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Desde hace tiempo venimos analizando y elaborando proyectos sobre el servicio eléctrico de la ciudad de Neuquén, que han sido elevados al Ejecutivo municipal (sin respuesta alguna). Lo hacmos debido a la repercusión que tiene este tema, sobre todo en los bolsillos de los usuarios.
En agosto pasado culminó el contrato del servicio eléctrico entre la municipalidad de Neuquén y la Cooperativa CALF, el cual lleva casi nueve meses de prórroga sin que el Ejecutivo municipal se decida a enviar el nuevo proyecto de ordenanza. y no va a ser fácil aprobar un nuevo contrato por diez años más si antes no se discuten aspectos esenciales, como la sobrevaluación que tiene la tarifa actual en aproximadamente un 36%.
Esto que sucede no es nuevo. Hace años que los habitantes de la capital neuquina pagamos una de las tarifas más caras del país, sin que nadie explicite las razones que llevan a esta situación, cuando vivimos al pie de las centrales hidroeléctricas y de las termoeléctricas abastecidas por el gas que también se produce en yacimientos cercanos. Al parecer, los beneficios de las llamadas “ventajas comparativas” no llegan a su destino final, que son los usuarios.
Fue grande nuestra sorpresa cuando analizamos el cuadro tarifario inicial del contrato firmado en julio de 2007, para la tarifa residencial de una familia tipo con 300 kwh/mes de consumo, y la comparamos con el último cuadro tarifario a diciembre de 2017, porque evidenció un incremento total de 2.150%, es decir, un 200 % de aumento promedio por año en 10 años.
Lo mismo ocurrió con la tarifa social y la de comercio e industria, que sufrieron incrementos de 1.500% en el mismo período de tiempo. Estos cuadros tarifarios son oficiales, ya que llevan la firma del actual intendente, y estos incrementos no soportan comparación alguna con la inflación -el Índice de Precios al Consumidor (IPC)- ni con los salarios.
Entonces nos preguntamos, ¿qué pasó durante todos estos años con la tarifa de CALF? ¿Qué pasó con el municipio que, como autoridad de aplicación, permitió esta situación?
Alguien tiene que explicarle a la sociedad por qué un usuario de la ciudad de Cipolletti, en febrero de 2018 pagaba $1,77 el kilovatio de energía eléctrica (sin impuesto y sin subsidio), y aquí en la ciudad de Neuquén se pagaba $ 3,17 el mismo kilovatio, es decir un 78% más caro con solo cruzar el puente.
Lo paradójico de esta situación es que las dos ciudades se abastecen en un gran porcentaje de la misma estación transformadora, situada en la Central Alto Valle, al lado del puente que une las dos ciudades.
Otro punto que estamos observando son los consumos de electricidad en los asentamientos, que según el presidente de la cooperativa no se miden y no se cobran; algo que estaría produciendo pérdidas millonarias que deben asumir el resto de los usuarios de la ciudad. La cooperativa decía que perdía por falta de cobro en los asentamientos unos 120 millones de pesos al año (2017), pero lo llamativo es que en el año anterior (2016) perdía aproximadamente unos 12-20 millones de pesos. ¿Qué pasó que de un año a otro este monto se incrementó de tal manera? Además, en 2018 los incrementos son mayores.
Un tema sensible y delicado que ha estado en agenda de la ciudad son los sueldos de la cooperativa, tema que abordamos desde el más absoluto respeto por aquellos que trabajan, pero surge de la información que ha enviado el municipio que para el año 2018 el sueldo bruto más alto de un profesional de CALF rondaría como mínimo los 310.000 pesos por mes. Además, por convenio colectivo, el personal cobra un bono anual que eleva el número de sueldos por año a un total de quince.
Es necesario discutir en el nuevo contrato del servicio eléctrico los recursos humanos necesarios para optimizar la actividad, ya que por ejemplo, si comparamos con una empresa distribuidora de la provincia de Río Negro (Edersa), esta tenía en el año 2017 aproximadamente 200.000 usuarios y 360 empleados; mientras que CALF tenía unos 90.000 – 95.000 usuarios, con aproximadamente 460 empleados (convencionados, fuera de contrato y CUIL).
Los subsidios nacionales en kilovatios que reciben CALF y el municipio es otro punto crítico a observar ya que, a diciembre de 2017, figuran en la página web de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), unos ocho tipos diferentes de subsidios para atender la necesidad de energía eléctrica de los usuarios neuquinos, desde familias vulnerables y electrodependientes hasta aquellos que ahorran energía por debajo de ciertos límites. No se conoce el verdadero manejo de estos subsidios, como por ejemplo el que otorgaba Nación para familias vulnerables, de 150 kwh/mes a precio cero (0). Pero, en el cuadro tarifario local, ese consumo de tarifa social se cobraba $136.
Estamos convencidos de que lo más importante para discutir del próximo contrato eléctrico tiene que ver con la sobrevaluación que tiene la tarifa eléctrica hoy, de aproximadamente un 36%, valor que estamos proponiendo se revise y se baje en el nuevo contrato. Este porcentaje surge de analizar la información de la última revisión tarifaria de noviembre de 2016, y tiene que ver principalmente con los Costos de Distribución de la Cooperativa, y también con el destino de parte de los Aportes de Capital para inversión, que no llegaron a destino.
Otra de nuestras propuestas solicita la implementación de un Sistema de Medidores Comunitarios en todos los asentamientos sobre tierras sin regularizar existentes en la ciudad, y cuyos consumos deberán imputarse a los titulares de las tierras según corresponda (Municipio, Provincia y/o Nación), hasta la regularización final.
Para finalizar, decir que estamos solicitando se incluya un resarcimiento en kilovatios para todos los usuarios del servicio eléctrico por los incrementos desmedidos que han venido sufriendo en las tarifas en estos últimos 10 años, como un acto de justicia por el abuso de 200% de incremento anual.
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Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite