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Martín Barrantes llegó a laciudad de Buenos Aires cuando arrancaba el milenio. Tenía diecinueve años, había estudiado Bellas Artes y venía de Ushuaia. Entre todas las novedades que le deparaba la ciudad hubo una que lo impactó fuertemente. Una técnica pictórica que lo asaltaba en la calle a cada vuelta de esquina y le llamaba mucho la atención, el stencil. Una forma rápida de pintar con aerosol aplicando una plantilla que se puede hacer utilizando radiografías usadas que lo deslumbró y a medida que lo fue aplicando paso de usar una silueta con un solo color a utilizar varias para poder tener varias capas de color. Un aprendizaje intuitivo y experimental.
“El arte callejero es algo bien disruptivo dentro del arte. Bien disruptivo desde todos lados, partiendo de que es gratis, libre de interpretación, muchas veces se desconoce el autor y lo encontrás en los lugares más insólitos. En los talleres que doy digo que mis talleres son una breve introducción al vandalismo, un vandalismo poético de algún modo. Pinto lo que a mi me gusta y lo que ve el que mira posiblemente sea otra cosa, lo lee desde otro lugar, es como la frase que dice: no vemos la vida tal cual es, sino tal cual somos. Pinto un perro, digamos y viene alguien y dice, uy, que lindo gato, lo está decodificando desde otro lado y eso también es valido para mi. No se exactamente que puedo generar con lo que hago, ojala que de alguna alegría, que traiga el recuerdo de algún buen momento y despierte una sonrisa, que por un instante le levante el ánimo a alguien ”, responde Martín frente a algunas preguntas acerca del objeto de su arte.
“Lo de Cartooneroses un juego de palabras entre el cartoon, el dibujo animado y los cartoneros, algo que me impactó mucho cuando llegué a Buenos Aires y me sigue impactando. Empecé haciendo mis stenciles con radiografías y cosas que levantaba de la calle y en la calle. Los cartoneros empezaron a ser parte del paisaje urbano en coincidencia con mi llegada a Buenos Aires y no puedo asimilar la idea de que alguien tenga que buscar su sustento diario en la basura. Demasiadas cosas naturalizamos y siento que no va por ahí.
Las ideas vienen muchas veces a partir de la música que escucho, cosas que vengo hablando con amigos o lo que está pasando a nivel social. Las crisis son momentos claves, dan el impulso a generar nuevas formas. El 2001 fue muy determinante en ese sentido, lo mismo que la pandemia.
Otras veces es una pared la que inspira, como por ejemplo un lugar en el microcentro que era el lugar donde había nacido Borges, sentí que me convocaba a que pintara a Borges, fantasmáticamente.”
“Me gusta usar mucho el color, fui desarrollando la técnica muy intuitivamente. Sospecho que haber crecido en una ciudad, Ushuaia, donde todo parecía en blanco y negro, sobre todo en invierno, me llevo a esa búsqueda. Escuchábamos mucha música en los ‘90, tocaba la batería, era muy fan de Nirvana. Una vuelta le mande una pintura que había hecho a Novoselic, el bajista de Nirvana y la empezó a utilizar como logo. Luego me pidió otros trabajos y le puso música a una animación que hice en la pandemia (ver video). Las redes, los vínculos que se generan a partir de las paredes son impensados.”
“Pintar en la calle es ponerle el cuerpo a lo que me gusta, a las pasiones. Cartooneros es el canal que encontré para hacerme cargo de mis deseos, de hacer algo con lo que me/nos pasa, corrernos de la queja y darle lugar a los deseos con lo que tenemos a mano”. Así define con énfasis Martín lo que significa para él este vandalismo poético que no es más que una forma de introducir en los intersticios de la ciudad un arte que irrumpe generando nuevos sentidos en los espacios urbanos.
"Un Cartooneros en el Palacio" Muestra de arte callejero/ stencil en el Palacio Raggio. Más de 100 obras reunidas. Hasta el 3 de diciembre de 18hs a 20hs. Moreno 502. . Entrada Libre y Gratuita.
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