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Panorama Político
03/07/2016

El uno y el otro

El uno y el otro | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Foto: diario7lagos.com.ar

Con 55 años de ejercicio del poder, el MPN sabe ser oficialismo y oposición y como toda organización humana lleva en su seno conflictos de intereses y lucha de poder.

Héctor Mauriño

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El MPN es uno solo, gobierna desde hace 55 años, cuando se desgajó del peronismo proscripto, y vive y reina desde entonces sin oposición de peso, o casi, entre otras cosas porque sabe ser oficialismo y oposición al mismo tiempo.

Además, como toda organización humana lleva en su seno conflictos de intereses y lucha de poder.

En momentos excepcionales esa lucha asume ribetes sangrientos, como cuando se produjo la homérica batalla entre Felipe Sapag y Jorge Sobisch, y en oportunidades menos extraordinarias y más normales la disputa por la manija es más moderada. Pero disputa siempre hay y el presente no es la excepción.

La puja que nos ocupa en el presente, es entre el vicegobernador Rolando Figueroa y el gobernador Omar Gutiérrez y como suele ocurrir está impregnada por otra de mayor envergadura que es la disputa nacional entre el macrismo y el peronismo. Al fin y al cabo Neuquén no termina de ser una isla y mal que le pese a los que así piensan forma parte de ese otro espacio más grande y determinante que es la Argentina.

No sólo por la influencia determinante de lo nacional, también porque conforme a la estructura política híper pragmática del Movimiento Popular Neuquino, quien encarna la cúspide del poder tiene un rol asignado que no puede ser otro que el de oficialista de todos los oficialismos nacionales que se puedan imaginar.

Sólo no fue así cuando a Sobisch se le ocurrió aquello de desafiar al gobierno nacional porque se le había puesto que quería ser presidente.

Pero fuera de aquella excepción es así, y siempre ha sido así, porque esa es la razón de ser de un partido distrital, cuyo compromiso no excede lo local ni incursiona en lo nacional más allá de sus propios intereses.

Lógicamente, si en el MPN el papel protagónico ya está asignado, el que resta para cualquiera que pretenda hacerse de su propio espacio deberá ser el de la fuerza que dispute el poder al oficialismo nacional con mayores posibilidades de éxito.

Y esto, más allá de que el rol que le toque a cada uno sea el que realmente ese uno quiera, piense o sienta. Porque en definitiva se es del MPN, pero se puede tener un corazoncito peronista, radical, o liberal. Porque, ya se sabe, una cosa es lo que se piensa y otra el deber.

Este largo introito viene a cuenta de que, como habrá notado el lector menos advertido, en la puja instalada en el gobierno actual Gutiérrez aparece más inclinado al macrismo y Figueroa al peronismo.

Así, por ejemplo, esta semana Figueroa provocó un hecho político al invitar a varios ex vicegobernadores a participar del lanzamiento de una suerte de “Legislatura móvil”, que dispondrá de un tráiler que recorrerá varias ciudades para acercar la labor legislativa a la gente.

Además, el vice no ha dudado en diferenciarse del gobernador en aspectos tan delicados como la caracterización del gobierno nacional, al que por ejemplo le pidió “más sensibilidad social” y le recordó que “la patria no necesita gerentes sino gobernantes”.

O no ha dudado en despegarse de la reforma política que plantea el Ejecutivo, dejando sentado que él preferiría que se hubieran modificado las cartas orgánicas de los municipios. Ello, con el argumento valedero de que es necesario unificar las fechas de las elecciones para evitar la proliferación de comicios, que sólo logran generar el rechazo de la ciudadanía hacia la política.

Cuestiones, estas y otras, que no pueden haber sido bien recibidas por Gutiérrez. En lo que hace a la caracterización del gobierno macrista, porque el gobernador está empeñado en corresponder el trato privilegiado que éste le dispensa.

Y en cuanto a las cartas orgánicas, sencillamente porque el tema de los municipios no se cuenta entre las iniciativas que ha sometido a discusión el Ejecutivo, cuando lanzó, en marzo pasado, la mentada reforma.

Ocurre que, para el entorno de Figueroa, el gobernador sobreactúa su cercanía con el gobierno de gerentes de Cambiemos, algo que en un partido de raigambre popular como es el MPN significa, en el mejor de los casos, asumir un determinado costo de cara al futuro.

Otro tanto se desliza en relación a la reforma política, en el sentido de que para hacerla convendría, efectivamente, tomar más riesgos e ir más a fondo.

En el otro extremo de estos desvelos, desde el cuartel general del gobernador, destacan que el “tráiler” del vice es una decisión inconsulta, que apunta a instalar alguna figura incondicional del vice como precandidato/a a diputado/a para las elecciones del año próximo.

La encargada de contestar la propuesta de reformar las cartas orgánicas fue la presidenta del bloque de concejales del MPN, Andrea Ferracioli, quien aclaró que “si lo que se pretende es crear la figura del vice intendente, no cuenten con nosotros”.

En alusión a una supuesta concesión a Quiroga que es quien preconiza la necesidad de esa figura institucional.

No por nada el concejal quiroguista Santiago Montórfano, dio por sobreentendido que los dichos de Ferracioli estaban dirigidos al vicegobernador y le sugirió a su par no involucrar a otros partidos en “las internas que Gutiérrez pueda tener con Figueroa”.

Además de echar sapos y culebras contra una eventual reforma de las cartas orgánicas, en el entorno de Gutiérrez juran y perjuran que la fructífera relación de su jefe con el gobierno nacional es pura gestión en beneficio de los neuquinos. Pero que “no existe ningún acuerdo político de Gutiérrez con el macrismo” y que “su pensamiento y su ideología con el MPN”.

Por lo pronto, esas fuentes dejaron trascender que el Ejecutivo anunciaría en los próximos días su proyecto de reforma, que incluiría los temas en los que se habría alcanzado cierto grado de consenso, como la unificación del calendario electoral, la eliminación de las listas colectoras y espejo, la limpieza y duración de las campañas, etcétera. Pero se reservaron hasta que el gobernador haga el anuncio los temas más espinosos, como la introducción de las PASO provinciales o la boleta electrónica.

Es un hecho que, más allá de las diferencias que puedan existir entre el gobernador y el vice, ni Gutiérrez ni Figueroa, nadie en el MPN aceptaría crear una suerte de primera vuelta -en los hechos las PASO se comportan como tal- que permitiría a la oposición juntarse en las generales para batir al partido provincial.

Lo mismo vale pensar sobre las relaciones con el gobierno nacional. Si un cuadro del MPN como es el vicegobernador Figueroa estuviera en el lugar de Gutiérrez, ¿renunciaría al trato privilegiado que le dispensa el macrismo? ¿Se aferraría a su “corazoncito peronista y haría prevalecer una cuestión de principios o ideológica?

Como se dijo un partido como el MPN, que ha hegemonizado la vida política de una provincia durante medio siglo, lleva en su seno el germen de la lucha por el poder. Pero también el instinto de la supervivencia.

29/07/2016

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