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Columnistas
22/07/2019

Jóvenes sin cuarteles

Jóvenes sin cuarteles | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Poner a personas en su juventud para ser disciplinadas por Gendarmería es una provocación. Si un millón de ellos no estudian ni trabajan, la prioridad es restituirles derechos. A quien habría que disciplinar es al capital financiero y monopólico que se enriqueció con este gobierno y sumergió a miles y miles en la pobreza.

Carlos A. Lator *

La reciente medida tomada por el gobierno nacional de crear un Servicio Cívico Voluntario en Valores a cargo de Gendarmería Nacional, muestra con toda crudeza la cara más autoritaria y disciplinadora del macrismo.

Es una decisión netamente electoralista que se monta sobre cierto imaginario conservador bastante extendido en determinados sectores políticos y sociales. Vuelve a corroborar, además, que la designación de Miguel Pichetto como candidato a vicepresidente de Cambiemos significa seguir apostando fuerte a la mano dura y a la bolsonarización de la sociedad.

El decreto que instaura este programa, sin partidas presupuestarias y difusa implementación, se fundamenta en una mirada estigmatizante y denigratoria de los jóvenes entre 16 y 20 años de edad, a quienes va destinado el plan.

¿Por qué vincular a los jóvenes ineludiblemente a la droga y el narcotráfico? ¿Por qué pensar que quienes se encuentran en estado de “vulnerabilidad social”, como señala dicha norma, no tienen sentido del deber, no poseen conciencia de sus responsabilidades, o carecen de estima sobre sí mismos? ¿Por qué disponer que la mejor forma de corregir estos aparentes males es a través del encierro y la imposición de conductas moralizantes?

No es la primera vez que el actual gobierno apela a estos instrumentos que lo desvelan. La baja de la edad de punibilidad que elevó para su tratamiento al Congreso Nacional se inscribe dentro de esta misma lógica, como manifiesta la abogada Claudia Cesaroni, integrante del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos y principal impulsora del No a la baja de la edad de punibilidad: “El nuevo Régimen Penal Juvenil es una perversidad. Es una perversión ocuparse de los adolescentes solo para encarcelarlos y encerrarlos.”

Esta iniciativa constituye también una cachetada a la educación pública, pues deslegitima a una institución que tiene –precisamente- entre sus principales objetivos la formación en valores y la construcción de ciudadanía. ¿Cuál es la democracia y la república que el presidente de la Nación pretende enseñar en los cuarteles? ¿La de los presos políticos? ¿La que empobrece a miles y miles de familias y castiga principalmente a los jóvenes que se encuentran en riesgo o en situación de calle?

Poner a Gendarmería, una institución involucrada en la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, al frente de este programa, es una flagrante provocación. Es volver a situar a una fuerza militar como depositaria y garante del ordenamiento moral de un país. No ha sido azaroso entonces que el citado senador rionegrino, a tono con la vieja fantasía de la última dictadura de configurar una sociedad occidental y cristiana, descalifique al ex ministro Axel Kiciilof por su supuesta ideología marxista.

Un cuartel no es el lugar para diseñar el proyecto de vida de nuestros chicos, y mucho menos para quienes vivimos en Neuquén, una provincia donde cayó muerto el soldado Carrasco en el año 1994 después de recibir una dura golpiza por parte de un oficial y dos conscriptos que hacían el servicio militar obligatorio en el Grupo de Artillería 161 de Zapala.

Con un millón de jóvenes que no estudian ni trabajan lo prioritario es restituir derechos cercenados, de ninguna manera promover medidas disciplinadoras y moralizantes. A quienes hay que disciplinar, en todo caso, es al gran capital financiero y monopólico que se enriqueció obscenamente con las medidas económicas que implementó el gobierno y que sumergió en la pobreza a miles y miles de argentinos.

La efectiva aplicación de las leyes de Educación Nacional, del Voto Joven y de Educación Sexual Integral sancionadas durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, entre otras normas fundamentales, son las verdaderas herramientas para el crecimiento individual y social, para la inserción laboral y la plena ciudadanía de nuestros jóvenes.



(*) Ex Intendente de Chos Malal.
29/07/2016

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