-?
“Somos más pueblos que milicos, que no se olviden de eso”, decía Norma Pláen los primeros años del menemismo al frente de un grupo de jubilados que se negaban a aceptar lo que era un plan de exterminio. Con esa consigna incitaba a salir a las calles, a manifestarse. Encarnando con pasión una rabia popular, Plá se convirtió en un símbolo que hoy es una referencia para todos los que se plantan frente al poder en las calles sin más armas que una dignidad irrenunciable. Hoy los jubilados han tomado visibilidad porque se han convertido en el grupo más dinámico luego del intento de veto de Milei al aumento de los haberes previsionales.
Reunidas en un plenario, 35 organizaciones de jubilados acordaron un plan de acción común que comenzó el pasado miércoles 28 de agosto con una concentración frente al Congreso como se viene haciendo desde hace 1682 miércoles y en la que la Policía Federal reprimió fuertemente a fines de hacer cumplir el absurdo protocolo antipiquete de Bullrich.
“Este veto acompaña a todas las posiciones contra la clase trabajadora de este gobierno que es un representante de los grandes grupos económicos. Nosotros tenemos un haber jubilatorio que ha perdido más del 60% del poder adquisitivo en los últimos 10 años y se ha acelerado notablemente en los meses que lleva el gobierno de Milei. El haber mínimo que reciben más de 5 millones de jubiladas y jubilados está muy por debajo de la canasta alimentaria. Ese adicional que Milei quiere vetar es del 8,5% con lo que esos 5 millones de jubilados llegarían a cobrar 317 mil pesos, un tercio de la canasta básica”,dijo Marcos Wolman, de la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones de Jubilados y Pensionados de la República Argentina en una entrevista radial. Además planteó que ”el Gobierno está llevando al desfinanciamiento del sistema previsional, su plan es marchar hacia la privatización del sistema, lo vimos en la Ley Bases, en el DNU y en el Pacto de Mayo, que propone una reforma previsional que significa la privatización de las jubilaciones, volviendo al modelo que fracasó en los ‘90”.
“No tenemos miedo, a los jubilados no nos van a parar” es lo que se escucha como una constante desde las agrupaciones. “Los jubilados somos los que más hemos sufrido la política del déficit cero”, “el problema de los jubilados es de todos los trabajadores”, “la finalidad de este plan es convertir la jubilación en un subsidio a la vejez”. No es solo bronca por las carencias que sufren, hay una conciencia política y un diagnóstico de la situación en las personas que participan de la movilización que evoca un profundo compromiso con las luchas populares y una decisión de hacerle frente a un régimen que constantemente está corriendo los límites de la tolerancia social.
Un régimen que está diciendo: “entregamos el país, pisoteamos la Constitución, los condenamos a la pobreza, encarcelamos arbitrariamente, le pegamos a los viejos y seguimos en pie, podemos hacer lo que queramos”.
HelpAge International, una red global que se dedica a monitorear la calidad de vida de los adultos mayoresy reducir la pobreza y la discriminación durante la vejez,en un completo e interesante informe que presento hace pocos días, remarca “Si bien la situación económico-social en Argentina es crítica desde hace años, como consecuencia de las medidas y políticas adoptadas por el gobierno nacional desde fines del 2023 y el primer trimestre del 2024, se ha agravado considerablemente”, aseguran los autores.
El informe revela que en la política de ajuste llevada adelante por el gobierno nacional, “el principal ajuste recayó sobre las jubilaciones y pensiones, representando el 43% del ajuste total”. Así, “el escenario de elevada inflación, aumento de tarifas de servicios y ajustes impacta especialmente a la población mayor debido a los exiguos montos de las jubilaciones y pensiones mínimas, que resultan insuficientes para cubrir las necesidades mínimas de una persona mayor”.
La investigación resalta que “el impacto de la pobreza en las personas mayores en Argentina afecta al 73% de la población adulta de más de 61 años”. En este contexto, las personas mayores son fuertemente afectadas no solo por el descomunal incremento de las tarifas de servicios (de hasta un 561% en el caso del gas, por ejemplo) y alimentos sino también por el aumento de los medicamentos más utilizados (150 % en cinco meses, desde noviembre de 2023 hasta marzo de 2024), lo que ha llevado a una alarmante disminución de la compra de las medicinas recetadas (17%).
En cuanto a las políticas de alcance nacional,de los 43 programas de cuidados analizados se registró que 21 fueron descontinuados, 15 están en estado de alerta y solo 7 se encuentran vigentes. En paralelo, se han incrementado considerablemente los costos de los cuidadores de personas mayores, así como también los valores de los geriátricos y residencias de larga estadía.
En este contexto, declaraciones de voceros oficiales y del propio presidente, tales como “No hay plata, y (las personas mayores) son el sector que tiene el menor porcentaje de pobres”, o “Si sos un jubilado arriba de no sé cuántos años es seguro que te vas a morir” profundizan una imagen distorsionada y discriminatoria de las personas mayores.
Los autores del informe remarcan que “las personas mayores en Argentina Sí son pobres. No sólo desde una perspectiva socioeconómica: son pobres de derechos porque no pueden ejercerlos plenamente, imposibilitando que puedan vivir con dignidad”.
Es interesante tomar en cuenta que este informe no fue elaborado por la oposición al Gobierno, ni por la CGT, ni ningún otro grupo opositor, sino por una red global que en el país está integrada por organizaciones como la AMIA, la Fundación Navarro Viola, la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría, el Centro sobre Envejecimiento Activo y Longevidad de la Universidad Salud, entre otros.
Guillermo Romero, 75 años, de la zona oeste del Conurbano bonaerense, pasa delante de la Infantería de la Policía Federal con su cartel que reclama un haber mínimo de 900.000 pesos, equivalente a la canasta básica. Desde hace meses viene trabajando junto a las organizaciones de jubilados para salir a las calles y resistir a la política de Milei.
“Vengo de una generación donde la política estaba muy presente en nuestras vidas, fui obrero metalúrgico y delegado gremial antes del Golpe del 76. Ahí me tuve que esconder y trabaje de pintor, empapelador, vendedor en los trenes, hice de todo junto a mi esposa, que era docente para mantener a nuestros dos hijos. Hoy salimos a las calles porque a la realidad hay que enfrentarla, no nos podemos quedar tomando mate frente a la televisión. Nunca estuvimos frente a una situación de tanta ignominia, provoca mucha indignación escuchar que nuestra jubilación subió en dólares, es una burla más. Venimos convocando a todos los sectores para que se sumen porque no solo estamos peleando por nuestro ingreso. Es tremendo el silencio de la CGT, las CTA y los partidos políticos. El único acompañamiento que tenemos es de la izquierda. El otro día hable con Leopoldo Moreau que salió a solidarizarse frente a la represión, le dije que me parecía muy valiosa su presencia pero no es suficiente, tienen que convocar a sus gentes a salir. Vamos a las universidades a hablar con los estudiantes, a las asambleas barriales, hacemos llamadas a través de medios y redes, proponemos que nos acompañen porque esta es una lucha común. Si no la peleamos todo va a ser peor, pero si salimos podemos ganarla, el gobierno es fuerte si no se lo enfrenta, quedó demostrado con el tema del recorte a las universidades. Las calles son nuestras y de ahí no nos van a bajar”, enfatiza.
Va con firma | 2016 | Todos los derechos reservados
Director: Héctor Mauriño |
Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite