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Se cumple un nuevo aniversario del golpe genocida. Pero este año no es un año más. Nos encuentra en las calles, luego de que el 8 de marzo millones de mujeres saliéramos a las calles por nuestros derechos. ¿Cuál es el punto de contacto? ¿Cuál fue el plan de la dictadura hacia las mujeres?
El objetivo central de la última dictadura cívico-militar, fue la liquidación de la vanguardia obrera, que venía forjando su experiencia de lucha y organización al calor del ascenso revolucionario iniciado en mayo de 1969 con el Cordobazo.
Esta eliminación de la vanguardia obrera era clave para aplicar una política económica destinada a aumentar los niveles de explotación de la clase trabajadora y la subordinación nacional respecto del imperialismo.
Pero no terminó allí. La dictadura genocida tuvo especial ensañamiento con las mujeres. Las detenidas desaparecidas y las que quedaron buscándolas. Madres, hijas, hermanas, amigas, compañeras. Dispersar el mensaje aleccionador de género, y para ello, la utilización de violencias muy específicas, era parte de la tarea genocida.
En los juicios en los que somos querellantes desde el Ceprodh, hemos dado pelea para que se reconozcan las violencias sexuales padecidas por mujeres y hombres en cautiverio, como un especial tipo de torturas. Y también, como un modo específico de intento de disciplinamiento.
Si bien desde el año 2000 la Corte Penal Internacional reconoce a los delitos de naturaleza sexual como delitos de lesa humanidad, lo cierto es que a nivel nacional recién ha sido recogido este criterio en distintas sentencias a partir del año 2010, y aquí en la región ha sido la Cámara de Casación Penal quien en fallo de causa “Escuelita IV” reconociera los delitos sufridos por una de las víctimas, como delito de lesa humanidad, mandando a que el Tribunal Oral fije pena para cuatro represores absueltos, como coautores, y basándose como prueba fundamental, en el relato de quien padeció esa violencia.
En el año 2012 (1) planteamos que debía entenderse a las violencias sexuales como integrante del delito de genocidio “Las violencias sexuales y las violaciones sexuales, como delito específico, sufridos en estos casos y como constitutivos del genocidio, resultaron un sometimiento extremo, ejecutado sobre un cuerpo indefenso, la invasión brutal de la intimidad privada, como un intento de quebrar su identidad y autoestima a través de un acto de poder ejercido sobre un cuerpo sexuado, sus partes más privadas y sus genitales.”
El ensañamiento hacia las mujeres con la brutalidad que dan cuenta numerosos relatos de sobrevivientes, puede entenderse en tanto el plan genocida intento cambiar la base social de una generación, imponiendo los valores “cristianos y occidentales”. Las mujeres resultaban así doblemente transgresoras del orden social establecido por el patriarcado, rompiendo el modelo de mujer del hogar “esperado”, como esposa y madre.
La política de disciplinamiento de las mujeres contó también con la colaboración invaluable del empresariado y la jerarquía de la Iglesia, y tuvo su expresión particular en los cerca de seiscientos Centros Clandestinos de Detención que funcionaron en el país. Según el Informe Nacional sobre Desaparición de Personas, el 33% de los desaparecidos entre 1976 y 1983, eran mujeres y el 10% de ellas estaban embarazadas.
Un sobreviviente (2) relataría en juicio “Yo escuchaba desde mi camastro en “La Escuelita” como gritaba la Sra. De Metz, que estaba embarazada. “No le hagan nada a mi bebé”, decía mientras le ponían picana. “No te cohíbas h…d…p…, ahora te importa tu bebé, deberías haberlo pensado antes.”
Ha sido fundamental el testimonio brindado también por Dora Seguel, desnudando lo vivido por ella y su hermana Arlene, quien permanece desaparecida al día de la fecha. “A esta me la guardan, la quiero para mí”,fue la sentencia que estableció un genocida, mientras duró su cautiverio.
Y entonces parte de construir “ese enemigo”, fue el establecer una dicotomía entre los roles asignados a las mujeres, y torturar específicamente para hacer saber que esa transgresión era imperdonable. Y ese mensaje debía calar profundamente, también, en las mujeres que quedaban “afuera” del cautiverio: madres, hermanas, hijas, amigas, compañeras.
Sin embargo, a esas mujeres que recibieron tantas veces la reprimenda acerca que debían haber cuidado a sus hijos e hijas, no pudieron detenerlas. Y hace 42 años que están en las calles. Como siempre dice Inés Rigo de Ragni, una las Madres de Plaza de Mayo – filial Neuquén y Alto Valle- “nosotras por nuestros hijos, aprendimos a luchar. Dejamos el delantal en la cocina y salimos a reclamar por los 30 mil”.
Y tampoco, pudieron cortar los hilos rojos de continuidad de aquéllas mujeres de una generación en ascenso, en millones de mujeres que pese a los mandatos de la Iglesia y el gobierno nacional, irrumpimos en las calles reclamando por nuestro a derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, y al aborto legal, seguro y gratuito. Todas las que salimos a las calles este 8 de marzo contra la violencia machista, y a luchar por el pan y las rosas de la vida.
Este 24 salimos a las calles también, por todas ellas.
. 1 En alegatos de la querella del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos en causa “Escuelita II”.
2 Testimonial de Sergio Méndez Saavedra, brindado en juicio “Escuelita II”. Graciela Metz y su bebe permanecen desaparecidas.
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