(Este texto es anacrónico. Casi una fotografía de lo que fueron los intentos de desestabilización del gobierno de CFK, sin embargo, están enumerados muchos de sus enemigos hoy impunes y en el gobierno. Pretende estimular la memoria de la que no fue y que esos mismos han tenido el tupé de llamar en estos días, “pesada herencia”)

 A esta altura de los acontecimientos parece lícito preguntarse: ¿Qué ha hecho de grave y mal la gestión de CFK, para merecer este acoso a su gobernabilidad de una magnitud increíble?

¿Tanto ha ofendido a la reacción para que esta trame desembozadamente su derrocamiento?

Este golpe blando, llamado así porque se intenta defenestrar a un gobierno constitucional sin armas ni comunicados militares, ¿de dónde proviene? ¿Quiénes gestan este angustiante clima social?

A manera de respuesta intentemos algunas hipótesis mencionando quienes están incluidos en aquel propósito: En primer lugar, no por su magnitud, a los influyentes simpatizantes del gobierno del Proceso, porque no dan la cara, pero inciden significativamente, frente a quienes hemos desarrollado la falsa impresión de su actual inocuidad. Alguien dijo refiriéndose a los culpables de los crímenes de lesa humanidad: “esos pobres viejitos que están en la cárcel”. Estos nostálgicos se reclutan en la clase empresarial favorecida por los privilegios que obtuvieron con ese régimen y en profesionales del derecho que avalaron lo francamente ilegal durante el mismo.

A propósito de estos últimos, recordemos los pedidos de habeas corpus de los desaparecidos que no tramitaron, la legitimidad otorgada a las apropiaciones de bebés y el de empresas mediante la extorción de sus dueños ya la presencia activa de civiles en la delación y en las salas de tortura.

Le siguen en importancia, por su repercusión, los medios masivos de comunicación audiovisual y la prensa escrita, que reciben apoyo de los medios de tendencias neoliberales de EEUU y Europa, cuyo poder se ve amenazado por la severa advertencia que representan las recientes elecciones en Grecia y lo que puede ocurrir este mismo año en España. Esos pueblos se sienten inspirados en las políticas contra el ajuste que sostienen varios países latinoamericanos, como Ecuador, Brasil, Venezuela y Argentina. Para estos medios son políticas que hay que cortar de cuajo porque implican un riesgo de contagio malsano que repudian la imposición de las recetas neoliberales.

Para ello se utilizan los medios legales y formales que rigen en esos mismos países democráticos, menos, claro está, el sistema electoral, cuando no puede ser manipulado en base a proscripciones y fraude.

Los ex funcionarios y dirigentes de los regímenes de Menem y Duhalde, acostumbrados a desestabilizar y sabotear la evolución democrática de sus propias representaciones políticas, en razón de que están excluidos de la actual gestión por pérdida de su gravitación y por su manifiesto desacuerdo con las políticas implementadas.

Los jueces y magistrados, actores de reparto de esta conspiración, amenazados por reformas, que, por lo necesarias e impostergables, al régimen de que gozan, plagado de privilegios y carente de control popular, se ven impulsados a participar por el miedo a los cambios y a la merma de su poder corporativo.

Los dirigentes de la SRA, en vísperas de llevarse a cabo un juicio de retrocesión del predio de la Rural por haber sido enajenado a su favor a precio vil. Sin olvidar su resentimiento por la permanencia de las retenciones a las exportaciones de granos, que algunos candidatos a la presidencia han prometido derogar.

Los dirigentes políticos sin chance de acceder al poder por la vía electoral que a favor de una cerril oposición anuncian la profecía de la finalización del mandato constitucional antes del tiempo legal.

La traición de sindicatos, otrora peronistas, que terminan aliados con la reacción defendiendo una sustentabilidad antidemocrática y anti obrera.

Lo que se llamó en época de Alfonsín y a raíz de varios secuestros extorsivos, la mano de obra desocupada de la SIDE, que aun en democracia involucionó hasta ser un vulgar apéndice de la CIA y de agentes de la reacción lo que les garantiza impunidad.

Finalmente, la clase media que, a despecho de su crecimiento gracias al estímulo realizado por esta gestión, odia la imagen presidencial en base a un prejuicio arraigado en su status de clase. En este caso los medios masivos de comunicación forman su sustento ideológico y discursivo.

Al cabo de este incompleto listado uno se pregunta dónde está el pueblo en esta impune movida. Justo del otro lado y es lo único que no han podido enajenar a su favor con cierta dosis de seguridad. No obstante, como está demostrado mediante operativos de prensa se intenta influir firmemente en su voluntad para que el candidato a votar este año sea alguien afín a la ideología de estos grupos reaccionarios.