Quince kilómetros separan el Santuario de San Cayetano de la Plaza de Mayo a lo largo de la avenida Rivadavia.

Una distancia que fue recorrida a pie por una marcha menor en número a años anteriores para evitar provocaciones que deriven en situaciones violentas.

Una movilización que desde 2016 representa básicamente a los trabajadores de la economía popular, aquellos que trabajan sin tener empleador ni muchos de los beneficios de los trabajadores regularizados y que son un porcentaje importante en la actividad económica general. A ellos este año se le sumaron los gremios agrupados en la CGT.

En su punto de partida el arzobispo Jorge García Cuerva junto al obispo Gustavo Carrara, bendijeron las herramientas y las ollas de las cooperativas socialesen un gesto de claro apoyo a las organizaciones y su presencia en las calles, resaltando la necesidad de ser más solidarios teniendo como clave la parábola del Buen Samaritano, eje del discurso que la Iglesia impuso en esta fecha de San Cayetano, que nunca deja de tener una impronta política desde aquel histórico Pan, Paz y Trabajo que enarbolo a finales de la dictadura Saúl Ubaldini.

“No pasar de largo frente a tantos heridos al borde del camino de la vida, frente a tantos rostros concretos, víctimas de la exclusión”, fueron las palabras de García Cuerva apelando a despertar un espíritu solidario en la sociedad.

Bajo el lema "Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo", los sindicatos de las tres centrales junto al Movimiento Evita, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), conocidas como "cayetanos" caminaron hasta Plaza de Mayo donde confluyeron con los sindicatos agrupados en la CGT,organizaciones de Derechos Humanos, docentes universitarios y agrupaciones de izquierda como el Polo Obrero y FOL. En el balance que hacen muchos militantes ven en este hecho la diversidad de la convocatoria en un marco de unidad, un punto de partida para iniciar un plan que enfrente el proyecto de miseria planificada y saqueo del país del gobierno de Milei, a pesar de los enormes problemas que están enfrentando todos los sectores y la incertidumbre después de la feroz represión que se produjo el pasado 12 de junio durante el tratamiento de la ley Bases.

“Lo único que nos queda es la confrontación. Este es un gobierno que ataca a los trabajadores y hay que confrontarlo en la calle y conformando un gran frente nacional para el año que viene, que nos permita tener mayoría en ambas cámaras. Hay que ponerle un freno, en la calle y en el Congreso de la Nación”, dijo Pablo Moyano que subió al escenario en la Plaza pero permaneció en un discreto segundo plano.

“Un gobierno que no está al servicio del pueblo está contra el pueblo” definió Pérez Esquivel en su discurso y remarcando una de las características de esta convocatoria dijo “al hambre y al desempleo la forma de enfrentarlos es la unidad”.

"Nos ha vuelto a reunir, como aquellas marchas históricas que encabezarán en años de la dictadura, los trabajadores que estábamos en la CGT Brasil liderados por Ubaldini. Una vez más reivindicamos esta unidad expresada en esta convocatoria con tres centrales sindicales", expresó Hugo “Cachorro” Godoy de la CTA autónoma, uno de los oradores junto a Taty Almeida de Madres de Plaza de Mayo, Daniel Catalano por ATE Capital, Adolfo Pérez Esquivel y Alejandro Gramajo de la UTEP que cerró el acto.

Gramajo, secretario general de la UTEP destacó: “nos están empujando a la peor crisis humanitaria que haya visto el país. De acuerdo a lo que nos informan desde muchas empresas pymes, de acá a fin de año están proyectando el cierre de más de 12000 empresas, lo que implica la pérdida de trabajo de más de 200 mil compañeras y compañeros. Por eso frente a este cuadro dramático que vive la Argentina, la unidad cobra una relevancia estratégica porque no hay posibilidad de reconstruir el movimiento nacional si la dirección de la economía criminal que quiere imponer este Gobierno se mantiene en este rumbo. Por eso la unidad para defender a nuestro pueblo cobra vital importancia, pero también quienes queremos reconstruir nuestro país con justicia social tenemos que sostener la unidad para recomponer un Gobierno con centro en el protagonismo del pueblo humilde y trabajador , no hay otro camino posible”.

“Creemos que esta batalla la vamos a ganar con la fuerza de la unidad, con la de la solidaridad que brota en estos momentos tan críticos a lo largo y ancho de nuestro país. Vamos a ganar con la fuerza de la verdad frente a un gobierno que miente permanentemente”, definió Gramajo.

Cierre para un 7 de agosto que abre un nuevo ciclo de luchas y planteamientos políticos donde el rol de las organizaciones sociales junto a las centrales obreras, organismos de derechos humanos y otras agrupaciones de base debe ser clave en función de la experiencia acumulada y la cercanía con las problemáticas reales.