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Entrevistas
27/04/2025

Fortunato Mallimaci

“Francisco fue la voz que defendió a las mayorías empobrecidas o en guerra”

“Francisco fue la voz que defendió a las mayorías empobrecidas o en guerra” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El sociólogo especialista en Sociedad, Cultura y Religión, trazó un panorama de los aspectos más sobresalientes del papado del argentino Jorge Bergoglio. Dijo que la Iglesia tiene un desafío muy grande por delante y que lo que sigue en la institución “es el mismo camino pero más tranquilo”.

Marcelo Castro

Al analizar los cambios que se sucedieron en la Iglesia Católica durante el papado de Francisco el sociólogo Fortunato Mallimaci sostuvo que el Papa fallecido papa Francisco “fue la única voz legítima que defendió a las mayorías empobrecidas o en guerra”.

En diálogo con Va Con Firma, poco después de la muerte del papa Francisco, Mallimaci analizó el impacto en la Iglesia Católica de los 12 años de papado de Jorge Bergoglio y lo que puede ocurrir una vez que se defina su sucesor, en el Cónclave que comenzará en unos días en el Vaticano.

Mallimaci es sociólogo y doctor en sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París. Fue Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y director del Centro de Altos Estudios Franco - Argentino de la UBA.?

Abordó los cambios inmediatos que se sucedieron en la Iglesia Católica al arribo de Francisco, como la investigación que abrió por malversación de fondos en el Banco del Vaticano, o la referencia como “hijos de Dios” de los migrantes y los sectores marginados de las sociedades.

Tras la muerte de Francisco, aseguró que “la Iglesia tiene un enorme desafío por delante”.

Mallimaci es profesor titular plenario de la cátedra: "Historia Social Argentina" y del seminario Sociedad y religión (Carrera de Sociología), en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y se desempeña como Investigador Superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas - Conicet, Argentina, en el área Sociedad, Cultura y Religión.

Sus temas de estudio son la sociología histórica del catolicismo; grupos religiosos en sectores populares; la pobreza y las políticas sociales.

-¿Qué significó para la Iglesia la llegada de Francisco al papado?

-Siempre me gusta analizar los hechos como continuidades y rupturas. Es decir, un papa se parece mucho a los anteriores, a Benedicto XVI, a Juan Pablo II porque fue elegido por ellos, tiene un aire que los acompaña. Y la lectura que a veces la institución hace para los que van a elegir tiene mucho que ver y el papado de Francisco nace de una ruptura única en la institución católica de hace 400 o 500 años. Es decir que el papa renuncia, como lo hizo Benedicto XVI, diciendo “no puedo seguir controlando la institución”. Y habló de tres ejemplos importantes para recordar: la pedofilia, con numerosos pedófilos y nombrados sobre todo por su anterior, Juan Pablo II, que fue quien firmó sus nombres. Segundo, no podía controlar la parte económica, diciendo que hay gente que hace mucho dinero en la institución; y tercero, dijo que la curia romana está llena de víboras. Imaginemos que un papa que era una persona docta, daba clases, no era como iba a ser después Francisco o como fue Juan Pablo II, populares que salían, se arrodillaban, saltaban. Digo esto porque para esto va a ser elegido (Francisco), pero a su vez la experiencia que la mayoría de las personas que dirigían la Iglesia Católica y que iban a votar, habían visto en ellos dos muchas más condenas, echar gente, ser muy rigurosos en ver quién estaba adentro y quién afuera. Bueno, Francisco tuvo estos tres ejes para trabajar. Solucionó fácil el económico cuando puso al Banco Ambrosiano en las redes de los bancos europeos, es decir que ahora tiene un control externo. Sobre la pedofilia, intentó, fue fuerte en sus declaraciones, pero sin embargo por los estudios que tenemos entre colegas de diversos países es algo que tiene una raíz muy fuerte que está costando eliminar. Y sobre las víboras, convive con ellas. Lo de la apertura es lo que más me interesa. Es decir de una Iglesia con mucho control estricto, de echar gente, el papado de Francisco se va a caracterizar desde el 2013 hasta el día de su muerte es que no hubo ni una sola condena a ninguna persona. Más aún, a los Lefebvre (de la derecha católica) él los incorporó con la idea de que había que ir sumando.

-¿Fue un personaje disruptivo para la Iglesia?

-Disruptivo para aquellos que creían que había que seguir condenando, poniendo límites, preservar la identidad de la institución más allá de las transformaciones que está viviendo la sociedad. Para esa gente, no quisieron votar a uno de ellos. Todos lo que votaron, incluido Bergoglio, fueron elegidos por Benedicto XVI y por Juan Pablo II. Hay que entender que todos los que votan fueron elegidos por el anterior en su gran mayoría, sobre todo los que tienen 12 o 15 años de mandato.

-¿Fueron resistidas las medidas adoptadas por Francisco, en cuanto a la investigación de presunta corrupción en el banco Vaticano, la participación de la mujer en el sacerdocio, el acercamiento con la comunidad LGBT, por citar sólo algunos ejemplos?

-Innegablemente fueron resistidas mucho más las segundas que la primera. Los temas de la corrupción se solucionaron rápido. No llamó a jueces amigos, sino que trajo jueces alemanes y de otros países. No quiere decir que haya alguno que siga haciendo negocios, pero no los pueden hacer más por el control estricto. Con los otros temas, Francisco, Benedicto XVI, Juan Pablo II, Juan Pablo I y Paulo VI, sobre el tema de la mujer, ratificaron que estaban totalmente en contra y dijeron que jamás habrá una mujer, dijo Francisco nombrando a los anteriores. Lo mismo se podría decir con el tema de que los sacerdotes se casen. En Brasil, cuando se hizo una reunión con obispos en el Mato Grosso, se votó que en casos excepcionales, personas sabias, de edad, casadas, podrían ejercer el sacerdocio. Francisco lo vetó. En esos temas hay una continuidad muy importante, y a no perderla de vista. La oposición pública viene sobre otros temas: “los centrales para la doctrina católica cristiana que es la familia con un solo papá y una sola mamá; le dijeron estás tocando temas centrales” sobre la perversión. Como lo decía las Naciones Unidas que dijo que la homosexualidad era una perversión. Por supuesto que la cambió en los últimos años. Y aquí entra una característica de Francisco, muy importante, si se quiere tradicional, que Dios quiere a todas las personas. Algunos objetaron eso, por ejemplo por los que cometen delitos, o los amorales que van en contra de la naturaleza. Le decían “a esos Dios no los quiere”. Es muy fuerte decir hoy que Dios no los quiere. Y profundizo más sobre esto: él dijo “¿quién soy yo para juzgar a un homosexual, a una lesbiana o a un travesti?” y al mismo tiempo agrega que esas personas no pueden participar en la institución católica. Acá hay dos maneras: Dios nos quiere a todos, pero yo me reservo quién viene o no aquí. Eso para entender la lógica.

-Él también habló mucho y defendió a los inmigrantes…

-El papa Francisco, desde el primer día, viniendo de América Latina, va a decir “los privilegiados que tienen que estar con Dios son los pobres, los humildes” y va a poner muchos nombres en su pontificado. En los primeros días viajó a (la isla de) Lampedusa, llegó sin ninguna pompa y dijo “¿cómo es posible que estas personas que llegan aquí, la mayoría de ellas porque hay guerras, porque hay empresas que explotan esos países, porque no se está produciendo lo necesario, mueren en medio del Mediterráneo, y los países que están acá los quieren echar y devolver?” Entonces va a empezar a decir que los migrantes son personas y por lo tanto sagradas que tienen derecho. En los contextos donde los inmigrantes, en Europa, Estados Unidos, o acá, en que las encuestas siguen diciendo que hay que echarlos por motivos diversos, esa idea va en contra de todos los gobiernos europeos y de todos los partidos políticos europeos que dicen que a los inmigrantes no hay que dejarlos entrar, e incluso que hay que ponerlos presos. Esa postura de Francisco va a ser tan fuerte que cuando el día antes de morir va a visitarlo en vicepresidente de los EE.UU., le pide defender a los inmigrantes. No solo los migrantes son sagrados: para él los trabajadores son sagrados y tienen derecho; las mujeres, las personas marginadas, los de las periferias existenciales, los pueblos indígenas y los campesinos, todos tienen derecho. Cuando vino a Bolivia, en el Encuentro de Movimientos Sociales, se refirió a las tres T: Tierra, Techo y Trabajo, que las consideró sagrados. Es decir que comenzó a sacrilegiar a aquellos sectores que son los más marginados en las sociedades capitalistas, y comenzó a ver cuáles son las causas, y se encuentra con el capitalismo neoliberal, con los sectores financieros que especulan, con las grandes empresas que se llevan todo, con le geopolítica que hace guerras y mata gente. Y se pone intransigente con la guerra. Condenó la guerra con mucha potencia, sea de quien sea. El catolicismo creó los conceptos de Guerra Santa y el de Guerra Justa, que los eliminó porque Dios no quiere la guerra, sino que quiere la vida de las personas. En Medio Oriente consideró a Hamas como terroristas que asesinaron gente y al mismo tiempo le dijo al Estado de Israel que son unos asesinos que están matando a miles y miles de personas. En Ucrania fue muy importante, cuando le pedían que se defina por uno de los bandos y él dijo que su misión era la paz. Fue a ver al Patriarca de Constantinopla que apoyaba a Zelenski y al de Moscú que apoyaba a Putin y les dijo que lo que se necesitaba era la paz. Vino a América Latina y fue a ver a Fidel Castro y le dijo que debe hacer una transformación pero también reconoció que hay un bloqueo por parte de los EE.UU. Eso le fue sumando escándalos y enemigos al interior de la institución. En un contexto de sociedades desiguales y cada vez más violentas, donde hay un malestar global por la situación de empobrecimiento, se convirtió en soledad en la única voz legítima que defiende a las mayorías de las poblaciones empobrecidas o en guerra. A los problemas internos se le suman los grandes diarios de negocios en manos de empresarios en casi todo el mundo, partidos políticos que se sienten incómodos con una persona que hable de estos temas.

-¿Está bien calificarlo, como lo hacen algunos, como un papa peronista?

-No, no. Sí hubo un papa político, pero a favor del statu quo occidental, fue Juan Pablo II, quien colaboró para la implosión de la Unión Soviética y se reunió con (Margaret) Thatcher, con (Ronald) Reagan. Pero como el stablishment global estuvo de acuerdo, no dijeron que fue un papa político. Yo considero que todos los papas son políticos, desde Pío XII, Paulo VI o Juan XXIII. La institución católica, es un mundo religioso pero piensa continuamente en que inserción tiene en la política, la cultura, lo mediático. No se piensa al margen de, sino al interior de. Y esto me parece que es importante tenerlo en cuenta. Respecto de lo “peronista de Francisco” investigué la época de entre el 30 y el 46 cómo se va produciendo una catolización y militarización de la sociedad argentina, muy fuerte, donde las experiencias político partidarias que surgieron, en este caso el peronismo, mamó doctrinariamente sino que la mayoría de sus dirigentes, como el ministro Ramón Carrillo o diputados, provenían de ese mundo católico muy nacionalista y al mismo tiempo muy popular, por caso (Leopoldo) Marechal. Esa postura impregna muy fuerte al grupo de militares que va a hacer el golpe. Pero también en el movimiento obrero el mundo católico penetra, llega y disputa a socialistas y comunistas, esos lugares. Cipriano Reyes, un socialista católico. Es decir que hay una cultura que impregna. Y en el peronismo se lo va a ver en una vertiente muy fuerte como la de Eva Perón, que tiene un confesor como Hernán Benítez, en la que la idea es que el peronismo es la continuidad de los seguidores de Jesús que salen a las calles. Pero es un peronismo culturalmente cercano al catolicismo, pero muy antieclesiástico. El peronismo no nombra ni un solo obispo, como tampoco lo va a hacer después ninguno de sus gobiernos. Hay, después, una continuidad muy interesante en el Irigoyenismo y en los gobiernos democráticos que se sienten parte del mundo católico pero con un fuerte rechazo a la institucionalidad católica. En ese mundo crecen Bergoglio, Quarraccino o Primatesta, que fueron profundamente anticomunistas y antiliberales; ésta es la doble vertiente de ese catolicismo. A esa matriz de Bergoglio, gran parte del peronismo la hace suya. “Mi doctrina -dice el peronismo- es la Doctrina Social de la Iglesia”, y esa doctrina es la Justicia Social, a la que el catolicismo la viene presentando desde el siglo XIX.

-Bergoglio, cuando fue arzobispo de Buenos Aires ¿no tuvo una buena relación con el kirchnerismo. Néstor, por ejemplo, no participaba del Te Deum?

-Al primer Te Deum fue, y después el gobierno decide que se haga Te Deum en otros lugares de la Argentina, con la idea que se haga federal. Lo interesante del Te Deum es que ya casi no existe como Iglesia Católica. Argentina es uno de los pocos países del mundo que tienen Te Deum. El que pide el Te Deum es el presidente y es quien está a cargo, el primado, es el que tiene que aceptarlo, y los que van al Te Deum son los que el presidente decide. Por eso en muchos países del mundo lo eliminaron por la autonomía de los poderes. En Chile sigue, pero cuando asumió Pinochet, enseguida del Te Deum venían las fiestas patrias chilenas y entonces lo canceló e inventó el Te Deum con los Evangélicos y hoy, con la democracia, siguen los dos: con los Evangélicos por un lado y con los Católicos por el otro. En el caso de Bergoglio, con un pasado bastante ambiguo con lo que era la dictadura, los movimientos de Derechos Humanos, o que nunca recibió a las Madres ni a las Abuelas mientras fue cardenal, al mismo tiempo tomó distancia del gobierno, sea quien sea. Y como el gobierno le disputó el poder, se generaron fricciones, aunque las más importantes fueron con el gobierno de Macri, ideológicas pero también sobre el procedimiento.

-¿Qué puede ocurrir con la sucesión, de acuerdo con las características de los candidatos que se conocen, algunos conservadores y otros más progresistas?

-No uso nunca eso de línea progresista, porque no me ayuda a comprender porque son conservadores, modernistas y reformistas al mismo tiempo, depende de la situación o del tema. Hay que ver si algunos profundizan la apertura, que hace que haya problemas al interior del mundo católico pero a su vez hay una adhesión de personas que se habían ido, de los sin religión o fuera de la religión que se sienten atraídas por un humanismo que hoy ven solo presente en la institución católica a través de Francisco. Esas personas que antes eran socialistas, comunistas, librepensadores, tienen que citar a Francisco porque les permite hablar en sociedad, sobre la democracia y los Derechos Humanos. Si no, no pueden citar a nadie. Y esto que se ha producido me parece importantísimo. Creo que lo que sigue es el mismo camino adoptado por Francisco pero más tranquilo. No creo que se dé un “no seguiremos” en la línea de Francisco. La Iglesia es un gran transatlántico a la que le cuesta moverse, por eso la acusan de conservadora. Pero cuando se mueve diez grados, el oleaje que provoca los empapa a todos. Tiene sus tiempos –por eso se inventó la frase “tiempo Vaticano”-, pero sí va a tener que ir transformando es que si algo hizo Francisco fue globalizarla mucho más. La globalización en los partidos socialista, comunista o demócrata cristiano fracasó porque a la larga prima lo nacional o lo regional. La Iglesia tiene un desafío muy grande por delante.

29/07/2016

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