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“Salís a la calle y ves maricas, pobres, travestis, trabajadores, trans, personas en auto y personas de a pie. Eso somos: una sociedad diversa. Es inadmisible la aniquilación de un sector para que funcione otro”, alerta con firmeza Alba Rueda, cuya voz es una de las más escuchadas dentro y fuera de la Argentina cuando del respeto a las diversidades se trata.
Las palabras de Rueda adquieren todavía más fuerza después de que el jueves último el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, provocara un escándalo en la Cámara de Diputados al afirmar que el gobierno nacional rechaza las identidades sexuales "que no se alinean con la biología".
“Nos estamos convirtiendo en una sociedad mucho más insegura para las personas LGBT, en contraste con la democracia que hemos tenido desde 1983, que llegó a reconocer derechos que fijan estándares a nivel global, como sucedió con las leyes de matrimonio igualitario (2010) y de identidad de género (2012)”, asegura a Alba Rueda, quien se desempeñó como Representante Especial de Argentina sobre Orientación Sexual e Identidad de Género de la Cancillería Argentina entre mayo de 2022 y diciembre de 2023.
Y suma: “Hoy todo esto es atacado de un modo siniestro desde el propio discurso estatal. Se destruyen organismos como el INADI o el ministerio de Mujer, a la vez que se tiran abajo políticas públicas imprescindibles, como las relacionadas con la violencia de género”.
“Las personas LGBT necesitamos de esos espacios cuando nos insultan, nos discriminan y nos castigan. Esos organismos, además, son el resultado de un consenso de la democracia. Frente a todo este retroceso la sociedad se queda cada vez más sola, con menos herramientas de protección. Y eso es brutal”, subraya.
En 2022 Rueda fue seleccionada por la revista estadounidense Time como uno de los 100 líderes emergentes a nivel global y un año antes, la BBC inglesa, la consideró entre el centenar de mujeres más influyentes e inspiradoras del mundo. El 8 de marzo de 2023 recibió además el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje, que cada año concede el gobierno de los Estados Unidos a quienes promocionan los derechos de las mujeres en todo el planeta.
Un mundo hostil
Los dichos de Cúneo Libarona de la semana que termina no son novedosos. Forman parte del discurso oficial desde diciembre del año pasado y del “menú” que la comunidad LGTBIQ+ enfrenta desde siempre. “El gran diferencial entre otras etapas históricas y la actual es la sociedad y la perspectiva respecto a los derechos humanos”, detalla Rueda.
Para la activista las políticas represivas y anti-derechos que se desarrollaron durante las dictaduras militares en el continente son retomadas ahora por gobiernos constitucionales. “La pandemia aceleró un proceso donde los partidos de extrema derecha vienen a derribar derechos y las normas que los consagran, perjudicando a los trabajadores en favor del gran capital, provocando nuevas formas de disciplinamiento social”, explica.
Para Rueda, “la extrema derecha desarrolla un ataque directo contra feminismos, mujeres, lesbianas, travestis y trans, que Javier Milei pretende liderar a nivel global. Y para eso necesita un proyecto represivo en la calle. Por eso en la Argentina, en plena crisis, la SIDE es fortalecida económicamente”.
“La ultraderecha -agrega- alimenta algo que empezó con la Iglesia Católica hablando de ideología de género, hace más de diez años, y que fue penetrando en los sectores más conservadores de la sociedad. Es una comunicación de valores y sentidos simple, chata y binaria, que responde a un capitalismo devastador, sin derechos de ningún tipo, y con un modelo de ciudadanía con personas que se pasen el día con el celular navegando por lo que les propone el algoritmo de X”.
Un modelo que, según Rueda, “te advierte que no levantes la voz, que no pienses que el Estado puede ser diferente; que te debe reconocer y reparar cuando te daña; que tenés derechos fundamentales, como los derechos humanos. Todo eso es parte de la narrativa que intentan destruir”.
El odio, la intolerancia, el algoritmo
Elon Musk, se sabe, es uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo. A través de la red social X (ex Twitter) y de compañías como Tesla (produce desde autos eléctricos hasta baterías domésticas, necesitadas de litio) es uno de los protagonistas de la cruzada neoconservadora a nivel global.
Musk da batalla en el campo simbólico, con las redes sociales como protagonistas. A través de ellas construye su relato. En julio pasado declaró haber sido “engañado” por lo que denomina el “virus woke”, expresión despectiva que en los Estados Unidos refiere a la “agenda progresista” y que incluye desde la justicia social hasta el feminismo y la perspectiva de género.
El “engaño” sería el que habría llevado al magnate a permitir la transición de género de su hijaVivian Jenna Wilson, quien solicitó cambiar de nombre y un nuevo certificado de nacimiento. La joven, frente a la conducta de su padre, declaró que ya no quiere relación ningún tipo de relación con él, lo que incluye no llevar su apellido.
Musk respondió comprando Twitter (ahora X) para destruir desde allí al “virus Woke”, convirtiendo a la popular red social en una caja de resonancia de discursos de odio, discriminatorios y homofóbicos, con un claro sesgo antiderechos.
“En lugar de acompañar a su hija, Elon Musk decidió darla por muerta. Por eso lo del ‘virus woke’, un virus que contagia a la gente. Ser trans no sería asumir una identidad ni tener un derecho, sino portar un virus que lo que hace es que las personas tengan ‘sobresensibilidad’, lo que a su vez provocaría, por ejemplo, que consideren al género como algo importante, cuando en realidad no lo es”, explica Rueda.
“Para decir que no hay un derecho humano, que no se trata del desarrollo de una persona de acuerdo a su real libertad, establecen que hay personas enfermas que distorsionan la sensibilidad y el juicio. Y para regular a los ‘loquitos’ lo que ha hecho es usar el algoritmo de X para vincular a los usuarios con contenidos heteronormativos y con gobiernos ultraconservadores, como es evidente en la Argentina”.
“Elon Musk -agrega Rueda- le agradece a Milei por el esfuerzo que hace en nuestro país y el Presidente le agradece a Musk el apoyo que le ha dado. Me pregunto si ese apoyo no ha sido parte de la campaña que le permitió sumar la adhesión de los jóvenes que terminaron votando propuestas de ultraderecha”.
Contra las políticas publicas
En enero de 2020 Alba Rueda asumió como subsecretaria de Políticas de Diversidad del extinto ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, responsabilidad que mantuvo durante dos años, cuando pasó a desempeñarse en la Cancillería que conducía Santiago Cafiero como parte del gobierno de Alberto Fernández.
Para Rueda, las denuncias de Fabiola Yáñez por violencia de género contra el ex presidente “impactan de manera directa” en el debate de las políticas libertarias respecto a mujeres y diversidades, sobre todo si se consideran las políticas públicas desarrolladas entre 2019 y 2023, como la creación el ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades o las leyes Micaela y de cupo laboral trans.
“Es un golpe muy duro porque involucra a una mujer que es víctima de violencia de género y también porque, de algún modo, afecta a todas las mujeres que votaron por un proyecto político que incluya la perspectiva de género y a las diversidades”, asegura.
La ex funcionaria subraya también que la denuncia “fue utilizada por algunos medios de comunicación para revictimizar a la ex Primera Dama y, además, para dar un mensaje social, que es que las políticas públicas de género no son importantes”.
Para la referente, sin embargo, “hay defender a las políticas públicas más que nunca, ya que es imprescindible contar con una respuesta estatal contra la violencia, con lugares que escuchen a las mujeres y con una Justicia con perspectiva de género”.
Machirulos y violentos
Respecto al futuro inmediato, Rueda asegura que “necesitamos no quedar sometidas a los discursos de golpeadores y violentos. Violentos en el discurso y en el modo en que regulan a la sociedad. La violencia con motivo de género se funda en el aislamiento y sin la presencia del Estado se asila aún más a las víctimas”.
“El mensaje -destaca- ante los tres últimos presidentes, violentos y machirulos, es de mayor fortaleza de la sociedad civil, de las organizaciones sociales y de mujeres, y de las personas LGBTIQ+, para así seguir reclamando políticas públicas”.
Y concluye: “El Estado tiene responsabilidad sobre los sectores más vulnerables, porque a la sociedad no la constituyen los más ricos ni los grandes capitales, sino todas, todos y todes”.
En un contexto hostil, y un mundo cada vez más violento, hay voces que pueden resultar claras, potentes. Portadoras de tonos, colores y matices que traen esperanza. Que nos sustraen, al menos por un rato, de la propia realidad de las cosas.
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