- Ommm, ommm…

- ¿Qué hace?

- Ommm, ommm, ommmiiii….

- ¿Se volvió loco?

- No, estoy meditando. Ommm, ommmm…

- ¿Es necesario que se saque los zapatos?

- Sí.

- Por lo menos se hubiera puesto talco… o me hubiera traído un barbijo, como la otra vez.

- Eso era cuando meditamos en el baño.

- No me lo recuerde.

- A mí tampoco.

- ¿Por?

- Se tapó la cañería y…

- Ya, ya… Por favor, sin detalles.

- Usted se lo pierde.

- Prefiero.

- Lo cierto es que como Mauricio no puede usar el baño, meditamos donde podemos.

- Pero esta es la sala de prensa.

- ¿Y?

- No es el lugar adecuado.

- Para encontrarse a uno mismo, todos los lugares son adecuados ¿Sabe quién lo dijo?

- ¿Un maestro budista?

- No, el rabino Bergman.

- ¿El rabino Bergman?

- Si, el día que se convirtió en planta.

- Pero…

- No discrimine. El hombre salió del closet, se vistió de planta y nunca más volvió a ser el que era.

- No me diga que sigue rodeado de hojas.

- Si no quiere, no se lo digo.

- ¿Y cómo hace para ir al ministerio?

- En bicicleta.

- ¿En bicicleta?

- ¿Y qué pretende? ¿Que vaya en auto? Ahora que Aranguren liberó el precio de los combustibles cargar el tanque no es para cualquiera.

- Me imagino.

- No, no se imagina ¿Sabe lo que es ir por la avenida 9 de julio empujando el auto disfrazado de pino?

- Debe ser difícil.

- No, difícil es cuando va vestido de enredadera. Dos pasos y al piso, dos pasos y al piso. Imposible.

- No entiendo qué tiene que ver eso, con que usted se siente sobre mi escritorio a meditar.

- Absolutamente nada.

- ¿Y entonces?

- Desde acá arriba recibimos la energía cósmica positiva, que es la materia prima de la revolución de la alegría ¿Ahora lo entiende?

- ¿No puede hacer lo mismo en el piso? Está sentado sobre los pliegos de licitación de las centrales eléctricas…

- De eso se trata.

- ¿De que no se vea que el mejor amigo del presidente gana todas las licitaciones?

- Yo le hablo del alma, de elevar el espíritu, y usted me contesta con el bolsillo. No esperaba que cayera tan bajo.

- Encima se hace el ofendido...

- Pero nada, mi amigo. Cuando meditamos, nos elevamos ¿Entiende la diferencia?

- No.

 - Que las críticas nos resbalan, como dijo Confucio.

- Confucio nunca dijo eso.

- ¿Ah no?

- No.

- Bueno, no importa.

- ¿Cómo que no importa?

- Estoy meditando y su mala vibra no me llega, no me llega, no me llega…

- ¿Puede bajar de mi escritorio?

- Imposible. No podemos meditar a ras del suelo. No llegaríamos a levitar.

- Pero levitar es un estado. Subiéndose a un escritorio no se eleva, hace trampa.

- Nosotros a los argentinos les decimos la verdad.

- ¿Cuál? ¿Que para levitar hay que subirse a un escritorio?

- Entre otras cosas.

- El otro día leía que el presidente dijo que si no hiciera meditación todos los días cedería a la tentación de matar a alguien.

- Lo desmiento categóricamente.

- Me tranquiliza, que el presidente quiera…

- A alguien no, a unos cuantos.

- ¿Cómo???

- Si, a los que piden por Maldonado, a los que piden trabajo, a los que piden aumento de sueldo, a los que piden…

- Es muy grave que…

- Uh viejo, no me venga con la diatriba K que se me van las ondas positivas.

- Fue usted el que dijo…

- Yo no dije nada. Lo dijo usted. Además, el presidente medita todos los días. Tenemos todo bajo control.

- Dicho así parece que fuera una fiera enjaulada.

- Enjaulada no, en un colectivo.

- ¿En cuál?

- En el de la campaña pasada, el de Pilar.

- Pero ese era un colectivo trucho.

- ¿Y qué pretendía, que lo encerremos en un colectivo de verdad?

- ¿Sería peligroso?

- No podría meditar…

- Pero usted dijo antes que meditaban en cualquier lado.

- Y lo sigo diciendo, lo que pasa es que Mauricio se cansa.

- ¿De meditar?

- No, de viajar en colectivo. Por eso pusimos el mismo colectivo, el mismo chofer, la misma gente…

- Eso es fraudulento.

- No se sulfure, le va a hacer mal.

- Es un engaño…

- Venga, venga, que le hago un lugarcito…

- ¿Dónde?

- Acá, en el escritorio. Súmese a la meditación y va a ver todo diferente.

- Más que meditación, eso parece negación.

- ¡Pamplinas! Nunca hicimos algo tan real como esto.

- ¿Está seguro?

- Segurísimo. El otro día recorrimos todo el Conurbano en 10 segundos.

- No me diga que se sumaron al holograma de Randazzo.

- No se haga el gracioso. Lo nuestro es diferente.

- ¿Y cómo es?

- Mauricio se relaja con una de Queen y ahí va, como el Capitán Beto, pero tocando el timbre.

- ¿Entonces el presidente no va al timbreo?

- Jamás.

- ¿Y quién es el que aparece en las fotos que publican los diarios?

- Fredy Mercuri.

- Fredy Mercuri se murió hace casi veinte años.

- ¿Y eso qué tiene que ver?

- ¿Cómo qué tiene que ver?

- Claro, que se haya muerto no quiere decir que no pueda ir al timbreo. Mauricio no sale de la Casa Rosada y se lo ve arriba de un colectivo, tocando el timbre, tomando mate con Cacho, en la parrilla de Luis…

- Viéndolo así…

- Ya era hora de que se relaje. Ommmm, ommmm, ommmm.