Cuando nos demos cuenta que hemos estado obedeciendo a un lunático e ignorante puesto a gobernar a una Nación que es nuestra, quiero decir de todos y él solo se representa a sí mismo, vamos a pagar las consecuencias con nuestra salud o directamente con nuestra vida, que es lo que está en juego.

La gestión Milei nos instala en una guerra, o sea en una cuestión de vida o muerte.

Porque además está donde está por nuestra propia impotencia. Hemos cerrado de tal modo las formas institucionales, que aunque nos estamos dando cuenta ahora de quien, es quien nos gobierna, podemos hacer poco o nada.

Dicen que hay que ganar la calle. Pero la calle está cerrada por la represión. Pueden desafiarse con el cuerpo los palos, los gases y las balas pero la correlación de fuerzas nos es francamente adversa. Solo se logrará el objetivo si las víctimas del sacrificio de enfrentar a las fuerzas de la represión, pesan en la conciencia social de modo unánime.

Hay que hacer un juicio político, pero no tenemos la cantidad de votos en el Parlamento para llevar adelante con éxito ese juicio. Nadie dice que hay que llamar a los militares porque se sabe que los militares no se meten más en política, escarmentados como están. Es más, esperan que Milei los indulte a todos, hayan hecho lo que hayan hecho.

Y si se va Milei, ¿quién viene? ¡La vicepresidenta Villarroel! Una negacionista de aquellas que mira con cariño como Milei parece deshacerse como la nieve con los primeros calores del verano.

La salida de Milei sólo puede producirse por un renunciamiento del mismo Milei en forma espontánea, (muy dudoso) o inducida por alguna fuerza capaz de exonerar. ¿Alguna poderosa corporación, acaso?¿ El mismo ex patrón de Milei, Eurnequián?

¿El presidente de la Corte Suprema, Rossatti?

Podría ser pero por el momento, todas las puertas están cerradas y además hay una legión que adhiere a su figura, que en el momento propicio también puede ganar la calle y enfrentar a aquellos que luchan por deponerlo. Eso puede ser la chispa de una confrontación civil.

Lo dramático es que mientras no se vaya, mientras esté colgado del cargo, Milei seguirá haciendo daño. Ahora ya se habla para fin del mes de marzo de otra devaluación, de una próxima confiscación de los plazos fijos bancarios y de una dolarización que hará aún más irreversible esta realidad que genera pobreza y postración total del desarrollo económico social de la Nación.

Porque a medida que sigan despojándonos y, nosotros las víctimas, estemos frenadas por la impotencia o sin la fuerza para resistir y rebelarse, todo aquello que nos perjudique cobrará inmediata vigencia.

Desandar el camino que nos ha despojado será tema para otra historia pero muy difícil de sobrellevar. Empezando de atrás para adelante, de la dolarización no se sale y es el procedimiento mediante el cual todos seremos más pobres, salvo claro está aquellos que hoy son ricos y mudaron sus riquezas a paraísos fiscales, por otro lado todos perderemos la condición social que ganamos con largos años de trabajo y de esfuerzo, para que al cabo terminemos donde habían empezados nuestros padres o nuestros abuelos. No hay derecho, sobre todo porque no hay fatalismo que indique que las cosas solo pueden hacerse como las hace un lunático. Hay otros modos de gobernar, hay otras formas de cuidar desde el gobierno a los grupos más vulnerables y otros caminos que indican la defensa de la soberanía nacional.

Todos somos necesarios, todos tenemos el derecho de vivir mejor en la Argentina.