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Entrevistas
26/09/2021

El gobierno “intenta devolverle la cinta de capitán” a YPF

El gobierno “intenta devolverle la cinta de capitán” a YPF | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Juan José Carbajales, docente universitario y ex subsecretario de Hidrocarburos de Nación, aseguró que la empresa estatal “en los últimos años había perdido su rol de liderazgo”. El martes presenta el “Manual de Empresas Públicas de Argentina”, editado por la Universidad de José C. Paz.

Diego Colao

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Juan José Carbajales, ex subsecretario de Hidrocarburos de la Nación y docente universitario, sostuvo que YPF “en los últimos años había perdido su rol de liderazgo, había pasado a ser una empresa más del mercado” pero con el gobierno de Alberto Fernández “se intenta devolverle la cinta de capitán del equipo y que vuelva a tener un rol estratégico, de liderazgo en el sector hidrocarburífero”.

“El mercado hidrocarburífero hoy está ante un desafío que es enfrentar una transición energética que permita hacer sustentable por un lado la producción, sobretodo de gas natural, que es el vector para esa transición y por otro, cumplir con las metas internacionales a las que el país se comprometió”, definió Carbajales en este diálogo con Va Con Firma, donde analizó el rol de la compañía estatal a raíz de la publicación del “Manual de Empresas Públicas de Argentina”, libro del que fue coordinador e investigador y que se presenta públicamente el martes 28 por el canal de la Universidad Nacional de José C Paz.

Carbajales describió que “la tendencia de los últimos 30 o 40 años ha indicado que los regímenes de empresas públicas que se fueron creando” tienen un formato cada “vez más asimilados a una sociedad anónima que se desempeña en un sector del comercio o de la industria de manera ágil, de manera fluida y que tiene altos estándares de eficiencia”.

Aunque aclaró que “no deben perder de vista” el hecho de que deben “buscar una finalidad de interés público” porque pueden caer “en la tentación de que es una compañía más en un mercado”.

El libro que es de descarga gratuita, tiene un prólogo de Jorge Lapeña, y un estudio preliminar de Pino Solanas escrito en pandemia, y analiza también las empresas provinciales estatales, donde Neuquén con 15 empresas, figura segunda en el ranking de provincias con mayor cantidad, que lidera La Rioja con 31 y en tercer lugar Río Negro con 14.

-¿Por qué decidieron investigar las empresas públicas a partir de 1946?

-Lo que hicimos fue hacer una investigación histórica y a la vez un estudio exhaustivo del presente de las empresas públicas, básicamente las que están en la órbita del Estado nacional. El período va del 1946 al presente y ponemos ese hito porque a mitad de los años 40 se da un nuevo impulso a las empresas públicas, se crean algunas de gran incidencia, como Gas del Estado, se relanza “la” empresa argentina, que es YPF y que va cumplir 100 años el año que viene y a la vez se dicta la primera regulación sistémica y orgánica para las empresas estatales, con una ley de empresas del Estado que después se va a modificar por otra de sociedades del Estado, que es el formato que adoptaron hasta el año 2000, cuando ya pasan a revestir como llamamos ahora, sociedades anónimas, como una sociedad comercial más, pero bajo una fuerte injerencia estatal.

-¿En qué periodos se da un mayor empuje a las empresas estatales?

-Siempre decimos que el auge fueron las tres décadas entre 1945 y 1975, las empresas públicas y el rol del Estado en la economía fueron las que traccionaron el desarrollo económico, los procesos de sustitución de importaciones hasta la última dictadura cívico militar. Ahí comienza un período de altibajos, de maximización de la faz financiera de estas empresas, de endeudamiento, hubo un intento de relanzamiento bajo el gobierno radical que no termina de implementarse y después sí, el gran quiebre histórico que lo marca el proceso de privatización de los años 90.

-¿Qué dejó en evidencia ese proceso?

-Hasta ese momento había un sinnúmero de empresas bajo la órbita del Estado nacional en diversos sectores, sobre todo aquellos considerados estratégicos, no necesariamente porque deban ser monopolizados por la actuación estatal sino porque por alguna razón de política pública era necesario tener un instrumento empresarial, comercial o societario para llevar adelante esas decisiones, para traccionar algunos sectores donde el mercado no le interesaba participar o para tener precios testigos o precios de referencia o para llevar adelante alguna actividad que puede ser estratégica, como la generación nuclear o la conectividad aérea de todo el país o la producción hidrocarburífera como YPF, que son los casos típicos, o correo que es histórico que esté en manos del Estado o el agua y saneamiento. Hay sectores económicos donde no solo en Argentina sino en la región y en el mundo el Estado ha tenido una fuerte incidencia y lo que se verifica con el proceso de privatización no es tanto la venta y el pasaje al sector privado, eso sucedió y en algunos casos fue muy relevante, sino un proceso complejo donde así como pasó con las funciones primordiales del Estado en materia de educación y de salud, que fueron descentralizadas a la órbita provincial, también pasó algo similar con las empresas públicas que pasaron a ser manejadas por las provincias, en algunos casos por los municipios o por cooperativas. Entonces se verifica un traslado de la órbita nacional o federal a la subnacional, amén de si en algunos sectores rentables se daba la venta en unidades de negocio y del paquete accionario al sector privado. El caso YPF es uno de los que investigamos a fondo y es donde esto se ve de manera bien palpable. Fue un proceso que duró 10 años hasta su venta total en el año 99 y otros sectores que sufrieron también ese embate.

-¿Luego hay un proceso de recuperación?

-A partir de la crisis del año 2001, se ve renacer lo que se llama Estado empresario, al principio de una manera tibia y por necesidad, porque los contratistas de servicios públicos al no cerrar la ecuación económica financiera en muchos casos abandonaron el servicio, entonces el Estado tenía que prestar esos servicios públicos y a la fuerza tuvo que crear empresas o nacionalizarlas. Pero después ya con una decisión política más consolidada, más robustecida a partir del 2006, 2007, se ve claramente que hay una nueva visión del rol del Estado que ha seguido hasta el día de hoy a pesar del cambio de administraciones porque la cantidad de empresas no ha variado, son unas 36 o 37 empresas en poder del Estado nacional. Está la novedad a partir del año 2008 de la participación minoritaria en empresas que cotizan en bolsa a través del fondo de garantía de sustentabilidad, donde se ha dado una cohabitación virtuosa, esa es nuestra evaluación del ingreso con un capital menor en compañías públicas que cotizan en el mercado de valores y después a partir del año 2012 nuevamente el hito de YPF con la recuperación del capital mayoritario de la compañía.

-¿Cuál es la importancia estratégica de YPF?

-YPF es una compañía que fue pionera en nuestro país, en la exploración de todas las cuencas hidrocarburíferas, en la explotación de todos los yacimientos de nuestro país, en el desarrollo socioeconómico de vastas regiones, en la creación de pueblos enteros y en la producción de petróleo y gas natural para satisfacer las demandas internas. En todo ese camino fue una escuela de amplias camadas de profesionales, ha liderado el desarrollo tecnológico y a partir del año 2010, 2011 el último hito que es el descubrimiento de la formación Vaca Muerta, no descubrimiento porque no se conociera, sino la puesta en valor comercial a partir de una nueva tecnología y de una fuerte inversión. En los últimos años había perdido su rol de liderazgo, había pasado a ser una empresa más del mercado y con esta última administración se intenta lo que decimos nosotros, devolverle la cinta de capitán del equipo y que vuelva a tener un rol estratégico, de liderazgo, de traccionamiento, de un mercado hidrocarburífero que hoy está ante un desafío que es enfrentar una transición energética que permita hacer sustentable por un lado la producción sobretodo de gas natural, que es el vector para esa transición y por otro, cumplir con las metas internacionales a las que el país se comprometió.

-¿Cuáles son las características de las empresas públicas provinciales y en particular la neuquina GyP?

-El fenómeno de las empresas públicas sobre todo en el área de servicios públicos energía e hidrocarburos es producto de la reforma constitucional de 1994 que les reconoce a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio. A partir de ese cambio y de la ley corta del año 2006, se empieza a dar un fenómeno que es la creación o la modificación del objeto social de las empresas provinciales. El caso de GyP es uno, Fomicruz (Fomento Minero de Santa Cruz)  otro, y todas las provincias hidrocarburíferas suelen tener su propia compañía que cumplen diferentes roles, en algunos casos es la titular de los permisos de exploración y explotación, en algunos casos se asocia con el capital privado; Fomicruz es un ejemplo donde participa directamente en la explotación de minería. En el año 2014 se limitó un poco esa participación de lo que se llama el acarreo, cuando se asociaban con empresas privadas pero lo cierto es que hoy sigue teniendo un rol central en esos ámbitos. Lo estamos viendo en el litio, YPF quiere incursionar en esos sectores, todo indica que lo va a hacer con empresas privadas y provinciales y después está el caso de Invap, destacado a nivel internacional por su participación en un sector de frontera tecnológica como el nuclear, con la construcción de satélites y de reactores de baja potencia, de investigación para la medicina nuclear que alcanza estándares internacionales que le permiten exportar tecnología de avanzada.

-¿Cómo analiza el rasgo identitario que tienen estas empresas, aparte de los aspectos económicos?

-Para nosotros estudiar este fenómeno de las empresas públicas representa un desafío porque toda la literatura y el sentido común en el debate público suele estar muy teñido de anteojeras ideológicas y de posiciones maximalistas, que pretenden que todo sea estatal o que nada lo sea y que las empresas públicas desaparezcan porque representan un costo alto para las finanzas públicas, para el tesoro o quienes dicen que el Estado se debe meter en cada sector económico donde pueda. Nosotros intentamos discriminar cuáles son las áreas estratégicas, cuál es el rol central que deben cumplir estas empresas y lo que resaltamos son dos características centrales que deben ir de la mano y que muchas veces se privilegió una sobre otra, y que eso no nos parece que es saludable. Esos dos rasgos son, por un lado, que la tendencia de los últimos 30 o 40 años ha indicado que los regímenes de empresas públicas que se fueron creando, todos tenían una fuerte tendencia a la flexibilización en su formato, cada vez más asimilados a una sociedad anónima que se desempeña en un sector del comercio o de la industria de manera ágil, de manera fluida y que tiene altos estándares de eficiencia, de transparencia, de lo que hoy llamamos gobierno corporativo y compliance (cumplimiento normativo). Esos objetivos, ser una empresa competitiva, ser una empresa abierta, transparente que puede presentarse y competir con otras empresas del rubro en el mercado, eso es un gran objetivo que deben cumplir y seguir maximizando. Pero al mismo tiempo son empresas que tienen al Estado adentro, o sea por alguna razón, el Estado, el pueblo argentino invierte parte de su patrimonio para tener estas empresas, para capitalizarlas y para gobernarlas.

-Ahí entra en juego el papel estratégico del Estado

-El Estado pretende que sean el brazo ejecutor de políticas públicas y en última instancia que coadyuven a generar el bien común. No es sólo producir bienes o prestar servicios sino buscar una finalidad de interés público, que cuando uno la pierde de vista, cae en la tentación de que es una compañía más en un mercado. Está bien que lo sean en cuanto al formato, la eficiencia, en la prestación de los servicios pero el para qué existen y a donde tienen que ir como un norte inquebrantable, eso no se puede perder de vista. Y de esa manera es que allá donde el sector privado no quiera ir por el principio de subsidiariedad, que indica que solo van donde le es rentable, ahí va el Estado para cumplir con otros roles, con otras metas, por ejemplo, la conectividad aérea del país, poner una estación de servicio en cada pueblo, que llegue el correo, repartir vacunas; todas esas cuestiones las realiza el estado a través de este tipo de empresas.

-¿Cómo se dio la consolidación de las Sabie(Sociedades anónimas bajo injerencia estatal)?

-La primera Sabie fue YPF en el año ‘90 donde por medio de un decreto y una ley se convirtió su formato de una sociedad del Estado a una sociedad anónima, y eso fue una novedad en ese momento porque era una sociedad anónima que se regía por la ley de sociedades comerciales, pero que era manejada 100% por el Estado. Después fue vendiendo su paquete accionario, llego a un 20% con lo que se llamaba acción de oro y el gobierno de la compañía. Ese formato de sociedad anónima de propiedad estatal pero cuyo formato era de una sociedad comercial pura a partir del año 2003 pasó a ser la regla en las empresas estatales y cuando uno buceaba en el estatuto no había ningún indicación diferente, podía ser Arcor o Techint, era igual a las que manejaba el Estado. Esto indica que lo que se buscaba era dotarla de mayor agilidad, fluidez y librarla de la aplicación de los regímenes de derecho administrativo que se aplican al Estado. Esa era una decisión expresa, muchas veces se hizo a través de leyes, y en el año 2012 con la ley de soberanía energética, que entre otras cuestiones decide la expropiación del paquete mayoritario de YPF, una de las disposiciones habla de la continuidad jurídica de YPF como sociedad anónima. Y eso fue votado por amplias mayorías legislativas en el Congreso, con lo cual es una decisión que trasciende a un gobierno, que estas empresas tengan ese formato. Un problema es que a veces queremos por la ventana ponerle un montón de controles y de resortes que son propios de la administración pública y el otro problema es que a veces las propias compañías y la línea gerencial de estas compañías pierden de vista que detrás está el Estado, está el interés público y que no son una empresa comercial como cualquier otra, que lo único que busca es lucro. No está nada mal que puedan tener ganancias, que requieran menos ayuda el Estado e incluso que sean autosuficientes, pero no hay que perder de vista ese interés público que ilumina todo el objeto comercial que llevan adelante.

29/07/2016

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