Entrevistas
18/09/2017

Rubén, hijo de Jorge Julio López

“Mi viejo dijo: ‘esta vez declaré por mis compañeros’”

“Mi viejo dijo: ‘esta vez declaré por mis compañeros’” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Con la memoria y la actitud firme para no olvidar, Rubén recibió a Va Con Firma en el taller que armaron con su padre. Entre maderas trae la fortaleza que su viejo construyó en él con el ejemplo. Una persona que representa la lucha colectiva a once años -justo hoy- de la desaparición de Jorge Julio López.

Alvaro Nanton

“Este buzo es para trabajar, por eso cuando me entrevistan me lo cambio”, afirmó Rubén, el hijo del Jorge Julio López, entre el cambio de abrigo antes de comenzar la entrevista. Sencillo, recibe mates mientras termina un trabajo en el taller que levantó con su papá y donde lo vio por última vez. El padre está desaparecido desde el 18 de septiembre de 2006, hace hoy 11 años.

El hombre apaga la máquina. Pospone una cama a casi terminar para prestarnos atención y entiende que él es una cara de la lucha. Es la cara de la familia López, que a partir de la desaparición de su padre tomó un rol políticamente activo e invita a no olvidar. Y también es la cara de todos los argentinos que nos rehusamos a olvidar.

Rubén López adquirió el oficio de carpintero desde muy chico y luego de pasar un año en la colimba -a fines de los ‘80-, relata el silencio que siempre hubo en su casa sobre la época en que el padre estuvo desaparecido en la dictadura: “Durante 30 años mi viejo no nos contó que le pasó. Nosotros tampoco preguntábamos y así seguimos viviendo. Somos de poco hablar, pero yo creo que fue un acuerdo tácito de mi viejo en no hablar y mi vieja no preguntar”.

Después del ‘83 eran años en que los militares ya habían soltado las riendas del Estado pero seguían en libertad con total impunidad. El contexto no ameritaba abrir la boca porque seguían sueltos. El miedo colectivo generó un silencio que “mi papá lo usó para cuidarnos. Pero cuando pudo hablar, lo hizo”.

-¿Cómo ves a la distancia ese cerco mediático que había en ese momento?

-No te dabas cuenta de nada. Si no estabas “politizado”, el mismo silencio y el no tocar temas con esa envergadura alimenta más silencio. Yo recuerdo que en el año de colimba desapareció un cabo y sus compañeros comenzaron a gritar ‘que se lo habían llevado los zurdos’. En ese momento no me causó nada, pero ahora a la distancia y con una postura más políticamente activa entiendo todo. Y también mi falta de información se relaciona a cómo me crió mi padre, ya que él era muy callado y reservado, pero con una fuerte lucha.

-¿Qué crees que tu padre construyó en vos?

-Sin decírmelo, porque él era así, callado, me inculcó el respeto y el dedicarse a la familia. A trabajar, de hecho yo los sábados y domingos no me puedo quedar quieto (se ríe), siempre tengo algo para hacer. Luego, su fortaleza que mantuvo durante tantos años sus ganas de declarar y lo que ha logrado, esto lo recalco mucho. También me ayudó a tomar una postura más activa con la sociedad, cómo él lo hizo en su momento. Ese compromiso con los demás, como hoy venimos pidiendo todos por Santiago.

-¿Cuál es el último recuerdo que tenés de él?

-El lunes 18 de septiembre del 2006 no podía acompañarlo a la declaratoria porque tenía que trabajar. El día anterior fue el último día que lo vi, cuando venimos acá al taller a cargar las máquinas que yo necesitaba para el otro día. Tomamos dos o tres mates, fumó un cigarrillo y se fue a su casa. Y esa es la representación de lo que era él, estando ahí, presente, sin hablar, pero siempre ahí.

-¿Qué pasó ese 18 de septiembre?

-Ese día pensé que era algo emocional, porque era la primera vez que lo iba a ver, cara a cara, a Miguel Etchecolatz. Pero cuando corrieron las horas sabíamos que alguien había hecho algo.

Myriam Bregman, abogada de Jorge Julio López en el 2006, recuerda ese día con mucho dolor: “Recuerdo que una compañera dijo Julio está desaparecido y a partir de eso no paramos y seguimos luchando para encontrarlo”. Según la actual candidata a Diputada, todo los que conocían a Julio sabían que tenía muchas ganas de declarar, por eso cuando no llegó se presentó el habeas corpus de inmediato.

Sigue la charla con Rubén.

-¿Por qué tu papá y no otro?

-Supongo que era más vulnerable. Una de las hipótesis del juicio de desaparecer a mi viejo era que desdiga lo que declaró para que el juicio sea nulo y lo vieron más débil y –evidentemente- no era así. Nunca se imaginaron que a once años seguimos hablando de él y jamás hubieran pensado que tuvo esta repercusión.

-¿Qué se siente al no saber qué paso?

-Es difícil explicarlo con palabras. No tenes una forma de explicarlo, no está, no sabes si está bien. No sabes si estuvo bien durante once años. Lo único que queres es encontrarlo, no importa la situación. Si dios quiere y está bien, bienvenido sea, pero a esta altura dudo. Simplemente quiero encontrarlo y empezar al año de duelo y ver como seguimos de aca para adelante.

-Y… ¿cómo se hace para seguir?

-Cuando te dormís porque estás cansado y cuando no, te despertas como anoche que me pasó que estuve dos horas dando vuelta. Y te pasa continuamente, más aún con el tema de Santiago. Yo volví a revivir con la familia Maldonado los primeros días de la desaparición de mi viejo. Y te tenes que amoldar a la vida y tenes que seguir trabajando para poder comer y hay que acostumbrarse a cargar con el dolor como mejor se puede llevar. No hay una formula.

-A once años, ¿cuál es tu sentimiento de justicia?

-Es negativo, porque mi viejo no está. El sentimiento de justicia por mano propia no lo queremos. Deseamos que sean condenados los que son participes,  nosotros estamos buscando la ley, por eso nos sometemos al derecho. Lo que más bronca da es que mi viejo fue a testimoniar lo que vivió y nadie lo cuidó. Y eso es una falta de justicia.

Para Bregman, no hay dudas: “Julio López fue secuestrado por una patota, integrada por Etchecolatz y miembros de la Policía Bonaerense, que veían en este primer juicio una amenaza que comenzaban con los juicios de lesa humanidad. Su desaparición intentó ser un fuerte mensaje de que están presentes y activos”. 

-¿Crees que el terrorismo de Estado sigue estando en la sociedad argentina?

-No, a veces marcar ese terreno es complicado. En estos días cuando algunos “genios” políticos -sobre todo de este Gobierno- dicen que plantemos que está sucediendo un plan sistemático de desaparecer personas. Entiendo que no pasa. Lo que sí veo es que este Gobierno es de derecha, bastante autoritario que le está brindando a las fuerzas armadas el poder de actuar como ellos quieran y así no corresponde. Ya lo hemos vivido hace varios años, y cuando le soltas la mano te agarran el codo y eso lo vimos en la represión en  Plaza de Mayo. Fueron con esa intención y no fue un caso aislado. Se reprimió a los docentes, a los trabajadores, a casi todos los reclamos.  Igualmente quiero dejar en claro que no considero que sea un Gobierno dictatorial, pero siento que tiene varias posturas arbitrarias que no corresponden.

En la entrevista, Rubén mantiene su postura y no se desconcentra de la pregunta a pesar de que su celular suena. Vibra, molesta, ensucia la conversación. Pero él sigue, cómo si no estuviera ese aparato y además continúa recibiendo mates. La mirada se mantiene firme y pregunta a pregunta intenta exponer el caso de Santiago Maldonado.

-¿Cómo te llevás con redes sociales?

-Mas o o menos. Hace un año y pico empecé a manejar mi propio Facebook. Lo tenía creado pero mi esposa lo manejaba y me contaba hacemos esto, hacemos lo otro. Yo soy un zoquete, hace un año empecé con los grupos de Whats App. A partir de lo que le pasó a mi viejo tuve que crearme un correo de mail. Igualmente creo que las redes sociales son importantes para transmitir la noticia verdadera. Como todo, tenés mala información, mala intención y también desinformación.

-¿Cómo percibís la desacreditación constante que intentan justifican la desaparición de Santiago Maldonado con el supuesto no pedido de justicia por Jorge Julio López?

-Es una chicana para tapar lo que está pasando con Santiago y es una forma de no ver la realidad que, inclusive muchos funcionarios de nivel nacional, ante la pregunta de dónde está Santiago respondieron dónde está Julio López. Si bien, ambas son desapariciones y tienen similitudes, no es lo mismo. Se le he dicho a aquellos que no reclamaron nada por nadie, y no le digo por mi viejo, sino que hay muchos desaparecidos en democracia, muchas situaciones. Está Marita Verón, María Cash, en algún punto todos tienen parecido, pero no son lo mismo. Y repito, si no hiciste nada por nadie no me respondas donde está mi viejo cuando te pregunto dónde está Santiago, y eso dicen funcionarios, no a mí directamente, pero así se muestran públicamente. Entonces, hay muchos que no tiene la altura moral para venir a retrucarme.

-¿Qué similitudes y diferencias políticas encontrás entre el caso de tu padre y el de Santiago?

-Muy distintas. El gobierno anterior se puso inmediatamente a disposición nuestra, en el caso de Santiago no. Estuvieron, hace un año y medio, acompañando a pesar de que el balance sigue siendo negativo pero no nos sentimos solos. En ese entonces, el gobernador Felipe Solá vino manejando  su auto y estuvo aca con nosotros. Reitero, el balance es negativo porque hace once años mi viejo no está. Pero hubo contención, lo mismo  con el presidente Néstor Kirchner y así se tiene que predisponer un Gobierno, al servicio de la familia y brindarle toda la ayuda. Y no sucedió con el caso Santiago, es más se ensució a la familia y se pusieron del lado de la Gendarmería antes que el de los ciudadanos. La Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se debería haber abstraído y analizar lo que sucedió con un ojo más crítico y no defendiendo a las fuerzas que dirige.

-¿Crees que cambia algo si Bullrich renuncia?

-No va a cambiar el pensamiento de este gobierno, porque la ministra es un fusible de Macri. Habla, a mi entender, como lo dice el presidente y el pensamiento lo va a seguir esté quien esté. Espero que lo único que hay que pedir es por la aparición con vida de Santiago y de última, que le hagan un juicio a Bullrich por mal desempeño en la función pública.

Con el compromiso de mantener la memoria, se lamenta si en octubre hubiera otra movilización en Plaza de Mayo para pedir la aparición con vida de Santiago, porque significa que el Gobierno no dio una respuesta. Rubén sigue, fuerte y con la memoria fresca afirma que “hace once años se levanta todos los días de la cama buscando saber qué paso con su viejo y sigue en esa lucha”. A su vez, concluye: “Es eso lo que me motiva a seguir, la búsqueda del qué pasó y más allá de lo lógico que es estar con mi familia. Pero mi motor es saber qué paso con mi viejo”.

Antes de apagar el grabador, desea dejar un mensaje. El último. Como lo viene haciendo todas las notas. Con sus ojos sin parpadear, su tono de voz sin titubear, lanza un “aparición con vida de Santiago Maldonado, con esto quiero cerrar”, mientras que se sigue preguntando qué pasó con su padre. Se solidariza con la causa porque hace once años su cabeza se pregunta dónde está. En su retina se recrean aquellos mates compartidos con su padre y lo que tiene marcado a piel es ese último saludo.

“Esta vez yo declaré por mis compañeros”, solía decir Julio López. Declaró pero jamás pudo ver la condena de Miguel Etchecolatz, o tal vez sí. No se sabe, pero la bandera la tiene que tomar la juventud que tiene la responsabilidad de hacer circular la información por nuestros compañeros. Por lo que están, por los que estuvieron, por los que no se saben dónde están, por lo que no se sabe que pasó, pero sobre todo, por los que vendrán. Por nuestro futuro construido a partir de la memoria.

Hace once años fue Jorge Julio López, ahora es Santiago Maldonado. Ambos buscados como las cientos de personas desaparecidas y es increíble que siga intentando desacreditar “el caso Maldonado”. Pero no podrán, la memoria que alimenta Rubén hace que el pueblo argentino siga gritando Nunca Más. 

 

Producción: Manuel Fanizza  y Aleja Estada.

29/07/2016

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