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Más allá de la posición política que cada uno tenga, se puede coincidir en que en los últimos, por lo menos 10 años, el senador nacional Miguel Pichetto ha sido el dirigente político rionegrino que mayor trascendencia ha tenido a nivel nacional.
Esa importancia estuvo siempre signada, por un lado, por su prolongada actuación comandando el bloque de senadores del Frente para la Victoria, siendo protagonista indiscutible en las buenas y en las malas de las alternativas que vivió su partido y específicamente ese bloque que aún pretende seguir manejando y por el otro por haberse transformado en la figura articuladora, muchas veces discutida, entre el gobierno de Macri y el principal partido de la oposición.
Un factor más que habría que sumarle a su labor de tantos años en Buenos Aires es que tanto con los gobiernos radicales en la provincia, como el posterior que encabeza Weretilneck, siempre ha sido materia dispuesta para acompañar las gestiones ante las autoridades del gobierno central, al igual que lo hizo con todos los intendentes que recurrieron a su despacho a solicitar una mano.
Sin dudas todos recuerdan aquel nerviosismo gesticulante de la madrugada del 17 de julio de 2008 cuando cerca de las 5 el entonces vicepresidente de la Nación Julio Cobos pronunciaba aquella frase de extraña construcción gramatical "mi voto no es positivo", con la que desempató la votación del Senado sobre la resolución 125, que imponía derechos de exportación móviles a los granos. Posiblemente uno de los primeros y más duros golpes que debió soportar el kirchnerismo.
Hoy Pichetto sigue manteniendo un lugar neurálgico en uno de los tres poderes del Estado y sus decisiones posteriores al 10 de diciembre de 2015 influyen e influirán seguramente tanto en la vida interna del peronismo como en la cuota de “gobernabilidad” necesaria para la actual gestión de gobierno.
Justamente en la semana que finaliza dos columnistas de dos diarios de alcance nacional, La Nación y Página 12, dedicaron algunos párrafos a la figura del senador rionegrino, muy disímiles una de otra, pero que reflejan el pensamiento editorial de los dos medios ubicados ideológicamente en la antípodas
Por un lado Mario Wainfeld en Página escribe acerca de un documento de trabajo realizado por el politólogo Germán Lodola de la Universidad Torcuato Di Tella sobre la fragmentación del justicialismo que generó en la actualidad esa ventaja para el oficialismo, similar a la que gozó el kirchnerismo entre 2005 y 2011.
El columnista político fue sumamente crítico con el despliegue del presidente del bloque de senadores del FpV-PJ, Miguel Pichetto y expresa que "su porvenir dibuja un sendero que se estrecha”. Conjetura que el senador rionegrino no tiene futuro, a pesar de todo lo que le debe el macrismo y la defensa que de él hace cierto sector del periodismo.
Luego hace un análisis de los antecedentes electorales de Pichetto en su propia provincia y lo menciona como una figura sin votos ni territorio.
Allí el columnista menciona que en esta división del peronismo, los votos serán determinantes para las disputas, intercambios de facturas y prospectos de “renovación” después del 22 de octubre.
Menciona entonces críticamente la figura del senador rionegrino manifestando textualmente que “hablamos de un legislador con recorrido y versado, hábil en la urdimbre parlamentaria y curtido en las operaciones palaciegas. El macrismo le debe mucho, el periodismo ‘in the pendiente’ lo ensalza hasta el paroxismo. Imaginar o ilusionarse es gratis, por ahora. Pero Pichetto adolece de un déficit que angosta su futuro: es un piantavotos de marca mayor”.
Luego relata sus dos intervenciones como candidato a gobernador y dice que en 2007 Pichetto responsabilizó al presidente Néstor Kirchner por su manejo con la Concertación Plural, habilitando que radicales y peronistas compitieran entre sí en las locales y la del 2015 se la endilgó al ex ministro de Economía Axel Kicillof, cuyas políticas habrían perjudicado a los rionegrinos.
Wainfeld menciona que en las recientes PASO, el peronismo venció cómodo a Weretilneck que lo había “goleado” a Pichetto dos años antes. Analiza que “sería abusivo decir que todo se debió a la ausencia de Pichetto en las listas, en el armado y en la campaña… pero seguro que en parte contribuyó.
El columnista de Página cierra diciendo “así las cosas, con la vía electoral cerrada por carencias propias, el porvenir de Pichetto dibuja un sendero que se estrecha. Tal vez fantasee con pasarse con armas y petates al macrismo. Pero esa transición lo privaría de su mejor funcionalidad: el rol de doble agente. Si perdiera esa capacidad, mermaría su cotización. Las novelas de John le Carré, entre otras virtudes, ilustran acerca del difícil destino de quienes son fieles a dos banderas, por expresarlo de modo indulgente”.
Por otro lado, o mejor dicho, “del” otro lado, el diario “La Nación” considera en uno de sus titulares interiores que “Pichetto se convierte de a poco en el bastonero de la renovación en el peronismo”, y en esa misma nota de opinión relata que “su despacho en el Senado se ha convertido en una suerte de meca para los dirigentes peronistas”, recibiendo en los últimos días a senadores, gobernadores, diputados y a la cúpula de la CGT.
Laura Serra, en este caso, es la periodista responsable del comentario, que puntualiza que “la obsesión de Pichetto es recobrar la unidad perdida después de la época kirchnerista, convencido que los gobernadores, el movimiento obrero y los legisladores peronistas, pilares del partido, no tienen otra alternativa que unir sus fuerzas para plantearse como alternativa del poder al cristinismo”.
Serra entiende que “las sucesivas reuniones que tuvieron a Pichetto como anfitrión, recientemente, revelan a las claras que la ascendencia del rionegrino dentro del partido es proporcional a la pérdida de peso político de la ex presidenta Cristina Kirchner”.
La periodista dice que “por otra parte, y lejos de amilanarse por la reducción que puede sufrir su tropa en el Senado con el recambio de diciembre, el kirchnerismo tiene decidido declararle la guerra a Pichetto y dar la pelea interna con Cristina Kirchner como abanderada”.
Cierra su análisis de situación diciendo que “algunos kirchneristas adelantan como dudosa premonición que Cristina podría dar un golpe de efecto en diciembre, logrando el apoyo de un grupo de senadores que hoy integran la bancada peronista. ¿Podría ser ese el ariete que enfrente a Pichetto para bloquearle su intención de impedirle el ingreso al bloque? Todo está por decidirse todavía”.
Un político sin futuro para uno, el bastonero de la renovación del peronismo para otro, es la conclusión de los análisis en dos medios en una misma semana sobre un mismo personaje de la política argentina.
Lógicamente evidencian la posición de adhesión y/o crítica que tienen uno y otro diario o uno u otro periodista, pero también orientados a compatibilizar y afianzar el vínculo con el lector.
Casi con seguridad, salvo excepciones, el público que consume Página 12 no lee habitualmente La Nación o viceversa, pero lo cierto es que para quienes lo hacen, les debe ser bastante complicado sacar una conclusión clara sobre el particular.
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