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Ver y oír

Se termina un 2022 agitado

Como en todos los finales se impone una mirada sobre lo acontecido con la intención de hacer un balance y ver hacia dónde vamos. Imágenes y testimonios que nos deja un año convulsionado.

Pepe Mateos

Miramos estupefactos hacia los meses que han quedado atrás y no podemos creerlo o sí, pero hay una sensación de que “están pasando demasiadas cosas raras para que todo pueda seguir tan normal” como canta Charly García, tanto a nivel mundial como local. Fenómenos climáticos extremos, guerra en Ucrania, conflictos territoriales, atentado contra Cristina, condena e inhabilitación a Cristina, avances de las derechas, inflación demoledora, un Mundial de Fútbol en el desierto, una larga lista de eventos que dejan expuestas problemáticas de difícil resolución.

 

Claudio Lozano, economista y presidente de Unidad Popular hace el siguiente análisis del año que se va: “El año 2022 es el año donde de manera brutal se tomo conciencia a partir del intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina de que el pacto democrático en la Argentina esta fuertemente fisurado. Hay una notoria desigualdad entre el inicio de la institucionalidad en el país, de aquella propuesta que enarbolara Raúl Alfonsín planteando que con la democracia, se come, se educa, se cura, a la situación actual donde tenemos una sociedad que está rondando el 40 por ciento de la población bajo la línea de pobreza y un 10 por ciento en situación de hambre, estamos hablando de alrededor de 17millones de pobres y 4,5 millones de hambrientos que coexiste con una concentración donde el 10 por ciento más rico se apropia del 42 por ciento del ingreso y de casi el 60 por ciento de la riqueza de nuestro país. Esta tremenda desigualdad indica que el pacto en la Argentina está profundamente agujereado y debe ser inmediatamente revisado para evitar que crezcan aquellas opciones que cuestionando el sistema institucional, en muchas ocasiones atravesados por privilegios absolutamente inaceptables terminan cuestionando la política cuando esta es la única herramienta de transformación que tienen los pueblos.

“Lo cierto es que el año 2022 es el año en el que ha quedado claro que el último intento de la experiencia popular, el Frente de Todos, para tratar de frenar el avance de la política que las clases dominantes pusieron en marcha con el golpe del ‘76 y profundizaron en los ‘90 y que intentaron consolidar con Macri en el gobierno, sufrió una especie de tenaza sobre la capacidad del Gobierno articulada por los sectores dominantes articulados por los EE UU y el FMI y a partir de julio llevaron adelante un verdadero golpe de mercado que alteró y modificó el sistema institucional de nuestro país, se vivió una especie de golpe blando donde se desplazó al Presidente de las funciones principales, que hoy lleva adelante casi exclusivamente funciones protocolares y se entronizo a Massa y al Frente Renovador con fuertes vínculos con el poder económico local y los EE UU y se llegó al extremo de colocarle una pistola en la cabeza a la vicepresidenta para recordarle que su tarea en la Argentina es aceptar la resignación en manos de políticas que poco tienen que ver con lo que propone el FDT. Se llevó y condeno a no poder ocupar cargos públicos a Cristina en un proceso judicial totalmente viciado de todo tipo de nulidades por cargos que en todo caso si correspondiera no tendrían que ver con ella porque no fue ella la que sancionó las leyes de presupuesto, ni la que administro la ejecución presupuestaria y tampoco llevó adelante las obras en la provincia de Santa Cruz por lo que es un juicio fraguado con el objetivo de golpear no solo a Cristina sino al conjunto del movimiento popular porque en el descabezamiento se juega el intento de fracturar y disciplinar.

“Hoy finalizamos un año habiendo percibido de manera evidente un entramado mafioso donde se vinculan jueces, empresarios mediáticos, funcionarios macristas, el poder transaccional, un entramado mafioso que parece gobernar el funcionamiento de la justicia a espaldas del pueblo.

Estos hechos implican un desafío político monumental que es el que tenemos que afrontar de cara al 2023, con un escenario inentendible en el marco de un Gobierno que nació con la ilusión de poner límites al proceso de devastación productiva y social del macrismo. Así termina el 2022 y el 2023 se abre con la imperiosa necesidad de que todas aquellas fuerzas que integramos el FDT en función de decirle nunca más a las políticas neoliberales y de plantear una perspectiva diferente para la Argentina encontremos una propuesta para evitar el retorno de lo que nos trajo al momento en el que estamos”.

“El 2022 estuvo atravesado por numerosos conflictos urbanos y ambientales en la Ciudad de Buenos Aires”, nos dice MariaEva Koutsovitis, integrante del Movimiento la Ciudad Somos Quienes la Habitamos y Coordinadora de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la UBA. ”La venta de tierras públicas, el negociado del servicio de acarreo de autos y del transporte público de bicicletas, la sobreconstrucción habilitada por el nuevo Código Urbanístico avasallando la identidad barrial y afectando seriamente la calidad ambiental, la proliferación de torres ilegales, la emergencia habitacional y alquileres, la creación de nuevos distritos con financiamiento público y exenciones impositivas destinada a grandes grupos económicos, el negocio millonario del servicio alimentario de las escuelas públicas para favorecer a 18 empresas en detrimento de la calidad alimentaria que reciben diariamente 200 mil estudiantes, el escándalo del presupuesto destinado a propaganda oficial que supera el millón de pesos por hora, el avance en la privatización de distintos sectores de la costanera, la estrategia del marketing ambiental que contabiliza como espacios verdes canteros y macetas y confunde la construcción de un zanjón con agua de napas contaminadas con la regeneración del arroyo Medrano en el Parque Saavedra, la destrucción del Casco Histórico, son sólo algunos ejemplos. La conflictividad creciente en la Ciudad pone en evidencia una gran vitalidad ciudadana, que no sólo busca ponerle límites al modelo de despojo que hace década se consolida en la Ciudad, sino también la necesidad de discutir un nuevo modelo urbano basado en la democracia urbana, en el paradigma del Buen Vivir y del Derecho a la Ciudad. El 2022 nos permitió a las organizaciones sociales, ambientales y urbanas no sólo visibilizar la emergencia ambiental, habitacional y urbanística que atraviesa la Ciudad de Buenos Aires, sino poner en debate la necesidad de discutir una nueva urbanidad desde la mirada de quienes habitamos las ciudades, poniendo en valor el trabajo comunitario, la perspectiva de género y los principios de la democracia participativa ambiental”.

Los incendios se han convertido en una de las catástrofes más visibles productos de distintas situaciones, deforestación, sequías, manejos de los suelos, vinculadas entre sí. Para Marcos Filardi, abogado deDerechos Humanos y Soberanía Alimentaria, importante referente en temas ambientales, plantea, “el 2022 fue un año muy difícil por el avance de grandes intereses que se benefician con la destrucción de los bienes comunes naturales para maximizar sus ganancias. Han logrado primar por sobre mayorías crecientes que muñidas de conciencia individual y colectiva se movilizan y organizan en defensa del buen vivir y otro paradigma. Entre varias, una cuestión muy problemática a resaltar es la autorización plena del primer trigo transgénico del mundo supuestamente resistente a la sequía pero altamente tolerante al glufosinato de amonio que se demostró que es 500 veces más tóxico que el glifosato. Argentina vuelve a ser un campo de experimentación introduciendo el primer evento de trigo transgénico del mundo y un herbicida en la alimentación de nuestro pueblo. En otro aspecto los lobbys han sido mucho más fuertes que la movilización popular alrededor de la necesidad de contar con una ley con presupuestos mínimos de protección de humedales. La convergencia de lobbys agropecuarios, inmobiliarios y mineros ha primado por la voluntad de las mayorías que se movilizaron en un contexto de incendios,sequías y destrucción de humedales sin precedentes.

“Este año volvió a perder estado parlamentario también gracias a la acción de los lobbys en el Congreso, la ley de acceso a la tierra reclamada desde el 2016 por los sectores de la agricultura familiar e indígena. Termina el año con la autorización judicial de la exploración offshore en el Atlántico Argentino a pesar de la amplia movilización popular en contra que se desplegó. Se degradó el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca a una secretaría dependiente del todopoderoso ministerio de economía y desde ese momento se desplegó una política de extractivismo recargado y se profundizaron principalmente todos los proyectos megamineros.

“Respecto a los aspectos positivos hay un crecimiento de la agroecología como paradigma contrapuesto al modelo de agronegocio transgénico, hay 97 municipios adheridos a la ley de agroecología en municipios, hay una dirección de agroecología, provincias con políticas de fomento, ahí ciertamente hay un avance y es para destacar la resistencias colectivas en defensa del agua y el ambiente en los territorios frente a la parálisis del Congreso Nacional”.

Caos, improvisación, muerte y resurrección, incertidumbre, agotamiento son las palabras que aparecen cuando Elena Garbarini,astróloga, describe el transcurso del año.

“En el 2022 se terminó algo que empezó en el 2020 que fue el tránsito de Urano y Plutón que son planetas transpersonales que tienen que ver con las masas, con las pujas de poder que van a continuar mucho tiempo más.

“Fue, sigue siendo, un año muy fluctuante. Se me presenta la imagen del Estrecho de Magallanes, que es cortito y lo ves planchadito y de repente se ponen olas en punta que ponen en riesgo todo.

“En el nuevo orden luego de la pandemia, más allá de que nos vaya bien o mal nos queda una sensación de inseguridad respecto a cómo es la vida ahora, como es la felicidad ahora, como es el placer ahora, vemos todo más frágil, más perecedero.

“Pasaron muchas cosas graves que se naturalizaron, terminó la pandemia, empezó una guerra, atentaron contra Cristina, todo se naturaliza, también lo bueno.

“Nadie está pudiendo hacer o tener la sensación de hacer las cosas a su tiempo, todo es una gran improvisación. Este año se vio todo el caos, la falta de forma, de estructuras, muchos padecieron problemas de salud, llegamos a este momento, cruzamos el estrecho, pero qué pasa, ¿a la vida hay que enfrentarla así a partir de ahora?

“En octubre ya estábamos que decíamos basta, que se termine este año, pero intuitivamente sabíamos que se venía el mundial donde gracias a la energía del inconsciente colectivo iba a aflojar ese par de opuestos que nos tuvo arriba y abajo todo el año, un par de opuestos de vida o muerte. “Estamos esperando un partido pero no es solo un partido, es la posibilidad de unión emocional colectiva y la posibilidad de fama y autoestima en el sentido que lo entienden los chinos, un respeto que viene de afuera pero que es producto de una integridad interna propia”.

29/07/2016

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