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Con una mirada muy crítica los primeros 10 meses del gobierno de Javier Milei, a quien acusa de incumplir la Constitución de 1853 porque “odia al Estado”, el legislador nacional por Unión Por la Patria Eduardo Valdés cuestionó también la “violencia verbal” a la que recurre cada vez con mayor frecuencia el Presidente y recordó que esa actitud casi indefectiblemente lleva a la “violencia física”.
En el diálogo con , el abogado habló del escenario del Partido Justicialista en el que renació, en los últimos días, el “operativo clamor” que propone a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner para la presidencia del partido. Opinó que al clamor “le falta amor” y propuso un gran acuerdo entre las corrientes internas que pugnan por la autoridad partidaria. “En el peronismo no sobra nadie” fue terminante en su mensaje.
-¿Qué evaluación hace de los 10 meses de gobierno de Javier Milei?
-Nadie vota a nadie para vivir peor. Y la verdad es que es mentira que la ciudadanía haya votado a Milei para deteriorar su calidad de vida. Por lo tanto creo que es necesario que el sistema político y el entramado social reaccione, porque este hombre está destruyendo el Estado. Él dijo que odia al Estado y la verdad es que si odia al Estado, incumple con la Constitución porque el 25 de mayo de 1853, cuando se juró la Constitución, nace el Estado Argentino. Y si lo odia, incumple con la Constitución. Me parece indispensable que la reacción de los partidos políticos, donde se asienta la democracia, no sea más votarle leyes que destruyen el Estado. Pido la reacción de los correligionarios. Estamos llegando a un punto límite y creo que va a haber una reacción ciudadana. Lo que ha sucedido ayer, donde diputados han cambiado votos, es que ganaron a lo Pirro en el recinto, pero en la sociedad –como los jóvenes que están tomando las facultades en el país- no. Los argentinos hasta que asumió MIlei queríamos vivir en paz, convivir con diferencias. Pero este clima no me gusta. No es bueno para los que piensan como Milei ni para los que piensan como nosotros.
-Ha habido una escalada en la violencia discursiva de Milei. ¿Por qué se tolera, por ejemplo, por parte de los diputados que han sido insultados?
-Cada vez menos, pero es verdad que lo han tolerado. Él se lo dice fundamentalmente a los dadores de gobernabilidad, los que votan leyes que él entiende le tienen que seguir votando. Siempre dijimos que la violencia verbal trae aparejada la violencia física. No es bueno esa violencia verbal que usa el presidente y varios de sus seguidores. Nosotros tenemos que tratar de no prendernos en esto. Pero todos los días hay una sorpresa. Lo de educación… Argentina tiene el orgullo de cinco premios Nobeles que fueron egresados de la Universidad Pública: tres de ciencia y dos de la Paz. Las universidades argentinas tienen un prestigio que en toda América Latina quieren venir a estudiar acá. Así como a la elite argentina le gusta ir a estudiar a los Estados Unidos, la elite latinoamericana sueña con estudiar en las universidades públicas argentinas. Y eso es un gran capital.
-Los vetos de Milei a la ley jubilatoria y a la de financiamiento universitario ¿tendrán un costo político?
-Creo que sí. Es muy triste ver que un hombre egresado de la universidad de Belgrano como Milei, pueda juzgar cómo se trabaja en las universidades públicas. Su ministro de Educación también es egresado de una privada, el de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, de la del Museo Social. Y ninguna de ellas, en lo académico, le llega a los talones a la universidad pública. Por supuesto que esto le va a traer consecuencias. No tengo ninguna duda. Y eso preocupa. Estoy en una ciudad muy convulsionada con jóvenes que toman las universidades. Esperemos pacificar un poco. Pero en esta ciudad de Buenos Aires, todos los fines de semana hay un motivo para una convulsión. El fin de semana pasado, sin aviso, cerraron el Cenareso (hospital Laura Bonaparte), que es el único lugar que tiene el Estado para recuperar adictos, y tuvieron que volver atrás por la movilización social que hubo sábado, domingo y lunes. ¿Cuántas veces tiene que pasar eso?
-Ante este escenario ¿Qué es lo que está debatiendo el Partido Justicialista?
-El PJ tiene que resolver el tema de sus autoridades. Pero particularmente creo que se debe resolver en un clima de unidad, donde se tienen que sentar en la mesa los factores de poder concretos del partido como los gobernadores, como Cristina Fernández de Kirchner que tiene todo el derecho de ser, si lo quiere. Pero es con todos: los gobernadores, los jefes territoriales. Tengo una crítica hacia algunos que están cerca de la ex presidenta que creo no la tratan bien: a este operativo clamor le faltó, especialmente, amor por ella. No es por Twitter que se convoca a una candidatura a la presidencia del Partido Justicialista. Hoy estamos cerca de los cierres y no he visto diálogos de unidad, todavía, y me parece que es muy importante que se logren. Hoy a los peronistas nos están pidiendo a que los ayudemos a que Milei no los maltrate como los está maltratando, no que vayamos a pelear entre nosotros en una interna. Por eso, pido que Cristina Kirchner, el gobernador Ricardo Quintela, Axel Kicillof y los demás gobernadores se sienten en una mesa y planteemos todos un camino a transitar y no un conflicto a resolver.
-¿Sería bueno un escenario de interna en el PJ para dirimir las autoridades?
-Hoy por hoy no la veo. No me interesa. ¿Se van a meter los de afuera, como en la última interna? La población no nos está pidiendo una interna ya. Está pidiendo que ordenemos la conducción. Y se la puede ordenar, si no hay un pícaro que le quiera sacar ventaja otro, se puede. Hay conducciones naturales y hay colegiadas, y se pueden mezclar.
-Para muchos Cristina es la conducción natural
-Le estoy diciendo eso, y está bien, pero junto con los gobernadores y todos los referentes nacionales.
-Y de cara a las próximas elecciones, como las de medio término y luego la presidencial de 2027. ¿Cuál sería el camino que debiera recorrer el PJ?
-El primer camino es la unidad. Si rompemos lo que tenemos, estamos más lejos de ganar cualquier elección. Eso es lo que quieren nuestros adversarios: que nos rompamos. Festejan como si fuera la final de un mundial cuando un ex intendente aparece por la Casa Rosada y lo ponen en la tapa de los diarios como diciendo ¡estamos rompiendo el peronismo!. Particularmente creo que acá no sobra nadie, y que tenemos que ampliar. No quiero caer en el camino que pretenden aquellos que nos quieren divididos. Tengo orgullo de la historia, soy peronista sin beneficio de inventario: tengo orgullo de Cristina Fernández, de Néstor Kirchner, pero también de todo lo que se ha construido generacionalmente. Me parece muy importante lo que está haciendo el gobernador Kicillof en la provincia de Buenos Aires; soy solidario con el gobernador Sergio Ziliotto de la Pampa, que me parece un cuadro político extraordinario, a quien le cerraron oficinas del Correo y ahora sucursales del Banco Nación para destruirle el Estado en su provincia. Eso es lo que los peronistas no tenemos que permitir. Vamos por discusiones que no hacen a la urgencia que necesitamos aquí y ahora. Me parece que en la unidad está nuestra fortaleza, pero unidad con todos adentro.
-Hay gobernadores que le están dando una mano muy grande a Milei para avanzar en su proyecto: Jaldo y Jalil, que le aportaron los votos necesarios para que ayer pueda sostener el veto universitario. ¿El PJ debería analizar esas conductas?
-Claro que sí. Y duele mucho ir al recinto y entrarse que hay una diputada que falta. Tenemos el orgullo de ser 99 y fuimos 98 en el tema Universidades. Por supuesto que es un tema que hay que tenerlo en cuenta, pero déjeme construir esperanza, porque sueño con que podamos resolver en unidad la conducción del Partido Justicialista. También tengo respeto por Ricardo Quintela que fue quien se animó a decir yo quiero, yo puedo. Bueno, ahora hay algunos que sostienen a Cristina Fernández que tiene ese liderazgo que no se discute, porque cuando habla retumban todos los parches. Pero lo importante es que quien conduce convoque a una mesa donde estén todos los actores y nos sintamos todos representados. No es tan difícil.
-Hace falta aún una autocrítica dentro del Justicialismo, porque tal vez lo ocurrido en el gobierno de Alberto Fernández haya sido un paso grande como para que Milei gane la presidencia.
-Donde yo estoy, todos los días estamos haciendo autocríticas. No le quepa ninguna duda. Y faltan muchas más. Pero echarle la culpa a Dilma Rousseff de que venga un Bolsonaro, o culpar a Obama porque luego llegó Trump, me parece que hay ciclos en el mundo que suceden cosas que nos superan. Es cierto que si hubiéramos gobernado con mayor poder adquisitivo salarial para los trabajadores sería otra la discusión. Pero quiero decir que tampoco es que no suceden factores externos. Usted, por ejemplo, que está en Neuquén, en Chile Boric ganó 51 a 49 también a un Milei chileno que rompió todo el sistema de partidos políticos y era del mismo pensamiento libertario. Si queremos flagelarnos y decir que toda la culpa es por el que estuvo antes, yo no. Tengo la obligación de leer también lo que sucede en mi región. Estamos viendo esta semana que en Uruguay va a haber elecciones. Un hombre que era moderado del Partido Blanco, el espacio de Luis Lacalle Pou, el candidato a presidente que va a enfrentar al Frente Amplio, ayer ha dicho que es el Milei uruguayo. Es decir que tuvo que salir del esquema de Lacalle para poder polarizar la elección que está perdiendo. Pareciera que por ahí es el camino.
-Es decir que hay una tendencia a adaptar discursos de la derecha libertaria, anarco capitalista. Y eso también es porque hay una irrupción muy grande de los poderes económicos, judiciales y mediáticos que influyen.
-No tenga ninguna duda. Mucho de lo que hablamos antes, de las consecuencias en Brasil y otros países, tiene que ver la corporación judicial. Inclusive en nuestro país. No es casual que en cuanto empezó a calentar el sol respecto de Cristina en la intención electoral, aparece inmediatamente en la tapa de un diario que no la quiere nada,e se domingo, que iba a ser condenada en Casación penal. Y eso no estaba en el calendario, sino que lo adelantaron. Y eso fue hace quince días. Después cuando generó una cierta reacción fue tan notorio cómo se comportaron, decidieron postergarla un poquito. En el medio, esos jueces –que integran la sala de Casación que debe revisar la sentencia a Cristina y otros funcionarios- estaban siendo acusados en el Consejo de la Magistratura: Diego Barroetaveña por una sentencia en la causa cuadernos respecto de Calcaterra, en la que desestimaron que haya sido una coima sino que fue un aporte electoral, ante lo que una doctora Talerico que piensa más a la derecha que Macri, le inició un pedido de juicio político en la comisión de acusación. ¿Con qué criterio van a condenar a Cristina Fernández, jueces que están acusados de varias cosas? Acabo de leer que el Consejo de la Magistratura desestimó esa denuncia; como también otra al juez Hornos que lo acusó su mujer por violencia de género y también lo liberaron a Borinski, el que jugaba al padel junto con Hornos en la quinta presidencial con Macri, de otra causa. O sea, están los jueces limpitos para ir a cuestionar la credibilidad y honestidad de la líder política más importante que tiene el país, que es Cristina Fernández de Kirchner. ¿Se entiende cómo tiene que ver con todo el partido judicial? Porque está muy claro que hay un Poder Judicial y un partido judicial.
-¿Usted avizora que puede haber posiblemente una proscripción a Cristina para las próximas elecciones?
-No lo sé. Voy a luchar para que así no sea. Pero que estos muchachos que no tienen ninguna autoridad quieran resolver esta situación sin admitir la recusación que les planteó la defensa de Cristina, y que sean jueces fuera de ese tribunal y no ellos.
-Cómo se imagina los próximos años del gobierno libertario?
-Espero ver que el peronismo vuelva a ser gobierno rápido. No me imagino un gobierno libertario que se renueve a sí mismo.
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