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1.- Diagnóstico. Referencias. Razón, política, economía, democracia.
Vengo pensando hace tiempo marcos teóricos y conceptualizaciones sobre los Derechos Humanos.
¿Por qué?
Por dos motivos.
"Ver, registrar, fotografiar: nunca he aceptado la separación entre la construcción teórica del objeto de investigación y el conjunto de procedimientos prácticos sin los cuales no puede haber ningún conocimiento verdadero". Pierre Bourdieu.
Teoría y práctica para conocer.
Y este primer motivo, para transformar. Acciones concretas como marcas reales de un ideario.
¿Por qué?
Porque también venimos trabajando acerca del Neoliberalismo como razón. Detrás del neoliberalismo no existe naturalidad alguna, hay definitivamente una construcción. Esta es la razón del mundo imperante, que no solo explica cómo todo debe funcionar sino que además nos convence individual y colectivamente. Explica el mundo y nos explica a todxs dentro de ese mundo. Por eso no sólo un modelo político y económico, sino una racionalidad.
"...con el neoliberalismo lo que está en juego es, nada más y nada menos, la forma de nuestra existencia, o sea, el modo en que nos vemos llevados a comportarnos, a relacionarnos con los demás y con nosotros mismos... El neoliberalismo se puede definir como el conjunto de los discursos, de las prácticas, de los dispositivos que determinan un nuevo modo de gobierno de los hombres según el principio universal de la competencia". (Laval-Dardot).
Como esta razón, definitivamente, es construida, existen lógicamente otras construcciones posibles. Gran paradigma de libertad; la construcción de razones alternativas.
En este sentido, también vengo trabajando un esquema sencillo -como esquema-, complejo en el diseño. Complejas resultan las cuestiones importantes y con miradas de mediano plazo. Complejo no debe asociarse con la medida de los posibles; complejo sirve para detectar y descartar las explicaciones coyunturales y banales a enormes problemas.
El referido esquema, muy sintéticamente, consiste en -a partir de una nueva razón- pensar la política ¿qué política puede fundar una nueva razón? ¿Qué política, por fuera de la razón neoliberal, organizará una economía consecuente; y que construcción democrática generará y será generada por ese modelo de política?
Más claro. Economía no mata política. Política define economía. Política construye democracia, democracia construyen política, donde las personas debemos tener una vida "vivible" e información y participación real. De este modo caminamos hacia una nueva "razón" diversa por completa a la neoliberal.
Esa política, la economía que se plasme y la democracia que habla, exige y a la cual se le rinden cuentas, no será jamás neutral.
¿Por qué?
Porque el mundo social es conflictivo -y además recordemos la cuestión de la razón que impera-. Es conflictivo porque hay tensión, porque existen modelos de explotación, de repartos definitivamente inequitativos. Asumir que nuestro mundo es conflictivo es buen comienzo, siempre fue así y las tensiones deben resolverse. Asumir que no se puede ser neutral en términos políticos, es reconocer que nos importa el dolor, la miseria, el hambre, lxs desechables, lxs descartables. Desechables y descartables como referencia explícita a los modelos excluyentes. Insisto en que no tiene nada de natural que existen amplias mayorías de personas sin vidas vivibles. Más que natural, es completamente absurdo.
Repasando. Nuevo modelo de razón, que se construye y es articulado a su vez por un modelo político que organice una economía a tal fin; y esta plataforma permeada y permeable por una democracia real, informada, participativa. Un nuevo modelo de realidad social para lograr vidas vivibles.
Desde esta plataforma primera, estructural, "de sostén", se generan los diseños institucionales y las políticas públicas sociales. Ambas, lógicamente deberán favorecer la nueva razón que defenderemos.
Tener claridad acerca de este diseño, significa ni más ni menos que concebir una estrategia y consolidarla. Las decisiones en términos de políticas públicas deben tener sentido en el marco general. Como aquella reflexión: "todas las maneras de hacer las cosas pueden ser perfectas para algo", la cuestión es saber para qué.
Hasta aquí podemos pensar que tenemos un esquema de análisis y definiciones. Entiendo que relacional, complejo y no neutral.
Avancemos un poco más. Qué sabemos, qué aprendimos. Qué no puede repetirse.
Brevemente. Lo qué pasó y sigue pasando en nuestro país en estos últimos cuatro años fue y es terrorismo económico -categoría que debemos profundizar-; con un esquema de orden afín al modelo que se instaló. Orden violento perfecto para el fin del gobierno. Economía y paradigma de orden al servicio de una razón subyacente y un modelo político en consecuencia, ya lo dijimos.
Las consecuencias. La exclusión estructural de enormes cantidades de personas. La degradación del país en términos de soberanía y cultura en acepción amplia.
Y fue posible, a través de decisiones cuasi unilaterales, ejercicio de poder puro y duro, con normativas generadas ilegalmente. Sin legitimidad social para modificar paradigmas de país y además a largo plazo. Solo pensemos si el hecho de haber ganado una elección habilita a endeudar a un país de la manera que se hizo y por el tiempo que se hizo. Esto nos habla claramente del poder y de la calidad de nuestra democracia (desde ya que este abordaje requiere muchas más precisiones. No significa desconocer la estructura del poder en torno a sistema financiero, capital, medios de comunicación y ciudadanía. Sólo pretendo poner en tensión la legitimidad, habilidad y capacidad de un gobierno para definir temas esenciales por fuera de sistemas de consenso y legalidad).
Una bala precisa disparada al corazón de un pueblo; que no sólo mata al disparado sino a su hijo y a los futuros hijos de su hijo. Y quién dispara ganó una elección. ¿Por qué dispara, por qué mata? Porque lo votaron. Nada más ni nada menos...
2.- Escudo. DDHH. La responsabilidad intergeneracional.
Puede o no compartirse el esquema referido en el punto anterior. Lo que se torna indiscutible es la realidad que vivimos y que un gobierno junto a un sistema financiero y económico decidió de la misma manera que puede decidirse sobre los destinos de una empresa. Lástima que somos un país, probablemente piensen.
¿Existe escudo para la bala? Escudo en términos actuales de defensa, la aspiración es que más luego no exista escudo, sino una nueva razón.
Existe escudo: Los Derechos Humanos.
También venimos hablando de los DDHH como base estructural de conformación. Los estándares mínimos por debajo de los cuales no existe pueblo ni país vivible. Con base en la dignidad y la justicia social. Con agenda propia y paradigma de existencia social. Por razones de espacio, no puedo detenerme más en el punto. Alcanza con decir que somos un pueblo que vive en y por los derechos humanos o pueblo neoliberal con algunos arriba del barco y muchísimos ahogándose debajo y al costado.
¿Y existe algo más?
Claro que sí. La responsabilidad intergeneracional.
No puede admitirse jamás, cualquier tipo de acción pública -que se retroalimentaran con las acciones privadas- que no tenga en cuenta las próximas generaciones.
Existe y debe existir siempre una razón de razones, que da sentido a la acción política transformadora. Nada puede hacerse que no deje el mundo un poco mejor que como lo recibimos. Cualquier acción política en el sentido que aquí defendemos, debe por imperativo ético esencial, bregar por futuras mayores igualdades, mayores dignidades, mayores justicias.
No debiera existir acción pública de gestión que no contenga en la propia decisión, las generaciones venideras.
3.- Para terminar y reiniciar.
Soy consciente de que esta matriz de reflexión es enunciativa. Podríamos tomar cada eje y comenzar a trabajarlos y practicarlos.
En síntesis. Absurdo, completamente absurdo, resulta que impere una razón que excluya y mate; y que creamos además que es nuestra única posibilidad.
No debiéramos permitir construcción política con su economía social que responda a la razón neoliberal. Nuestra democracia, y las instituciones y políticas públicas que se diseñen deben irrigar siempre la nueva razón; son para ello.
Los derechos humanos no son algunos tratados, algunas normas. Son la condición de existencia de un pueblo justo y digno.
Y todo ello por nosotrxs (los actuales, presentes), sobre todo por lxs excluidos, lxs vulnerables, peor aún, por lxs desechables, lxs descartables -según la lógica neoliberal-; pero además y sin dudas por los que van a venir; a vivir o a sufrir lo que podamos o debamos dejarles.
Pesada carga, enorme desafío, imperativo ético y político. Utopía nada abstracta sino razón de nuestra lucha.
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