Quien podría negar que Europa tiene un gendarme para protegerla de invasiones que ya pertenecen a la arqueología de la memoria. Ese continente se debería hacer cargo de los refugiados que el gendarme da lugar con sus guerras.

Sirios, afganos y africanos, buscan en Europa huir de las hambrunas y de las guerras. Atraviesan fronteras de países hostiles y se lanzan a cruzar el mar Mediterráneo con las acechanzas de un abismo infranqueable.

EEUU preserva su impoluta seguridad. Europa y el resto del mundo son quienes la pagan mezquinamente. Claro que no son santos, porque históricamente esquilmaron a los africanos durante siglos.

Mientras tanto, en el río de la Plata existe desde hace años una corte de aduladores y chupamedias que al recordar con nostalgia su paso por las Universities americanas, muestran su agradecimiento personal ofreciendo y entregando al Imperio patrón mucho de aquello que no les pertenece.

Los norteamericanos hacen uso de una fuerza rectora y autoritaria que rompe la autodeterminación de los pueblos, su autonomía económica y política, e invaden directamente o inciden en la vida de esos pueblos, siempre a su favor, “preservando su propia seguridad”

Décadas atrás las víctimas políticas fueron Salvador Allende en Chile y Jacobo Arbenz en República Dominicana, Y en casos como el chileno, además, sus líderes resultaron víctimas personales que pagaron con su vida-.

Más recientemente, por la intervención de Estados Unidos han caído Fernando Lugo en Paraguay y Dilma Rousseff en Brasil. El espacio político de Cristina Kirchner no logró revalidarse electoralmente. En Venezuela, Nicolás Maduro tambalea.

En Ecuador, Rafael Correa lanza duras críticas contra su sucesor del mismo partido, Lenín Moreno. En Chile muy probablemente en Chile volverá al poder Sebastián Piñera, y la Argentina la gobierna Mauricio Macri.

Este panorama no es circunstancial. Los giros a la derecha recalcitrante es esos países también son producto de la muñeca de los estrategas estadounidenses. Bien dicen como chiste que en los EE.UU. Nunca hubo golpes de Estado porque no hay embajada norteamericana en su territorio.

Para nuestro país, la injerencia de ese Imperio en los asuntos internos ha quedado registrada en la historia y no nos ha ido bien, salvo en 1946, cuando Perón accede a la presidencia pese al desembozado hostigamiento del embajador Braden.

Se movieron para desalojar a un presidente honesto como Arturo Illia porque osó exigir a los laboratorios extranjeros que mostraran la estructura de costo de los medicamentos frente a los altos precios de los mismos, y porque derogó los contratos petroleros con la California Oíl que había firmado su antecesor.

El mundo está en una lucha por la paz. Pero para lograrla, antes los EE.UU. deberían convencerse de que deben vivir en un mundo sin naciones explotadas.