Como precalentando motores termina el año el gobernador Alberto Weretilneck, lanzando algunos dardos contra quien por el momento asoma como el mejor ubicado en línea de largada para las elecciones del 2019, que es el presidente del justicialismo, Martín Soria.

Aunque pareciera ser que las elecciones están lejos, todo parece indicar que iniciamos un año que va a ser bastante caliente a pesar de no ser estrictamente electoral.

A pesar de los ataques recibidos el otrora vehemente intendente roquense, sigue fiel a su actitud asumida en, por lo menos, el último año, de no contestar agravios, ni confrontar con nadie, por lo que mandó a sus fieles concejales para que se ocupen de responderle algo al gobernador.

La denuncia de Weretilneck fue bastante dura ya que de alguna manera vinculó o intentó hacerlo, a los hermanos Soria con personajes relacionados con la delincuencia y la droga, además de acusar al intendente de no ocuparse, ni preocuparse por resolver los serios inconvenientes del narcotráfico y el consumo que se presentan en Roca.

“Yo cuando fui intendente luché, arriesgando mi vida y la de mi familia, contra la familia Montecino en Cipolletti y logramos meter presos a todos. No admito que un intendente no tenga compromisos en la lucha contra la droga. Si los narcos avanzan sobre la sociedad roquense y el intendente no hace nada, hay algo que no funciona”, dijo el gobernador en la semana.

Luego agregó textualmente “encima veo a su hermana, la diputada nacional, sacándose una foto con Pablo Montecino, jefe de un clan narco y estafadores de auto de Cipolletti, digo, ¡epa, que está pasando acá!”.

Ninguno de los dos hermanos se inmutó, al menos públicamente. Sin dudas, una estrategia que utilizarán por unos meses más, hasta cuando sea el tiempo de entrar en carrera.

Revitalizado por la colocación del bono de los 300 millones de dólares para iniciar el plan Castello, más la firma del pacto fiscal con Nación y la aprobación en la Legislatura de ese compromiso más el presupuesto del año que viene, el gobernador inició las dos últimas semanas del año, no sólo acusando a su más empinado rival, sino que hizo un raid por diferentes medios de comunicación en lo que se lo vio muy activo, como en sus mejores épocas y con varias e importantes definiciones.

“En 2019 habrá candidato propio, partido propio y fecha propia” fue una de esas definiciones en la que apuntó en varias direcciones. Hacia su propia tropa, sobre todo a su vice, sumamente preocupado por posibles alianzas con el macrismo y hacia el propio macrismo a quienes le dice no presionen, déjenme y ayuden a que se pueda gobernar porque sino en el 2019 aquí el ganador es Soria.

En cuanto a la fecha refiere a que el fijara la fecha de las elecciones separadas de las nacionales y si no hay alianza divide el electorado en tres, Juntos, FpV y Cambiemos.

Weretilneck también reiteró que “no creo que sea oportuno en este momento plantear una reforma constitucional”. Si efectivamente esto sucede y el deja de ser candidato, queda una alternativa que ya hemos comentado, que es que el oficialismo trabaje en algunos cambios en la ley electoral imponiendo el voto electrónico y la segunda vuelta, lo que abre una posibilidad cierta de cercenar la diferencia que podría obtener el justicialismo.

Otra definición fue “lo de la central nuclear para el gobierno es un caso cerrado” y el pase a planta de unos 500 empleados becados, lo que le permitió afianzar relaciones con los referentes de los gremios que representan a los trabajadores estatales, sobre todo con ATE con quienes mantenía una relación tirante.

El año cierra sin conflictos laborales, pero asoma un 2018 con pronóstico de paros y un complicado inicio de clases. A la lucha por los salarios se sumará el debate por la reforma laboral. El gobernador ya puso el techo a la negociación paritaria y los gremios se quejan, aunque seguramente las fiestas y el verano aflojaran tensiones.

En realidad lo que está haciendo el gobernador es desarrollar una estrategia bastante lógica, que es la de ubicarse otras vez en el centro del ring, después de un año realmente complicado, y demostrar que encara el último tramo de la gestión con el poder intacto.

Lo más grave que le puede pasar a un gobernante es ir perdiendo poder con demasiada anticipación.

Y ya finalizando la semana el mandatario expresó su optimismo al asegurar que “la gente va a volver a confiar en nosotros”. Paralelamente, el vicegobernador Pesatti, dijo que “el principal rol que debe cumplir Juntos Somos Río Negro (JSRN) el año próximo, es “gobernar, gestionar, no hay muchas vueltas, no hay mucho misterio”. “Lo único que tenemos que hacer es gobernar bien”.

El Frente para la Victoria cierra un año que no imaginó ni el más optimista de los peronistas rionegrinos. Mantuvo y mantiene su unidad, ganó las PASO y las generales con solvencia y cerró el año con un congreso donde no hubo que ni siquiera levantar la voz.

Martín Soria parece haberse dado cuenta que lo que le sirvió a su padre para llegar a la gobernación en el 2011, ya había caducado y reorientó su estrategia con un estilo de comunicación totalmente opuesto, con lo que además evita lesionar la tan necesaria unidad partidaria.

Ahora solo le resta tener, junto a su hermana, la cintura necesaria para tratar de zafar de la espesa interna del peronismo nacional, pero todo indica que el congreso partidario sepultó cualquier otro proyecto interno, que es lo que por más de 30 años perjudicó al justicialismo de la provincia.

Cambiemos en Río Negro también cierra un año positivo, por haber logrado un segundo puesto en las PASO en agosto, y haber podido ingresar un diputado nacional más. Sin embargo, la construcción de un proyecto de poder provincial para el 2019, es una historia muy distinta y más compleja y no parece ser la figura de Sergio Wisky la más indicada para poder liderarla.

Esta columna volverá a estar con los lectores de a partir de febrero próximo, por lo que aprovechamos la oportunidad para hacerles llegar a todos, los mejores deseos de felices fiestas de fin de año y un mejor 2018.