Ver y oír

Milongas en pandemia

Un tango fatal

Bailarines, coreógrafos, músicos, gastronómicos, vestuaristas, sonidistas, iluminadores, los trabajadores son el eslabón más débil en una de las actividades culturales más dinámicas del país y han sido los más afectados por la pandemia.

Pepe Mateos

La milonga es un mundo dentro del mundo del tango.

Un mundo con fuerte arraigo en las personas que lo habitan.

Solo en la ciudad de Buenos Aires funcionaban antes de la pandemia alrededor de 200 milongas de distintas categorías. Más de 7.000 personas están involucradas en su funcionamiento, entre bailarines, coreógrafos, músicos, gastronómicos, vestuaristas, sonidistas, iluminadores y personal en general, de los cuales un 88% esta dentro de un régimen de precariedad e informalidad laboral.

El sector trabajador es el eslabón más débil en una actividad que motoriza una de las actividades culturales más dinámicas del país y ha sido el más afectado en esta pandemia. Desde la Asociación de Organizadores de Milonga y la Asamblea Federal de Trabajadores del Tango se vienen realizando distintas acciones en busca de mejoras y soluciones para ir saliendo de esta situación de inactividad pandémica y precariedad laboral.

 

Omar Viola, Milonga Parakultural en Salón Canning

“No se cómo vamos a volver”

“No quiero dejar la milonga”, dice Omar Viola parado en el medio de la pista de baile de Salón Canning. Omar fue el generador de lugares claves de la cultura, entre los que destaca el mítico Parakultural y uno de los pioneros en la apertura del baile de tango a nuevas generaciones. En la milonga Parakultural, que funciona en el Salón Canning los lunes, martes y viernes, trabajan entre 15 y 20 personas, por allí pasan 300 músicos, 400 bailarines y alrededor de 3.000 personas de público por mes. Desde marzo de 2020, no volvió a abrir y se sostuvo algo con el subsidio a las milongas y con el trabajo en conjunto con otras asociaciones para encontrar una salida a esta coyuntura.

“Lo colectivo y lo anónimo se dan en la milonga”, expresa con énfasis Omar, “es un hecho cultural genuino y propio que permite que se realicen derechos. Las milongas de Buenos Aires son las mejores. Aquí hay derecho al juego, a ser. Hay una flexibilidad etaria que permite que un tipo de 80, 90 años, que en su casa dicen que molesta, aquí sea recibido como un héroe, y atesorado. Es un lugar de ejercicio de temas de genero, aquí la mujer es libre, por más que se hable del machismo en el tango. Los roles se alternan, no son rígidos. Se improvisa. Hay mucho dialogo, mucho estar. El abrazo en el tango es intenso, es crear, interpretar una música, un juego erótico donde se respetan los tiempos. Hay muchos tipos de milongas, la mezcla es un ejercicio clave de integración. Me gusta que la milonga sea para todos. No me sirven ni me gustan los códigos que limitan, la milonga sale del barro pero se transforma en una flor espiritual como la flor de loto.

“Vamos a ver como salimos de esto, si se generan otro tipo de espacios, quizás al aire libre o esa especie de tinglados de club de barrio que permiten la circulación de aire y con protocolos que permitan que volvamos a brillar”.

 

Mariana Flores y Eduardo Capussi, bailarines profesionales

“La vida es una milonga y hay que saberla bailar”

Mariana y Eduardo son dos extraordinarios bailarines que desde 1997 trabajan juntos y tienen un estilo propio que es una conjunción de distintas vertientes, desde el tango de salón hasta el mimo, pasando por la danza clásica y el teatro.

Eduardo, con una vehemencia contenida dice, “Nosotros trabajamos bien acá, clases regulares, eventos, festivales, show en milongas, y el trabajo fuerte es en Europa. Salíamos todos los años, la última fue en 2019 y regresamos en diciembre de ese mismo año...

“Y claro, ya con proyecto para el 2020 y algunos para 2021 en Europa, la pandemia nos puso en el horno. Ahora para seguir lo que hacemos es bailar y ensayar todos los días, siempre bailar, el tango es presencia, cuerpo a cuerpo, mano a mano, corazón a corazón... así que ¡imaginate! No la voy con el zoooomm, pero lo hacemos, show, clases, entrevistas, lo que venga, pero, nada que veeerr. Decí que teníamos unos mangos guardados y con eso empalmamos y aguantamos, y a lo lejos vimos una lucecita para poder morfar y agarrar un Débil mango... Y ¡zácate!, nos recortaron a las 20 y se nos fue de vuelta a la remi... peroooo seguimos en la lucha no vamos a bajar los brazos, codo a codo somos mas que dos, el tango nos salvó y jamás nos dejó tirados, soy consciente de la situación, redura, agobiante y siniestra la realidad. ¡El tango es arte, es creatividad y eso a los argentinos nos sobra y bailando zafamos!”

Mariana, por su parte, dice, “nunca suspendimos nuestros proyectos artísticos, seguimos ensayando y creando nuevos cuadros, estamos trabajando junto a otro colega, Juampi Ramírez y si bien nosotros no logramos adaptarnos al formato de clases en forma virtual, el auge de esta modalidad devino en la realización de una serie de productos que se suben por streaming, lives o video clips, y se nos abrió una veta asesorando a otros artistas en coreografías o guiones que tienen que ver con lo que nosotros hacemos, que tiene un componente teatral muy grande. Es algo que nos vino de rebote y nos enriquece, en la pandemia cada uno esta haciendo un aprendizaje.

“Lo fundamental, no solo en la pandemia, es seguir soñando. Aunque uno no tenga perspectivas lo importante es seguir proyectando y si antes de la pandemia lo tenía presente hoy lo tengo aún más como sostén espiritual”.

Eduardo, aporta su vehemencia a una larga charla, sintetizando contundentemente, “La milonga es todo, la vida misma, como dice el tango. La vida es una milonga, y hay que saberla bailar. Y si no se... ¡aprende!

 

Lucas Furno ,Tomás Regolo y Osvaldo Peredo, músicos

“La milonga es vida, es sentirse vivo tocando y cantando”

Osvaldo Peredo es del 30, tiene más de 90 años, de su larga historia se puede destacar que fue futbolista profesional y cantor de tangos. Esto último lo sigue siendo participando en proyectos con músicos como Lucas Furno (violín) y Tomás Regolo (piano). “Estos últimos meses me están pesando más que los 90 años”, dice Osvaldo refiriéndose a la inactividad pandémica.

“Antes de la pandemia veníamos con muchos proyectos con la Romántica Milonguera y Tango Bardo y trabajando muy bien”, cuenta Lucas Furno. “Teníamos planeadas giras por Europa y Latinoamérica con la Romántica y festivales en Turquía y Roma con Tango Bardo. Aparte de grabaciones y filmaciones. Con la pandemia al principio no pudimos hacer nada y apenas se abrió hicimos streamings con muy buena llegada a la gente, grabamos discos nuevos, “Volumen 4” con la Romántica Milonguera y “Mugre”, con Tango Bardo junto al cantor Osvaldo Peredo.

“Osvaldo festejó sus 90 años con un streaming que se vio en muchos países, pudimos hacer algunos shows con protocolos. Pero ya volvimos al cierre y habrá que esperar para seguir.

“Para nosotros la milonga es vital, es sentirse vivo tocando y cantando, es poder conectarse con la gente, es ser un pedacito de Buenos Aires y su historia.”

 

Ángela Ruth Manonellas y Andreas Erbsen,

Cooperativa de tango “El Tacuari”

“No pudimos adaptarnos a las modalidades virtuales”

 

Ángela Ruth y Andreas, bailarines, están al frente del espacio de tango “El Tacuari” desde 2009 y en 2015 junto a músicos y bailarines conformaron la Cooperativa de Trabajo “ El Tacuari” que está integrada por 25 personas entre bailarines, músicos y asistentes.

“La milonga significa mucho en lo social” dice Ángela, “a su vez es una excelente vidriera para exponer nuestros proyectos artísticos y de los artistas que forman parte de la cooperativa. La nuestra es una milonga muy importante en el barrio porque teníamos actividades toda la semana. Viernes, sábado y domingo el espacio funcionaba como milonga y el resto de los días hay clases de baile y de la escuela de música Orlando Goñi. No teníamos pausa. Era un ámbito de encuentro barrial. En la pandemia para sobrellevar la falta de actividad alquilamos la sala a músicos y grupos de danza, mantuvimos algunas clases privadas en forma virtual, sostuvimos algunos gastos con subsidios de Nación y Ciudad. Todo lo que intentamos en forma virtual se cayó al poco tiempo. Quisimos hacer algo por streaming pero nos dimos cuenta que no contábamos con la capacidad técnica para hacerlo”.

Andreas dice, “veo difícil la milonga para los próximos meses, las clases grupales deberán ser sin intercambio de parejas, podrá haber ensayo de músicos con distancia.

“No veo otra solución que la vacuna. Lo lindo de la milonga que es conocer mucha gente bailando, hoy no puede ser. Nosotros cuando podamos comenzaremos atendiendo los protocolos, cuidando la higiene, con mucha ventilación, alcohol y poca gente. Estamos pensando en organizar espectáculos con orquestas y bailarines con un público limitado. Por suerte el tango tiene muchos aspectos para sobrevivir. Pero todo esto para más adelante, cuando tengamos la vacuna”.

29/07/2016

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