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Sergio Chouza, economista y docente de la Universidad Nacional de Avellaneda planteó en relación a la carta de la vicepresidenta Cristina Kirchner “que las consecuencias de haber aplicado el programa macro que se aplicó y no haber arriesgado un poco más tuvo consecuencias electorales”.
Aunque advirtió en este diálogo con que “un programa más agresivo” podría haberse vuelto “como un bumerang porque se exacerbaban los desequilibrios y en un caso muy negativo podría tener un nuevo shock cambiario y eso de nuevo carcomer el poder adquisitivo que se empezaba a recuperar”.
“No creo que sea el momento para conceptos que son de 2020, donde estábamos encerrados el 90% de la población, la palabra IFE no se puede recuperar más, ya está”, indicó Chouza y aseguró que “tenemos que aplicar políticas inteligentes para llegar a los sectores que la están pasando mal y no pudieron recomponer sus ingresos” porque “hay un montón de sectores para asistir pero no tirar billetes desde un helicóptero porque no sirve”.
Sobre el Presupuesto 2022, el economista sostuvo que “hay una priorización de la inversión pública, hay un nuevo incremento en el margen de los recursos de capital para gastos de infraestructura, hay un fortalecimiento de la educación, en conectividad, en Salud” y agregó que “también hay una intención desde lo recaudatorio, desde lo impositivo, de ajustar alguna clavija sobre los sectores de alto poder adquisitivo y capacidad contributiva”.
Dentro de lo que prevé la ley de leyes, Chouza indicó que en términos de inflación espera “profundizar el sendero de desinflación” con una meta del 33%, y en cuanto al dólar dijo que “el segmento oficial no van a tener problema en seguir administrándolo de manera suave y con un corrimiento más o menos en línea con la dinámica de precios”.
-¿Cómo analiza lo que planteó Cristina Kirchner en su carta en términos económicos?
-Es una consideración bastante amplia y por un lado, uno comparte el hecho de que parte de las secuelas de la situación actual tiene origen en una herencia muy complicada y el colapso que implica el impacto de la pandemia y que seguramente parte del desánimo que se expresó en las urnas, tiene que ver con una percepción mayoritaria en la población de que todavía no le ha llegado la recuperación económica y eso tal vez se podría haber impulsado un poco más por parte del Estado. El Ejecutivo tiene una formulación presupuestaria que no deja de buscar cuidar a los más vulnerables, también tiene una restricción presupuestaria severa, tanto en pesos como en dólares, que en los últimos dos años ha traído consecuencias cuando mostró cierto desalineamiento. Pero uno entiende que en algún momento tenés que priorizar y el fin último de esta administración desde ya es mirar a los de abajo, a la gente, a los que más han sido dañados en los años anteriores del gobierno macrista, y el año pasado y eso es prioritario sobre que las cuentas fiscales cierren de una manera ideal. Luego en un contexto en el cual se asume que la economía argentina tiene una situación de manta corta y está claro que va a haber un desequilibrio que se te puede expresar en un problema macro cuando sos un poco más agresivo con tu política fiscal y tu política de gasto. La evaluación a las luces de los resultados electorales no es tanto una especulación, es una interpretación de una realidad que está arriba de la mesa. Haber aplicado el programa macro que se aplicó y no haber arriesgado un poco más tuvo consecuencias electorales. Ahí uno puede hacer hipótesis que si tienen un componente más de especulación, si un programa más agresivo no se terminaba volviendo como un bumerang porque se exacerbaban los desequilibrios y en un caso muy negativo podría tener un nuevo shock cambiario y eso de nuevo carcomer el poder adquisitivo que se empezaba a recuperar.
-¿Qué opina de lo que dijo la vicepresidenta sobre la subejecución del presupuesto?
-Hay una certeza que es lo que está marcado en el Presupuesto, que fue una hoja de ruta bastante ordenadora de la política económica sacando la cuestión de la inflación. Si repasas el resto de los parámetros macro y la política de gastos fue un eje ordenador que se respetó bastante, muchísimo más que otros años, a pesar del desalineamiento inflacionario, que ahí si hubo un desvío significativo. En ese presupuesto estaba marcada una caída del déficit a 4,5 puntos del producto en términos primarios y cumplir ese número no era un mal resultado porque era una baja respecto del 2020, una baja efectiva del déficit en alrededor de 2 puntos en términos primario y entre 2 y 2,5 en términos totales, pero aún te da un poquito más de espacio fiscal para ser un poquito más agresivo. Pero también está la cuestión de la estacionalidad de la ejecución del gasto, en particular dentro de los dos bloques que conforman al déficit que son los ingresos y los gastos, el gasto en la Argentina tiene una concentración en los últimos meses del año que en general es muy importante, no quiero decir que es la mitad, pero más o menos. Uno puede decir llegamos a septiembre, queda poco más de tres meses, pero en esos tres meses podés consumir tranquilamente 2 puntos de déficit. Si estoy de acuerdo que un poquito más se podría haber acelerado, ahí también hay áreas de gobierno que tienen una autorización de ejecución de partidas y no lo hacen por determinadas falencias, ahí hay que acercar la lupa y tratar de apurar a los que no ejecutan. Hemos tenido salida de ministros en esta misma administración porque no ejecutaba el encargado del área el presupuesto. Si se puede un poco, pero no me quiero comer la curva de que no hiciste nada, porque no es así y es verdad que también tiene una estacionalidad importante. Si llegás a diciembre con 3 puntos y medio, el punto restante te lo vas a comer en diciembre, por el pago de aguinaldo, por lo que implica la asistencia de sectores vulnerables a fin de año.
-¿De qué manera se podría manejar ese margen?
-Vale la pena pensar estrategias para darle aún más impulso a la recuperación y llegar a los que no llegaste, porque uno dice qué pasa con el promedio de las variables, qué pasa con el promedio del RIPTE, cómo va contra la inflación, el promedio de los salarios registrados, qué pasa con el promedio de los informales y los jubilados de la mínima, y el resto de los jubilados; pero en ese promedio hay gente que te queda abajo. Si calibras algo mucho más telescópico a la hora de asistir, ahí cada peso vale. Lo que no creo es que sea el momento para conceptos que son de 2020, donde estábamos encerrados el 90% de la población. La palabra IFE no se puede recuperar más, ya está, tenemos que aplicar políticas inteligentes para llegar a los sectores que la están pasando mal y no pudieron recomponer sus ingresos, hay gente sin trabajo, todavía falta recuperar la mitad del empleo registrado, hay un montón de sectores para asistir pero no tirar billetes desde un helicóptero porque no sirve, porque termina exacerbando problemas, no es efectivo, genera incentivos totalmente desalineados con lo que necesitas para esta etapa de la recuperación. Es una zona gris, sí hay que hacerlo, con efectividad, con inteligencia, con una audacia estratégica y por eso es tan importante que los ministros y que las diferentes áreas de gobierno trabajen con mucha pericia para detectar esos sectores pero nada de arrebatarse para tirar plata y ganar las elecciones en dos meses.
-¿Cómo analiza el Presupuesto 2022?
-La política de ingresos y gastos es bastante idéntica, hay una priorización de la inversión pública, hay un nuevo incremento en el margen de los recursos de capital para gastos de infraestructura, hay un fortalecimiento de la educación, en conectividad, en Salud. Y después también hay una intención desde lo recaudatorio, desde lo impositivo, de ajustar alguna clavija sobre los sectores de alto poder adquisitivo y capacidad contributiva. Hay un corrimiento de la alícuota para bienes personales, para quienes tienen bienes en el exterior, hay alguna cuestión de trazo fino que le va a dar un poco más de progresividad en el margen al sistema. Después los parámetros, que es lo que más trascienden, inflación, dólar y la política fiscal y lo que pasa en el factor externo. La interpretación que hay que darle al tema inflación es que están viendo una profundización de la tendencia bajista, más o menos el 33% te da 2,3% por mes, lo cual es lógico y congruente porque ya estés en 2,5% y deberías cerrar el año en un 2%, al menos que tengas un shock, alguna anomalía, un 33% no debería ser algo imposible. Igual más allá de números, lo relevante es que estas dando una señal de que esperás profundizar el sendero de desinflación y ese 33% te marca el umbral a partir del cual las partidas del gasto que se ajustan por arriba de eso las estas priorizando. Ven una continuidad de proceso con una magnitud significativa y muchas partidas van a tener un fortalecimiento en términos reales. Con el dólar no creo que haya mayores problemas, me parece que es una variable que tal cual fue este año, el segmento oficial no van a tener problema en seguir administrándolo de manera suave y con un corrimiento más o menos en línea con la dinámica de precios. No veo ni una apreciación, ni una depreciación significativa para el año que viene.
-¿Cómo ve el dato de que proyecta una recuperación del salario real del 4% para 2022?
-Es lo lógico y lo normal, si una economía crece al 8%, la mitad tiene que ser de recuperación real de los salarios, si la economía crece al 4% la mitad o un poquito más es recuperación de salarios, porque la torta se hizo más grande. No habría razón para que tengas una economía que en dos años recupera cerca del 13% y no crezcan los salarios en términos reales. No tiene sentido. Es importante que se marque y generar discurso a partir de eso porque a veces parece que el salario no para de caer y no es así, el salario real del sector registrado se mantuvo constante con esta administración. Después podemos poner todos los asteriscos que queramos pero después de una crisis de deuda, de balanza de pagos y una pandemia, el promedio del trabajador registrado no perdió contra la inflación en el año y 8 meses de gestión. Es importante que se construya discurso en torno a esos números, que haya un 4% en los dos años ayudan a dar la discusión con un poco más de sensatez técnica, porque si no parece que siguen perdiendo poder adquisitivo los salarios y hay que bajar la lupa al respecto. Hay sectores que están atrasados, el sector informal que explica un tercio del mundo del trabajo sigue atrasado pero no es toda la torta. Es un segmento en particular y un segmento sobre el cual tenemos mucha heterogeneidad y mucha dificultad de captar con números estadísticos reales, porque las encuestas no llegan ahí.
-¿Y por el lado de la segmentación de tarifas?
-Lo veo bien, favorable. Vas a tener una reducción en términos de lo que necesitás transferir a valores reales para sostener este porcentaje de PBI de subsidios. Y para eso vas a necesitar un aumento tarifario que para algunos sectores va a estar por arriba de la inflación y lo veo favorablemente, llegó el momento de sincerar que el ticket de subsidio energético tiene que ser discriminado y algunos sectores que puede pagarlo tienen que pagarlo. Es el momento de dar el primer paso para eso. Después la implementación siempre es trabajosa, es una cuestión de tensión, pero es bueno que las carteras vinculadas a la cuestión lo hagan, porque Argentina no puede seguir subsidiando electricidad, el gas, los servicios a los deciles 7 a 10 de la distribución del ingreso, tiene que subsidiar incluso más a los deciles 1 a 3 o 1 a 4. Me parece importante que no se plantee una continuidad de los eventos particulares de 2021 y 2020. Se entendía que eso pasara en un contexto de pandemia, pero eso ya está terminando.
Por Diego Colao
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