El anzuelo puede ser una conversación casual mientras se aguarda que los chorizos estén asados y circulen, empanados, entre la concurrencia. Hay un denominador común en esta charla enturbiada por el murmullo general: la poesía pampeana, cuya atmósfera peculiar escapa a las aduanas manejadas por quienes detentan los mecanismos canónicos. Y algo similar ocurre con la música: la milonga pampeana no es la misma que la bonaerense o la que se ejecuta en la Patagonia al sur. Son aires, son maneras de pulsar la bordona que tienen que ver con el viento, el espacio abierto, la vegetación sibilante. Son instrumentos pulsados por manos de peones, de albañiles, siempre trabajadores. Dicen de sí mismos “no soy guitarrista, soy guitarrero”. Y un día se meten en el circuito de “Guitarras del mundo”, porque han tocado su paisaje. Porque el paisaje son ellos, y ellos son el paisaje (acá el autor cita de memoria a Atahualpa Yupanqui).

En la conversación, uno de los interlocutores menciona a Paulino Ortellado y desmadeja una historia de varias décadas atrás: el incesante intercambio entre músicos y poetas de Neuquén y de La Pampa. De allá: Ortellado, Delfor Sombra, Julio Domínguez (el Bardino), Juan Bustriazo Ortiz, Roberto Yacomuzzi, Edgar Morisoli, Ariel Petrocelli, Lalo Molina y otros. De Neuquén: Carlos Tata Herrera, Naldo Labrín, Juan Eymann, Chito Zeballos, Ricardo Fonseca, los hermanos Fabián y Gabriel Enríquez, y varios más.

Entonces, se busca en los estantes el libro donde confluyeron el escritor Sergio De Matteo y el fotógrafo Joaquín Rodríguez sobre la vida de Ortellado. Es un homenaje, y también un punto de partida, un manifiesto cultural acaso. De Matteo compiló para este volumen (que también reproduce artículos periodísticos y fotografías de archivo) poemas, entrevistas, textos, referencias críticas sobre la obra de este guitarrero que se definía, profesionalmente como esquilador y albañil. Ortellado había nacido en El Odre, en el oeste de La Pampa, en 1934 y murió en Santa Rosa en 2012. Hacia el final de su vida, en 1996, participó del ciclo “Guitarras del mundo”, el movimiento que fundó e impulsa desde hace varios años el tucumano Juan Falú con músicos de todo el país.

Dice De Matteo en su ensayo preliminar que “todo creador auténtico se convierte en aparcero del pasado y constructor del imaginario futuro, mientras que su producción de bienes simbólicos deviene en el presente, en el tiempo-ahora”. Y más adelante expresa que “cada artista consuma una trayectoria, se sostiene en la conquista y reproducción de un estilo, y adiciona su obra particular a la biblioteca local y, por añadidura, también a la universal”.

El libro reúne textos de Morisoli, Petrocelli, Falú, Labrín y también de Carolina Ovejero, Hilda Alvarado, Dora Batiston, Myriam Lucero, Julio Domínguez, Roberto Yacomuzzi y Delfor Sombra, entre otros.

Sombra, radicado actualmente en México, explica cómo la poesía y la música disuelven la distancia, tanto en el espacio como en el tiempo. Dice el músico, al hablar del guitarrero y su tierra: “Yo mismo en estas lejuras/tristeo tierra lejana;/como agüita en la mañana,/me libran de la distancia/la guitarra y su Paulino”.

Corralera para J. Luis 

Te vas milonga 

Documental 

Ver también: pedropatzer.blogspot

De Matteo, Sergio (compilador), Rodríguez, Joaquín “Jimmy” (fotógrafo): Paulino Ortellado. Un guitarrero pampeano. Santa Rosa, La Pampa, UPCN-7 Sellos Cooperativa, 2018.