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Columnistas
29/09/2017

Big data: accionar del macrismo en clave geopolítica

Big data: accionar del macrismo en clave geopolítica | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Cómo es el uso político, ya sea en EE.UU. o Argentina, de información privada que circula en las redes sociales. Este artículo lo publicó “Motor Económico” incluso antes de que Macri pusiera la dirección de Datos Personales en manos de Marcos Peña. El autor dirige el Centro de Estudios Nuestroamericano Kirchner Chávez (Cenack).

Nicolás Canosa *

Evidenciar cómo los sucesos políticos argentinos no están separados de una dinámica geopolítica regional y mundial, la cual nos empeñamos en analizar, caracterizar y transformar, no solo es el motivo de este artículo, sino también configura uno de los principales objetivos del Centro de Estudios Nuestroamericano Chávez Kirchner.

En este sentido, resulta pertinente examinar en clave geopolítica una publicación que Claríntituló “Big data, la receta de Cambiemos para sacarle ventaja a Cristina Kirchner en octubre”. No trataremos aquí de hacer juicios de valor o comparar que hubieran dicho las grandes corporaciones mediáticas y las mismas figuras que hoy ejercen el gobierno del Estado (lo cual es válido y sirve para desenmascarar la hipocresía del entramado de fuerzas neoliberal en la discusión cotidiana) si el proyecto nacional-popular hubiera procedido de la manera que veremos a continuación con la información de los ciudadanos. Sino que, siguiendo a Jorge Bolívar (1), buscaremos recrear las condiciones de poder del fenómeno histórico actual, que nos permita comprender con mayor precisión los modos de construcción y de acción de los actores en juego, en este caso focalizándonos en la importancia del uso de la información que depositamos en las redes sociales para influenciar sobre los comportamientos electorales, rodeando el tema en primera instancia con la cuestión del espionaje global.

Una arquitectura de la opresión de carácter global

No se podrá entender el fenómeno de la “mundialización” en su profunda gravitación sin un estudio especial que nos sitúe en el hecho de estar transitando una acelerada revolución digital, en la cual las redes sociales poseen enorme trascendencia en la actualidad. Resulta evidente que esta tendencia se elevará cada vez más durante el siglo XXI, tanto para el espacio personal y las relaciones sociales, así como para los fenómenos políticos nacionales e internacionales.

Ignacio Ramonet (2), sostiene en su libro El imperio de la vigilancia. Nadie está a salvo de la red global de espionaje que el ciber-espacio se constituye como un “quinto elemento”, dando lugar a nuevas formas de concebir la defensa y las estrategias de seguridad de un país/región y que, en efecto, ha nacido un nuevo complejo securitario-digital que adquiere cada vez mayor relevancia, el cual consiste en una alianza entre las mayores empresas privadas globales de Internet y la principal potencia militar: los Estados Unidos. Complejo que, a mi criterio, lejos de suceder al complejo militar-industrial, convive y se potencia con él. Categóricamente, Ramonet sostiene que “en la era de Internet, la vigilancia se ha vuelto omnipresente y totalmente inmaterial, imperceptible, indetectable, invisible. Además, ya es, técnicamente, de una excesiva sencillez” (3).

Un hecho no menor es que la más conocida de las doce agencias de inteligencia de los Estados Unidos (la CIA) haya sido vulnerada, en apariencia por agentes propios, revelando miles de documentos secretos. Santiago O´Donnell nos resume que “se trata de una serie de instructivos, escritos en clave informática, con programas de virus y troyanos para pinchar con la última tecnología todo tipo de teléfono, computadora y televisor inteligente, incluyendo comunicaciones justo antes y después de ser encriptadas (4) en smartphones de iPhone y Android por personas que pensaban que sus comunicaciones eran seguras precisamente porque eran encriptadas”.

Para tomar dimensión de lo que esto significa veamos la opinión de un dedicado en la materia: “Esto es como encontrar todo un cargamento de armas en el campo de batalla y tomarla (…) Es bastante decepcionante que permitiéramos que esto saliera a la luz (…) Realmente se reduce al hecho de que nuestros adversarios saben lo que estamos haciendo, lo que estamos usando”, dijo Jeff Bardin, que trabajó en inteligencia con la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y ahora CEO de la firma de seguridad cibernética Treadstone 71” (5).

Por otro lado, merece una breve caracterización otra de las agencias más importantes de Estados Unidos, que gracias a las revelaciones de Edward Snowden, hoy podemos conocer mayores elementos de su capacidad de despliegue. La Agencia de Seguridad Nacional (NSA) “emplea directamente a unos 30.000 agentes, y dispone de aproximadamente 60.000 personas más, reclutadas por empresas privadas. De todos los presupuestos destinados a los servicios secretos estadounidenses, el más importante es el de la NSA” (6). Además, realizó acuerdos con decenas de empresas telefónicas, de ingeniería informática y electrónica, y con servicios de inteligencia de otros países para obtener mayor y mejor cantidad de información.

El espionaje, incluso masivo, no es nuevo. Ya luego de la segunda guerra mundial Gran Bretaña, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Canadá habían diseñado un programa de intercepción de comunicaciones a nivel global (Ukusa). Lo que resulta destacable es la perfeccionabilidad, sofisticación y alcance de estos sistemas de vigilancia y de obtención de información tanto para la persecución/acción política como para los réditos de las empresas que comprando la información que depositan los usuarios en las redes sociales, conocen mejor los gustos e inclinaciones de los posibles consumidores. De la misma manera, con un estudio en base a estas informaciones disponibles, es posible deducir y conducir comportamientos electorales.

Ante ello se refuerza una advertencia y nos impone la necesidad de tomar conciencia acerca de los condicionamientos y ausencia de verdadera privacidad que nos traen las nuevas redes sociales y tecnologías de la comunicación, dominadas por grandes empresas de la comunicación y la web, sin responsabilidad real ante los usuarios. Como señala Snowden, estamos ante una minuciosa y peligrosa “arquitectura de la opresión”. Esta es la esencia del complejo securitario-digital, que todo indica tendrá cada vez más incidencia en el siglo XXI.

La diseminación masiva de grandes mentiras

Es conocido que tanto la campaña de Trump-Clinton como la del No a la Paz en Colombia (7) fueron enfocadas con gran perspicacia, imaginación y capacidad, y también con mucho dinero invertido y desprecio por la verdad. De allí que cada vez más se hable de la pos-verdad, a la cual prefiero llamar, en rigor, por su sustancia real como por propia posición filosófica alrededor del fenómeno, como la diseminación masiva de grandes mentiras, donde juegan un rol fundamental los llamados “trolls”, personas contratadas que manejan cuentas usuarios inventados en las distintas redes sociales, diseminando mensajes y noticias que, en algunas ocasiones, se definen desde la centralidad política y que luego muchos usuarios reales de las mismas redes sociales difunden y diseminan indiscriminadamente y de manera ya incontrolable por la arena virtual.

Del mismo modo, la campaña por el No a la reelección de Evo Morales en febrero del 2016 estuvo basada en una mentira que se constituyó en una estafa electoral, como bien se relata en el documental “el Cartel de la Mentira” (8). En sus reflexiones posteriores a este resultado, el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera (9), sostuvo que las redes sociales se conformaban como un nuevo escenario de lucha y que “la masificación y novedad de este nuevo soporte material de comunicación ha generado una sobreexcitación comunicacional que ha sido bien aprovechada por las fuerzas políticas de derecha, las cuales dispusieron recursos y especialistas cibernéticos al servicio de una guerra sucia como nunca antes había sucedido en nuestra democracia, y que ha vertido toda la lacra social en el espacio de la opinión pública (…) Nosotros atinamos a una defensa artesanal en un escenario de gran industria comunicacional. Al final, esto también contribuyó a la derrota. A futuro, está claro que los movimientos sociales y el partido de gobierno deben incorporar en sus repertorios de movilización a las redes sociales como un escenario privilegiado de la disputa por la conducción del sentido común”.

La big data en función electoral

En el artículo que mencionábamos al comienzo publicado en Clarín, podemos ver que el gobierno ha definido realizar “el entrecruzamiento de información electoral con datos socioeconómicos a gran escala. Las técnicas del big data, como se llama a esos mecanismos en la jerga estadística, combinan información de encuestas de intención de voto, indicadores sociales y resultados electorales”. De esta manera, dice el propio diario, “el oficialismo enviará mensajes telefónicos que reflejen en forma específica las preocupaciones de cada barrio. También publicarán mensajes en Facebook dirigidos a zonas determinadas y dejarán bajo las puertas de las casas cartas de María Eugenia Vidal con el mensaje que, suponen, mejor interpelará a cada familia” (10).

Para que consideremos la real dimensión de esta problemática y el impacto que posee en las dinámicas electorales, veamos los argumentos de un especialista en la temática como Martín Hilbert. Este describe que existen empresas que a partir del análisis de las conductas en Facebook pueden predecir aspectos de nuestra personalidad y orientaciones ideológicas y políticas, para lo cual Trump contrató a Cambridge Analytica.

“Usaron esa base de datos y esa metodología para crear los perfiles de cada ciudadano que puede votar. Casi 250 millones de perfiles. Obama, que también manipuló mucho a la ciudadanía, en 2012 tenía 16 millones de perfiles. Pero acá estaban todos. (…) Obama fue como el pionero en esto. En la campaña de 2012, para su reelección, invirtió en esto 1.000 millones de dólares (…) Y una vez que clasificaron a cada individuo según esos datos, lo empezaron a atacar (…) Te doy un ejemplo. Si Trump dice ‘estoy por el derecho a tener armas’, algunos reciben esa frase con la imagen de un criminal que entra a una casa, porque es gente más miedosa, y otros que son más patriotas la reciben con la imagen de un tipo que va a cazar con su hijo. Los algoritmos crearon 175 mil versiones de este mensaje –con variaciones en el color, en la imagen, en el subtítulo, en la explicación, etc.- y lo mandaron de manera personalizada” (11).

Con este breve recorrido por la cuestión del espionaje y el alcance y trascendencia de las redes sociales en la disputa geopolítica mundial, podremos comprender de manera más simple un fenómeno muy complejo que hace pie en el escenario electoral argentino, el cual, como observamos, tiene vínculos estrechos con los acontecimientos revisados en América Latina como en otras regiones del mundo. Del mismo modo, se abren interrogantes y preocupaciones acerca del impacto cultural de esta situación, ya que, como dice Byung Chul Han, “el neoliberalismo es un sistema muy eficiente para explotar la libertad” en relación a “la cantidad y el tipo de información que de forma voluntaria se lanza a la red indiscriminadamente”.

Este, lamentablemente, es uno de los rumbos actuales de la mundialización. Cómo contrarrestar estas tendencias desde una lógica solidaria y humanista que no contribuya a la cultura del descarte, constituye un gran desafío para este siglo XXI, en el cual los pueblos que habitamos la Tierra, respetando y aceptando la pluralidad de identidades e historias, debemos ser los protagonistas.

Notas:

1) BOLÍVAR, Jorge (2008). Estrategias y juegos de dominación: De Marx y Lenin a Perón y Hannah Arendt. Para una crítica del saber político moderno (tomo II). Buenos Aires: Catálogos. 2) RAMONET, Ignacio (2016). El imperio de la vigilancia. Nadie está a salvo de la red global de espionaje. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Capital Intelectual. 3) Idem 4) O´ DONNELL, Santiago (11 de marzo de 2017). Un duro golpe para la CIA. Página 12. Recuperado de: https://www.pagina12.com.ar/25002-un-duro-golpe-para-la-cia5) SELDIN, Jeff y DETTMER, Jamie (8 de marzo de 2017). La CIA: golpeada pero aún de pie tras revelaciones de WikiLeaks. Voanoticias. Recuperado de: http://www.voanoticias.com/a/cia-wikileaks-documentos-hackers-ciberseguridad/3755179.html6) RAMONET, Ignacio (2016). El imperio de la vigilancia. Nadie está a salvo de la red global de espionaje. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Capital Intelectual. 7) Sobre la acción del uribismo y las redes sociales como factor desencadenante en el plebiscito por la Paz en Colombia se puede visitar este artículo que escribí tras los sucesos: http://cenack.com/colombia-unidad-o-balcanizacion/8) El Cartel de la Mentira. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=GbFvWnGU72U9) GARCIA LINERA, Álvaro. (8 de marzo de 2016). Derrotas y victorias. Recuperado de: http://www.telesurtv.net/opinion/Derrotas-y-Victorias--20160308-0030.html10) Recuperado de: https://www.clarin.com/politica/big-data-receta-cambiemos-sacarle-ventaja-cristina-kirchner-octubre_0_ByqhfXocZ.html11) HOPENHAYN, Daniel. (27 de enero de 2017). Todo está espiado. Pájaro Rojo. Recuperado de: http://pajarorojo.com.ar/?p=31790

Fuente: CENACK



(*) Director de Relaciones Internacionales del Centro de Estudios Nuestroamericano Chávez Kirchner (CENACK-Peronismo Militante).
29/07/2016

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