Columnistas
28/06/2016

Transfuguismo político

El caso Alperovich-Manzur y el Evita

El caso Alperovich-Manzur y el Evita | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Que un ex gobernador y un ex ministro de Salud de la Nación, ahora gobernador de la provincia de Tucumán, anuncien la muerte del kirchnerismo, parece una decisión inducida por el pánico, y por la especulación.

Osvaldo Pellin

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El transfuguismo político se ha convertido en una coartada, huir del barco que, si no se hunde, ha encallado. Uno tras otro, los tránsfugas, con bizarra cintura política van formando fila delante de la limosna macri-massista. Una puerta que los humillará pagándoles migajas por su arrojo.

Que un ex gobernador, varias veces elegido como Alperovich y un ex ministro de Salud de la Nación, ahora gobernador de la provincia de Tucumán, anuncien la muerte del kirchnerismo después de haber vivido de él una larga década, aparece primero, como una decisión inducida por el pánico, después claramente, una resolución dictada por la especulación.

Otro ejemplo más fresco aún que el anterior, es la fuga de seis legisladores del Movimiento Evita del bloque del FPV, por la sugestión de su líder Fernando “Chino” Navarro, que dicen que se van, pero seguirán en el movimiento nacional. De todos los bloques de la Cámara de Diputados, ¿quién representa mejor ideológicamente el movimiento aludido que no sea el FPV? Pero se van manteniendo su adhesión, donde ya están representados.

En fin, la contradicción es flagrante y suena a excusa mal elaborada. Lo más probable es que estos legisladores procedan yéndose porque suponen que el FPV no tiene con ellos la retribución de atenciones que merecen o porque quieren estar fuera de la casa que los prohijó antes que esta se quede vacía.

El síndrome de fuga inminente parece ser contagioso.

También cabe suponer que han creído que han sido votados por algún atributo personal expandido por la publicidad.

Todas esas superficialidades no tienen peso frente a un proyecto que caló hondo en lo popular y en lo nacional, la verdadera médula electoral que dio vida política a todos. Pero el barco encalló y ellos intentan huir y negar su pertenencia y su pasado, presentándose en el mercado de las representaciones políticas sin cargas visibles que denuncien su procedencia.

No se trata de un cambio de ideas, no lo han fundamentado de ese modo. Se van porque la realidad les dice que la comodidad debe ser reemplazada por el trabajo personal, desde abajo, con honradez y sin descanso, intentando retener las voluntades que los acompañaron o sumando nuevas.

No es un cambio fundamentado de ideas, porque se han encolumnado en la burocracia de algún ente donde deben asegurarse que siempre tendrán escritorio y chofer.

Se trata también de ignorancia de la historia. El peronismo estará donde esté el pueblo no donde acuden los mistificadores.

Alperovich y Manzur y los legisladores del movimiento Evita no son traidores, pertenecen a un grupo de militantes que no quieren pelear, que se entregan ya sin convicciones y poniendo precio a la cautividad de ciudadanos de la que se creen dueños, buscando al mejor postor.

29/07/2016

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