-¿Cuál es su evaluación sobre cómo se está conformando el escenario de la oposición?

- La oposición está inmersa en una crisis de identidad. Hay opositores que en realidad son gestores de una especie de oficialismo un poco más light, una especie de neoliberalismo con algunas dosis de keynesianismo, para hacerlo menos áspero. Hay otros que imaginan que eso que consideran un grumo de la historia, el kirchnerismo, si lo revuelven a fuego lento en el caldero del PJ, rápidamente va a desaparecer y van a poder ordenar un partido de oposición con aspiraciones a ser la alternancia del macrismo respetando los límites del modelo. No se dan cuenta que si desaparece el Frente para la Victoria desaparece Cambiemos porque solo existe a la sombra del kirchnerismo. Y, justamente, hay un kirchnerismo que se aferra a la idea de recuperar la experiencia del proyecto popular y democrático de los últimos años. Nosotros nos identificamos con esto último.

- ¿Qué dinámica observa en la relación oficialismo-oposición?

- El Gobierno está jugando casi con las mismas cartas que antes criticaba; los gobernadores entrando y saliendo de la Casa Rosada, cambiando el voto o teniendo posiciones oblicuas. Hoy, por ejemplo, es muy difícil lograr los dos tercios en el Senado, que matemática y políticamente podría haber sido viable, para ratificar la ley anti despidos vetada por Macri. El reparto de los recursos que con mucha facilidad extraen del fondo de sustentabilidad de la Anses -si lo hubiese hecho el gobierno anterior los alaridos se hubiesen escuchado en la otra parte del planeta- hoy lo hacen como algo normal. El Gobierno se sirve de esos recursos para arreglar cuentas con las provincias, y ese arreglo le sirve para desarticular a la oposición, porque cada gobernador se convierte en una especie de elemento disuasorio de la voluntad opositora de los senadores y diputados que pertenecen a su provincia.

- ¿Cómo se rompe esa lógica que usted describe y que le permitió al Gobierno salir airoso hasta ahora en el Parlamento a pesar de una coyuntura político-económica tan crítica como la actual?

- Estamos en una situación difícil porque la oposición está desarticulada y tenemos algunos candidatos que pasean por la pasarela de una alternancia civilizada y republicana. Entre ellos, Urtubey y Massa. No tenemos todavía la posibilidad de articular una expresión que confronte con el gobierno de Macri desde la reivindicación de los últimos doce años. Hay un pueblo que está parado con una actitud de confrontación que va creciendo, porque es notable la secuencia de marchas multitudinarias que se iniciaron el 24 de marzo y terminaron con la última de los universitarios, pasando por lo de Comodoro Py y la nuestra del 29 de abril; es notable esa masividad. Hay un pueblo que sabe que este Gobierno lo lleva al abismo. Pero, también es cierto que hay una sociedad dividida y que no podemos terminar de rearmar un discurso que pueda recuperar a aquellos sectores que están convencidos de que se equivocaron al votar a Macri pero que tampoco quieren volver a diciembre de 2015. Entonces ahí hay como una especie de cono de sombra donde habrá que intentar reconstituir la identidad de un proyecto que vuelva a convocar y a darle sentido de pertenencia a los sectores populares. Hay intentos, están las plazas del pueblo, hay convocatorias, pero todavía son secuencias incompletas de una especie de pujo que intenta rearmar algo que sea capaz de pararse como un modelo superador.

- En ese contexto parece ser importante la unidad sindical como articuladora de una alternativa política ¿La unidad de acción que se ve hoy entre las dos CTA puede convertirse en una unidad orgánica?

-Está en la hoja de ruta. Está señalada como una meta con Pablo Micheli, que es el titular de la CTA Autónoma. Los dos estamos convencidos que si damos pasos eficaces y sólidos en el terreno de la unidad en la acción, se facilita ese objetivo que compartimos, que es llegar a la unidad de las CTA.

-¿Se han propuesto plazos o alguna fecha concreta para la conformación de una única CTA?

- No, pero sabemos que no podemos tener un plazo indeterminado. Pensamos que a fin de este año o comienzo del próximo podríamos estar hablando de una etapa provisoria para desembocar en la elección de una nueva conducción unificada, de un estatuto que vuelva a funcionar. Son temas que tienen una mayor complejidad en la CTA que en la CGT. En la CGT la complejidad tiene que ver con la cantidad de sindicatos que se sientan en la mesa de la discusión, que son muchos más que en la CTA. Para nosotros la unidad orgánica requiere una elección en todo el territorio nacional y de ninguna manera vamos a correr el riesgo de avanzar sobre eso si no tenemos la garantía que no termina en un papelón.

-¿Qué futuro puede tener una multisectorial, un armado mayor al sindical,  si se ven dificultades para llevar adelante la unidad de la propia CTA?

-Yo creo que hay una divisoria de aguas en el campo popular, donde claramente se ve cuáles son los sectores que van a acompañar con un compromiso efectivo en la construcción de una multisectorial. Tuvimos una experiencia importante con el Frenapo (Frente Nacional contra la Pobreza, años 2000 y 2001). Ahí participaron sectores de las pymes, los movimientos sociales, cooperativos, estudiantiles, de la cultura y los derechos humanos. Esos son aliados que siguen del lado del campo popular, nosotros nunca tuvimos a la CAME de nuestro lado, siempre la tuvimos enfrente. Todos aquellos que crean que este Gobierno con su propuesta económica está destruyendo el empleo, está poniendo a las pymes al borde de la asfixia, que a la larga va a arrinconar a los movimientos sociales y cooperativistas para poner a la libertad de mercado como la única lógica estructuradora de la economía, todos los que crean eso, estarán con nosotros, y los que piensen que este Gobierno nos va a eyectar al Primer Mundo, definitivamente, estarán del otro lado.

-El 30 de mayo comienza la Asamblea Anual de la OIT, ¿cuáles son las expectativas de la Central que lidera en función de la realidad local?

- Somos parte de la delegación que se compone de las cuatro centrales. Vamos a ir con la CTA Autónoma. Vamos a plantear ahí la denuncia de lo que es la política de ajuste del gobierno de Cambiemos, la criminalización de la protesta social, vamos a denunciar la situación de Milagro Sala, como rehén de la oligarquía jujeña y prisionera política de este Poder Ejecutivo. Y vamos a plantear ante todas las centrales sindicales del mundo la voluntad de la CTA de avanzar en la unidad de acción para enfrentar al neoliberalismo. Desde ya que son luchas defensivas en esta etapa. La propia ley anti despidos lo es. A la vez aportaremos nuestra definición en un debate que se viene dando en la OIT desde hace tres años y que es la ofensiva del gran empresariado para desterrar el derecho de huelga. Ese es un gran debate, porque en su arremetida el neoliberalismo, agrandado por haber impuesto a rajatablas el ajuste en Europa, viene a arreglar cuentas con el pasado. Ellos, en el pasado, reivindicaban la libertad sindical y el derecho de huelga porque como existían los países socialistas o comunistas a la socialdemocracia europea le venía bien esa reivindicación. Pero como ahora eso no existe, consideran que el derecho de huelga pasó a ser una pieza de museo, y pretenden, incluso, cerrar ese museo. No los dejaremos.

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Producción periodística y fotográfica: Agustín Mozzoni y Simón García Mayer.