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Columnistas
26/04/2016

Argentinísimo

Macri y la bandera, ¿un vínculo imposible?.

Macri y la bandera, ¿un vínculo imposible?. | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El presidente recibió un banderazo durante un discurso en Formosa... de la propia bandera.

Carlos Marcel *

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"Haciendo estas obras generamos trabajo de calidad", dijo Macri inmediatamente antes de que el viento empujase contra él una bandera situada a sus espaldas. Con la rapidez que sólo muestra el de menor rango, el gobernador formoseño, Gildo Insfrán, volvió a colocar el símbolo patrio en su lugar y todo siguió, como si nada hubiera sucedido.

El presidente encabezaba un acto de anuncio de inicio de obras de una planta de agua potable en Clorinda, junto al gobernador de Formosa y los ministros de Agroindustria e Interior.

Los lugareños lo sabrían, aunque no el mandatario. El mástil, ubicado a su derecha, al sur, origen de casi todos los vientos de Clorinda, impactó con suave firmeza en su nuca. La movió el viento, que venía de ese lado, como era casi obvio.

¿La movió el viento? El río que pasaba a los pies de Macri en esa ventosa costanera es el Pilcomayo, rico en Plata, saqueo e historia.

La leyenda asegura que después de la creación, el Gran Chaco quedó al cuidado de Guarán, un gran jefe guaraní. Antes de morir, entregó el manejo de los asuntos a sus dos únicos hijos. Obvio, se pelearon los muchachos.

En plena montaña y en una de esas riñas, muere uno de los dos de un flechazo y su sangre da origen al río Bermejo, teñido de ese rojo inquieto. Las lágrimas del deudo son las que nutren, desde entonces, el Pilcomayo. El Chaco se quedó sin jefes, pero al cuidado de los dos ríos que la surcan, hijos de la Pachamama.

El Pilcomayo nace en las alturas bolivianas de Potosí, serpenteando la cordillera repleta de Plata. Por sus aguas ha pasado todo el saqueo imperial que asesinó indios y se llevó el metal, alojado en las minas cercanas.

Es fácil caer en la tentación de la venganza de la madre tierra. Protagonistas de la historia, en ese lugar por el que anduvo Belgrano, no faltan. Razones tampoco.

Hoy, que Argentina vuelve a la rutina del saqueo, con capitales que se fugan, deudas que se vuelven a contraer, trabajo que se pierde y soberanía que flaquea en el horizonte; un remolino de aire del Pilcomayo repleto de lágrimas añejas, dio rienda suelta al viento del sur, que empujó la bandera idolatrada sobre la espalda del protagonista de este tiempo.

Quizá ese acto inútil, heroico y solitario de las fuerzas de los espíritus de la tierra, “valga un Potosí”, como apuntaba Cervantes.

Por supuesto, nunca lo sabremos.




(*) Conductor del programa “La Palangana” de FM Mix.
29/07/2016

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