamente en el lobby con base en Tel Aviv, la capital de Israel, ya que Jerusalén posee un estatus jurídico-político tripartito y resulta conforme al derecho internacional respetar ese estatus, así como es un delito público internacional considerar a esa ciudad, de prepo, la capital del Estado judío, que es lo que ha hecho el neofascista Trump con la aquiescencia de los "liberales" demócratas. Pero, como Estados Unidos y sus marines son los que, en última instancia, protegen en la Argentina, mediante la latente amenaza de la intervención armada, los privilegios de las oligarquías agroganadera, bancaria, empresarial y mediática, a la soberanía concreta y material también se oponen estas oligarquías locales. Ejercer el voto, entonces, implica no perder de vista, al hacerlo, quiénes son los que se oponen a los derechos y a las legítimas aspiraciones del pueblo argentino, así como quiénes son los que han mantenido una línea de principios innegociable en cuanto a la defensa de la soberanía nacional y la justicia en la distribución de los recursos naturales del país y de la riqueza nacional producida socialmente. Stanley o Massa-Rossi, para sintetizar. Para, luego, seguir trabajando en la construcción de una alternativa genuinamente obrera y popular en el Frente Argentina Soberana.



(*) Abogado, periodista, escritor.
29/07/2016

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