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A pocos días de comenzar la etapa de alegatos en el juicio por el atentado contra Cristina Kirchner, la periodista especializada en temas judiciales Irina Hauser analizó la información que se conoció en las distintas etapas del proceso, y además las averiguaciones periodísticas que ella misma realizara sobre el intento de asesinato y su posterior investigación.
Destacó que en las semanas previas al ataque perpetrado el 1 de septiembre de 2022, “en las plataformas digitales desde donde hablaban, por ejemplo, los miembros de la agrupación Revolución Federal, planificaban cómo había que matar a Cristina”. Tal como haría después el acusado de disparar a la entonces vicepresidenta de la Nación, “hablaban de meterse en la multitud, hacerse pasar por militantes, cantar la Marcha Peronista y después ‘pasar a la historia’”.
Los alegatos empezarán el próximo miércoles (13/08) ante el Tribunal Oral Federal Nº 6 de la capital federal, que juzga a Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo como presuntos autores materiales del hecho.
Hauser es autora del libro “Muerta o presa. La trama violenta detrás del atentado”, y realizó la cobertura periodística de las audiencias del juicio. En este diálogo con
repasa lo que logró determinar la pesquisa judicial, aquello que no se quiso investigar, y las secuelas de uno de los hechos más graves desde el retorno de la democracia: la naturalización de la violencia simbólica, pero también física, que pone en riesgo a todos los ciudadanos.
Perder el juicio
- ¿Qué considerá que quedó demostrado en las audiencias por el intento de magnicidio contra Cristina Kirchner?
- Cuando la jueza María Eugenia Capuchetti envió a los tres acusados a juicio oral lo hizo por el hecho material y no por la autoría intelectual. Había cierta expectativa de que se pudiera cruzar esa barrera, aunque era bastante improbable. Sin embargo, el autor confeso del atentado, Fernando Sabag Montiel, da toda una explicación, que también se nutre de otros testimonios, ya sea de personas próximas a Cristina Kirchner, como de amigos de los llamados “copitos” y de personajes del mundo libertario relacionados con Brenda Uriarte, de donde surge que el atentado fue un hecho de violencia política. Que eso haya quedado en primer plano me parece sumamente relevante.
- ¿La investigación estuvo acorde con la gravedad de atentar contra quien era vicepresidenta de la Nación?
- Las irregularidades que se cometieron durante la etapa de instrucción fueron quedando claras en las distintas audiencias, y esto no es algo menor, porque pudo haber afectado la producción de la prueba. Así lo vemos en los obstáculos para acceder al celular del principal acusado, algo que puede afectar el esclarecimiento de la autoría intelectual del hecho.
- ¿En el juicio oral hubo avances respecto a lo que fue la investigación?
- Algo que me resultó interesante es que el Tribunal considerase que se trató de un hecho de violencia política, marcado además por la violencia de género. También, que en algún momento se especuló con el estado del arma que utilizó Sabag Montiel, en un intento por mejorar su situación en el proceso, y que quedó muy claro, después de que declarasen varios peritos, que el arma funcionaba perfectamente. Fue disparada 51 veces en un peritaje y siempre funcionó.
Autoría intelectual
- ¿Cree que hay autores intelectuales detrás del atentado? Y en ese caso, ¿es posible identificarlos?
- Creo que es muy difícil el esclarecimiento de la autoría intelectual y tampoco sé si hubo un único autor intelectual. En el libro “Muerta o presa”, mi hipótesis es que el atentado ocurrió en un clima de violencia muy grande, alimentado incluso por voces institucionales, como por ejemplo por diputados de la derecha, además de organizaciones de ultraderecha, donde todos pedían, de alguna manera, eliminar a Cristina de la faz de la Tierra. Para mí esto es un elemento fundamental. Quizá desde el punto de vista jurídico no tenga una forma de ser evaluado, pero muestra que había condiciones que habilitaban que alguien pudiera sentirse invitado a atacarla.
- Incluso algunos de ellos lo anticiparon…
- En las plataformas desde donde hablaban, por ejemplo, los miembros de Revolución Federal, planificaban cómo había que matar a Cristina. Incluso la metodología que después terminó usando Sabag Montiel. Hablaban de meterse entre la multitud, hacerse pasar por militantes, cantar la marcha peronista y después pasar a la historia. Así lo decía Jonathan Morel, referente de Revolución Federal. Y eso fue lo que terminó ocurriendo casi al pie de la letra. Además, todo parece indicar que hubo dinero para financiar a agrupaciones como esas. Caputo Hermanos le pagó a Jonathan Morel para supuestamente equipar unos departamentos que estaban a 1200 kilómetros de su carpintería. (NdR: en Añelo, provincia de Neuquén). Todo bastante dudoso.

- ¿Cuál cree que fue la responsabilidad de Gerardo Milman, diputado del Pro y entonces mano derecha de la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich?
- Más allá del testigo que dice haberlo escuchado decir “cuando la maten voy a estar camino a la Costa”, Milman venía presentando en la Cámara de Diputados proyectos de resolución muy extraños, donde por ejemplo pedía información sobre la custodia de Cristina. Incluso, unos 15 días antes del atentado dice algo muy anticipatorio. Que va a haber un atentado, pero dando a entender que era algo planeado por Cristina para mejorar su situación judicial. Después borra su celular y el de sus secretarias, y el teléfono que usaba en el momento del atentado nunca lo entregó. Yo no me animo a afirmar que hay una persona que sea el autor intelectual del intento de asesinar a Cristina, pero sí creo que había un contexto de violencia que era habilitante para hacerlo.
- Conexiones por lo menos había…
- Hay una presentación de Brenda Uriarte donde dice que Sabag Montiel hablaba con alguien del entorno de Milman, con una mujer, e insinuó que este estaba poniendo plata para que la gente fuera a hacer bardo a la casa de Cristina.
Jueces y medios
- En el contexto de violencia que viene describiendo, ¿cuál fue el lugar que ocuparon tanto el Poder Judicial como los medios de comunicación?
- Cuando Cristina declaró como testigo le atribuyó al fiscal Diego Luciani haber colaborado con el clima de violencia, fundamentalmente por su alegato en la llamada causa Vialidad. Un alegato muy espectacularizado, con frases estigmatizantes y un tono muy vehemente a lo largo de nueve audiencias transmitidas por YouTube. Recordemos que cuando Luciani termina su alegato, quienes van a la casa de Cristina es gente que quería repudiarla e insultarla, y que recién después aparece la militancia (kirchnerista) para neutralizar esa presencia.
- ¿La actuación de la jueza Capuchetti en la instrucción de la causa está en la misma línea?
- Minimizar la autoría intelectural o colocarla en segundo plano, postergar las pruebas o permitir que se estropeen, no colabora con la construcción de una hipótesis que permita analizar cómo se llegó al atentado. En cambio, me pareció valiosa una parte de la investigación del fiscal Gerardo Pollicita y el juez Marcelo Martínez de Giorgi sobre la agrupación Revolución Federal, porque describen una espiral de violencia y dicen que el atentado fue su punto máximo. A la vez, ese mismo juez dejó de lado, y ahora postergado no sé hasta cuándo, la cuestión del financiamiento de esa organización.
- ¿Y los medios de comunicación?
- Los grandes medios se subieron a a reproducir la duda sobre si el atentado había sido real o no, algunos incluso se pusieron a hacer encuestas para ver qué creía la gente. Además, previo al ataque, hubo años de tapas sobre Cristina, sobre todo del Grupo Clarín, y de La Nación también.
- Algo que parece no haber cambiado demasiado.
- La detención domiciliaria de Cristina ahora presenta esa condición perfecta y anunciada, también por ella: lo que no hicieron con una bala lo terminaron haciendo con una sentencia. Ahora, incluso, bajo los designios de las autoridades estadounidenses, ya se están preocupando en ver cuál será la próxima causa con la que la pueden condenar, para asegurarse que no recupere la libertad ni sus derechos políticos. Buena parte de los medios le da manija a todo esto, algo que también condiciona a los jueces a la hora de actuar.
La era de la violencia (política)
- ¿Con la llegada de Javier Milei a la presidencia de la Nación la violencia que sufrió Cristina Kirchner se normalizó?
- Creo que la violencia física ya es manifiesta, porque está institucionalizada. Hoy tenés a la Policía y a la Gendarmería cagando a palos a la familia de las personas con discapacidad. En cuanto al aspecto performativo de los discursos de odio, cuanto más violencia tengas institucionalizada y bancada desde las propias autoridades del Poder Ejecutivo, más cerca estamos de que hechos como los que estamos hablando se reproduzcan. La violencia ya está al lado tuyo y está permitida. Estamos todos expuestos, todo el tiempo.
- ¿En qué momento todo esto ingresó en la vida cotidiana?
- Creo que nos perdimos o no entendimos la magnitud de lo que implicaba el movimiento libertario, que se expresaba en la época de la pandemia, en las protestas anti vacunas, que ya de por sí eran muy violentas. Los streaming de ese momento los hacían las libertarios que ahora están en las redes sociales rodeando al Presidente, algunos entrando incluso a la Casa Rosada y replicando las palabras de Milei, los insultos y las frases odiantes. Es como si se hubiera asentado todo eso que venía germinando desde aquel momento. Además, los personajes se repiten. No estamos ante un elenco nuevo. No los vimos en ese momento, esa es la cuestión.
Cristina, proscripción y después
- ¿Cree que Cristina Kirchner está proscripta?
- Cristina está proscripta. No tengo ninguna duda. La decisión de la Corte, en una causa sumamente compleja, llena de denuncias de violaciones constitucionales, tiene 27 fojas diciendo que la defensa no fundamentó esto ni lo otro ni lo otro. Parece que no fundamentó nada. Es casi una una falta de respeto. Una decisión que no se tomó el trabajo de revisar si hubo violaciones a las garantías constitucionales, al derecho de defensa, frente a un proceso judicial muy flojo de papeles. Donde tampoco hay una imputación directa a Cristina, excepto la que sacó de la galera, a último momento, el Tribunal Oral, que dijo que firmó un decreto para crear un fideicomiso para la obra pública, que en realidad prolongaba uno que ya existía y que todavía sigue existiendo. Es algo ridículo.
- Hay quienes sostienen la culpabilidad de la ex presidenta argumentando que es imposible que una veintena de jueces o integrantes del sistema de Justicia se coordinen para actuar en la misma dirección y contra la misma persona.
- Yo creo que hay una lógica corporativa y hasta de cierta obediencia debida en la Justicia, al menos en cierto sector de los tribunales, porque no son todos iguales. Una perspectiva ideológica, un prejuicio de clase muy antiperonista. Como yo no veo fundamentos en lo que escribió la Corte es que me animo a decir que está proscrita y que se le han arrebatado los derechos políticos. No sólo la libertad ambulatoria. También se le está imponiendo un obstáculo a la ciudadanía para que pueda elegir libremente.
- ¿Quién o quiénes la quieren “Muerta o presa”?
- A veces hablamos del poder económico como un ente amorfo, pero tiene cara y también nombres. Cuando Cristina dijo “me quieren muerta o presa” estaba hablando del grupo Clarín. Pero me parece que en los últimos días el futuro embajador de los Estados Unidos, Peter Lamelas, se encargó de dejarlo todo más claro. Acá hay una decisión con intereses geopolíticos de fondo. El futuro embajador dijo, palabras más palabras menos, que él se iba a ocupar de que Cristina siguiera presa. Es evidente que no quieren su presencia en la vida política Argentina. Quizás, porque significa un obstáculo para muchos negocios y, sobre todo, para un ejercicio de dominación y colonialismo sobre nuestro país.
- La intromisión de Lamelas en otro momento quizás hubiera generado un escándalo…
- El fallo de la Corte sale después de que fracasa (la ley llamada) “ficha limpia” en el Congreso, y de que patalea la Cámara de Comercio de los Estados Unidos. No creo que todo esto se le pueda adjudicar ni a una sola empresa ni a una única persona, pero evidentemente hay un poder muy grande que condensa a todos estos intereses, que no quieren a Cristina en el juego político. Quizás porque fue la única dirigente que ha puesto freno, que ha dicho que no a cosas a las que habitualmente se le dice que sí.
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